viernes, 15 de noviembre de 2019

“Un colectivo llamado chardonnay"


Reconocer lugares e interpretaciones es una de las cosas de las que más disfruto cuando me encuentro frente a un vino.
Vinos ricos que caen bien o aspiran a sabores ya conocidos hay muchísimos, pero en lo personal cada vez menos puedo abstraerme de la necesidad de distinguir el aporte que le pueda imprimir un lugar, una cosecha o una persona y, sobre todo, para que lo hagan único.
Voy rápidamente a un cuarteto de vinos que hace muy poquito me permitieron vivir una enriquecedora experiencia. Fueron todos chardonnay que en primicia nos mostraron Alejandro "Colo" Sejanovich y Jeff Mausbach, los mismos pertenecen a la linea "Buscado Vivo o Muerto" que en breve saldrán al mercado.


Muchos conocerán los tintos del mismo proyecto, los cuales ya van por su tercera añada, todas co-fermentaciones a base de malbec de antiguos viñedos del Valle de Uco, que por lo visto "el Colo" conocía muy bien y en su última añada 2015 los dejó plasmados en seis etiquetas.


Pero vuelvo a los blancos, porque siempre suelen ser los malbec los que me ayudan a distinguir con un poco más de claridad los lugares, y en esta oportunidad ese transporte termina siendo "la reina de las blancas", como también se la suele reconocer a la chardonnay.
Recuerdo que no hace mucho más de cinco años evitaba los chardo de alta gama ya que no me sorprendían porque la mayoría solían perseguir un mismo estilo, tenían algo que me aburrían.
Totalmente lo contrario a lo que me pasó hace algunas semanas cuando Mayita, la sommelier que trabaja junto al "Colo", me servía cada uno de éstos cuatro blancos, que si bien además de la cepa tenían varios puntos en común, me llevaron a recorrer un entretenido paseo.
Todos cosechas 2017 y de partidas limitadas, de entre 18 y 20 mil botellas, provenientes de diferentes zonas del Valle de Uco, todos son "cortes de campo" donde predomina el chardonnay, pero como en su mayoría son fincas que ya cargan algunos años, entre 15 y 35, no quita que pueda estar mezcladas con otras variedades como tocai, chenin, semillón y demás.
Sospecho que el “Colo" le resta importancia a esos porcentajes minoritarios, porque creo que todo su foco lo pone en resaltar los lugares, lo que menciono al principio, la interpretación del hacedor.
Interpretación que lo lleva a efectuar diferentes trabajos en la vinificación y crianza, porque al momento de cosecha hay otro punto en común y tiene que ver con evitar maduraciones avanzadas, aquellas que solían llevar fácilmente a los chardos a perfiles más maduros, golosos, a ese manojo de reconocidas frutas tropicales que distinguíamos tan fácilmente una década atrás, que no voy a negar que muchos consumidores lo disfrutaban, pero que como bien sabemos ese estilo poco colabora en diferenciar lo que pueden aportar los diversos terroir, como es en este caso dentro del Valle de Uco.



