miércoles, 30 de enero de 2019

"Probando en anticipo los vinos de un amigo"


Si bien aún faltan tres meses para que salgan al mercado recientemente en la Cueva tuve la oportunidad de probar los nuevos vinos añada 2017 de la línea Rompecabezas de Finca Beth, el proyecto de mi amigo Enrique Sack que nació hace 8 años.

Dicho emprendimiento al principio fue puramente vitícola para la producción de uvas de alta calidad en Paraje Altamira pero, al poco tiempo, desarrolló dos marcas de vinos que me encantan. Hoy les contaré sobre una de ellas que se llama "Rompecabezas" y es la que cuenta con la conducción enológica del joven Felipe Stahlschmidt.

Una de las novedades es que en ésta cosecha se consolidaron algunas etiquetas en la línea, porque el blend de malbec con cabernet franc que debutó medio de casualidad la cosecha anterior se mantiene, mientras que al mismo tiempo ambos varietales también se podrán disfrutar por separado, y para completar se le suma un cuarto que es un debutante cabernet sauvignon.

Recordemos que el cabernet franc es la segunda vez que se hace, la primera fue en el 2013 y la partida fue tan limitada que pocos lo pudieron probar, en ésta 2017 habrá apenas más y contará con 700 botellas de cabernet franc, 850 de cabernet sauvignon, 1200 de malbec y 4000 del blend, éste último, de entre los presentes en la cata, fue de los más elogiados ya que se destacó por ser algo más contundente en boca.

Los vinos de Rompecabezas podríamos decir que son un contrapunto a 2Km, el otro proyecto de Quique, ya que suelen destacarse por ser vinos con buen volumen en boca, que con los años van ganando en redondés y elegancia, y donde la crianza en madera juega un papel importante en el perfil de los mismos.

Hoy, probando los cuatro vinos juntos, claramente hay un hilo conductor que no se escapa del estilo que nos tiene acostumbrado la línea año a año. Creo que el trabajo con la madera, al ser cada vez más afinado, permite que los cuatro vinos nos lleven a sensaciones bien diferentes, permitiendo expresar bien el varietal y dejando apreciar, por ejemplo en el corte, lo bien que se potencian ambas variedades, o en el caso del cabernet sauvignon las típicas notas especiadas que cuando va a la boca se destaca por su amplitud, amabilidad, frescura y las notas de crianza bien detrás de todo ello acompañando excelentemente integrada.

Al igual que muchos otros vinos del mercado, estos 2017 me mostraron gran potencial, buena madurez, una añada que sabemos que fue muy buena en calidad, aunque Quique suele comentar que mucho de ello en su caso fue potenciado por rendimientos muy bajos, producto de una helada temprana que hizo que perdiera naturalmente más del 50 % de la producción habitual. 

En definitiva, Finca Beth es un pequeño y hermoso proyecto que dentro de su estilo además de ser un fiel representante de Paraje Altamira va creciendo en calidad a paso sólido. No les conté pero Quique mucho antes de ser productor de uvas es un gran amante del vino y seguramente esa pasión y fanatismo fueron fundamentales para los resultados que venimos encontrando en relativamente corto plazo.

Elegir un lugar especial, rodearse de los profesionales indicados, trabajar con precisión sin dejar nada librado al azar, y escuchar siempre antes al corazón que a la cabeza, seguramente sean algunos de los secretos.

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