Vuelvo a los cuatro "Buscado VOM Chardonnay", y les comentaré de qué sitio provienen y cuáles fueron las prácticas que persiguió el “Colo" para que se resalten ciertos perfiles y que yo los pudiera reconocer y disfrutar, y a pesar de mis limitaciones como catador me permitieran que desde la mesa de un restó en Palermo, durante 60 minutos de un miércoles al medio día, me pueda transportar a diversos terroir del Valle de Uco.
Es en esa región donde al extremo sur se encuentra "Las Pareditas", zona de clima muy frío, donde a la fruta muchas veces le cuesta alcanzar una buena madurez, de clima extremo podríamos decir, la cual precisamente por su ubicación lleva como nombre "El Limite".
Correctamente elegido para comenzar este viaje, y a pesar que el calificativo de austero le caería justo, me gustaría combinarlo con sutilezas y excelente balance entre fruta, frescura y algunas notas salinas.
Si pretendés un blanco que rápidamente te impacte con potencia o volumen claramente no es éste, pero si buscas uno de esos para disfrutar con tiempo, por botella entera, con muy pocos hielos en la frappera para que la temperatura intencionalmente vaya subiendo a la par que crecerá su expresión y seguramente a medida que el nivel del vino vaya descendiendo, así de igual manera que muchas veces nos pasa con los tintos, estoy seguro que el último sorbo será el mejor de todos.
Tanque de acero, nada de madera ni cemento, y sobre todo evitar la fermentación maloláctica, ya que cualquiera de esos últimos le encubriría el carácter afirma Jeff, y le doy la derecha.
Arrancamos bien, porque el anterior ya me llevó a sabores que me dejaron pensando, y con las ganas de terminarme la botella como les dije, pero fueron dos copas solamente hasta que Mayita nos presenta el siguiente vino y es el proveniente de "Los Arboles", ahí bien cerquita del río Las Tunas, por tal motivo en la etiqueta se lo identifica con ese nombre.
Desde hace un tiempo cada vez que pruebo vinos de "Los Arboles" encuentro una amabilidad especial en boca, redondez que posiblemente tenga que ver con el producto de un suelo más profundo, donde predomina la arena, y el calcáreo poca presencia tiene.
El recipiente elegido para su vinificación y crianza fue el huevo de concreto, el cual colaborará al redondeo, también a ganar graso en boca sin riesgos, porque la buena acidez con la que nació este vino lo equilibra evitando que tienda hacia lo untuoso o mantecoso, esos dos últimos descriptores, recuerdo, que tanto me aburrían hace una década atrás.
Para resumir, poseedor de una fruta que facilmente la puedo relacionar a la variedad y esa amabilidad en el paso por boca que suelo distinguir en Los Árboles y creo que es bueno tenerlo en cuenta al momento de recomendar un vino, sobre todo si es a un paladar más clásico o que simpatiza con lo más tradicional.
Qué bien que venimos, fuimos para un lado, para el otro, y ahora es ansiedad por continuar probando, y sobre todo cuando me enteré que seguía en el turno Gualtallary, posiblemente el que más fácil distingamos por su carácter salvaje, atrevido, y un “Colo” que le da una acertada vuelta de rosca a mi humilde parecer.
Si había uno de los chardonnay que por su intensidad podía tolerar más la crianza en barrica y un inicio de maloláctica, sin que éstos opacaran su carácter era éste, que es identificado con el nombre de "El Cerro" y proviene de una finca relativamente joven (15 años) también de un suelo arenoso pero con mucha más calcáreo en la piedra, de una finca ubicada en Tupungato Winelands.
Claramente es el que mayor potencia tiene, el más amplio en boca, el que la llena. La fermentación en barrica de 500 litros colaboran a una madera súper bien integrada, que pareciera que haya domado al vino permitiendo igualmente en todo momento dejar translucir su origen, aquel consumidor que busca un vino con más cuerpo, intensidad, tonos de crianza, seguramente éste será el indicado.
El orden hasta aquí el perfecto, imagino que estos tres chardonnay podrían haber resultado ideales para acompañar un menú por pasos.
Sin saber su origen me pregunto ¿cómo será el cuarto?
Y cuánto me hubiera equivocado si pensaba que lo lógico hubiera sido seguir creciendo en potencia o volumen.
Me dejé llevar, pero cuando Mayita me dice que se trataría del proveniente de San Pablo, juro que me lo empecé a imaginar. Las veces que me tocaron probar exponentes de malbec bien representativos de esta región coincidieron en frescura, soltura, vinos que recorren la boca a lo largo, que cuando ingresan fluyen con facilidad, con algunos tonos aromáticos que me recuerdan a hierbas frescas y en el caso de este chardo además algunos destellos cítricos también, sensación refrescante que me encanta.
Una crianza que si bien combina barrica, huevo y apenas un poco de maloláctica nada empaña la personalidad que tiene este vino, otro que me vuelve a dejar pensando, que quisiera tomar por botella, sacarle la ficha a cada grado mientras asciende su temperatura, "La Verdad" se llama la finca, y la verdad que este paseo para seguir conociendo los diferentes lugares del Valle de Uco, pero esta vez a través del chardonnay, estuvo de maravillas.
En lo personal disfruto mucho de aquellos blancos que se pueden beber algunos grados de temperatura más arriba, "El Limite" y "La Verdad" creo que son los que mejor se adaptan a mi gusto, eso no quiere decir que haya otros consumidores que precisamente sean "El Cerro" o "Las Tunas" el tipo de chardonnay que más vayan a disfrutar.
Hace algunos años hubiéramos hablado de un chardonnay de alta gama de Valle de Uco, hoy a través de un productor podemos hablar de cuatro y realmente diferentes.
¿Hasta donde podremos llegar con este ritmo? si pensamos en la riqueza, diversidad de nuestro país e inquietud siempre en ascenso de nuestros productores.
Hoy el colectivo que me llevo de paseo le tocó ser "chardonnay", quien lo supo conducir el “Colo", un chofer con innegable experiencia, sobre todo cuando de reconocer lugares se trata.
Gracias Javo de vinoteca Belmondo por las fotos.

martes, 5 de noviembre de 2019

#AWBFincas "Alto Los Cuises"




Finca Alto los Cuises es una de las fincas más bonitas y especiales que conocí en mi vida, por ello es la que elegí para la nueva movida organizada junto a Argentina Wine Bloggers, que se llama #AWBFincas donde cada uno de los miembros del grupo se ocupará de elegir una para profundizar sobre ella y relacionarla con los vinos que nacen en la misma.

Hace poco tuve oportunidad de recibir en "La Cueva" a Lucía Romero, directora de la bodega El Porvenir de Cafayate, con el objetivo de hacer una degustación completa de "Laborum de Parcela"; una línea relativamente nueva y que podemos decir que se la distingue por reflejar en sus vinos una viticultura que se enfoca precisamente en resaltar lugares. La misma actualmente la componen siete etiquetas, dentro de las cuales hay un chardonnay y un malbec, justamente ambos provenientes de esta finca sobre la que les quiero contar.

Y fue también Lucía quien confirmó, ni bien se presentó y comenzó aquella charla, que es una de las fincas preferidas de su familia.


Ubicada sobre la Ruta 40, a la altura del Km 4335, a 7 Km de Cafayate; si uno se dirige hacia el sur, se encuentra sobre la margen oeste, metido en la quebrada del Río Seco y a una altura de 1850 msnm. 



Con una superficie de no mucho más de 2 hectáreas, que la familia descubrió luego de haber adquirido una extensión amplia de terrenos, es un verdadero oasis ya que al estar rodeado por las paredes de los cerros se concentró un micro-clima muy especial, que colaboró al desarrollo de una vegetación atípica, no autóctona, ya que fue plantada por los antiguos propietarios, entre la que podemos encontrar sauces, palmeras, higueras, ceibos y otros árboles que han prosperado, generando un escenario increíble además de tener  una privilegiada vista al Valle Calchaquí.

El viñedo está ubicado sobre terrazas, seguramente construidas por los Diaguitas, uno de los pueblos originarios que habitaron el noroeste argentino hace más de 400 años, y conservando aún rastros de la agricultura de aquella época, porque se pueden encontrar pircas, empedrados, morteros y canales de riego, todo utilizado por los originarios para su propio cultivo de subsistencia.

Sobre esas pequeñas terrazas, plantadas en vaso, hoy podemos encontrar malbec, chardonnay y petit verdot; sobre un suelo mayormente de roca combinada con una parte mucho más pequeña de arena y limo,  y con mucha presencia de piedra entre cada planta.

El cuidado de la finca es de manera artesanal, y está a cargo de Santos Canavides, quien es el que poda, desmaleza, y conduce a través de piedras el agua para alimentar las terrazas, la cual baja desde la montaña por las acequias.




Ya sobre la base del cerro, pero a una altura de 1700 msnm se encuentra la finca Alto Río Seco y es en donde nace otro de los malbec que componen la misma línea.

Quisiera no desaprovechar la oportunidad que nos brindó la cata para comentarles las diferencias entre los vinos provenientes de cada uno de los lugares.

Los vinos que probamos fueron Laborum de Parcela Alto Río Seco Malbec 2016, Laborum de Parcela Alto Los Cuises Malbec 2017 y Laborum de Parcela Alto los Cuises Chardonnay 2018.




En ambas fincas hay alto porcentaje de roca, en Los Cuises al estar más arriba (1850 msnm), los tamaños de las mismas son algo mayores y tienden a ser de aristas más afiladas, mientras que en Alto Rio Seco al estar a menor altura además de ser más chicas sus cantos son más rodados.
Esas diferencias de tamaño y forma en la piedra no son relevantes al momento del producto final, pero sí lo son los sistemas de conducción en cada finca y sobre todo el micro-clima especial que reina en Alto los Cuises, con una uva que madura más lentamente producto de tener más tiempo de sombra por estar rodeada de cerros y de noches más frescas resultado de la mayor pendiente, siempre en el marco de una terruño único como detallábamos al comienzo.

Pero fue Daniel Guillen, ingeniero agrónomo encargado de la finca, quien hizo hincapié en el sistema de conducción - en Alto Rio Seco es espaldero, mientras que en Alto Los Cuises es en vaso (gobelet), plantado en alta densidad, el cual por la gran competencia que se genera entre las plantas da naturalmente una muy baja producción por hectárea, produciendo un grano de piel mucha más fina, que luego se traducirá en un vino más delicado y elegante, mientras que en la finca que está más cercana a la ruta, al tener más exposición y suelos con un poco más de componente de calcáreo, el grano es algo más pequeño y de piel bastante más gruesa, la cual luego otorgará un vino más robusto y corpulento.

En Los Cuises, al estar tan pegado a la montaña, la sombra impacta diferente sobre dos sectores del viñedo de malbec, uno por tener más exposición al norte y otro al sur. Paco Puga, enólogo principal de la bodega, aprovecha y los vinifica por separados en huevos de concreto para luego blendearlos y llevar una parte de ellos a crianza en barrica de 500 litros. 




Cuando en la degustación junto a Lucía comparo ambos malbec, encuentro al de mayor altura más fresco, algo más fluido y con algunos atractivos tonos aromáticos herbales que me recuerdan a un perfil más salvaje, mientras que el proveniente de Alto Rio Seco a diferencia, lo percibo algo más maduro, más cercano a la concentración que uno espera en los vinos del NOA. Fue lindo percibir con tanta claridad este contra punto entre ambos vinos. 

No hay mucho chardonnay en Salta, pero es justamente en Los Cuises donde nace uno de ellos, su primera añada fue en el 2015, normalmente se cosecha a principios de febrero, es elaborado en tanque de acero y mientras el que probamos se crió en barrica de 225 litros, nos anticipa Lucía que las nuevas añadas se fermenta y cría en barricas de 500 litros para que la madera impacte menos.

El cierre de esta nota coincidió con la llegada al mercado de la nueva añada de Parcela Alto Los Cuises Malbec 2018 y un viaje a Cafayate junto al grupo del "Mr.Wines Tour" con motivo de la edición N°13 del CoProVi, evento que se organiza todos los años para la misma época en la región.

Con lo cual me gustaría compartirles algunas impresiones sobre la 2018.

Las mismas me confirman la dirección hacia donde eligió su hacedor, frescura, fineza, nitidez, elegancia, pero ante todo identidad.

Porque si bien Los Cuises y Alto Rio Seco están a muy pocos metros, de hecho recientemente cuando aprovechamos para visitar ambas fincas, fue tener que caminar menos de 20 minutos entre una y otra, se nota que hay un intérprete que respeta lo que dice cada lugar, en este caso a través del malbec, y es sumamente enriquecedor no solamente para nuestro paladar, sino también para nuestra cultura del vino.

Paisajes, aromas, clima, la sensibilidad de las personas, aquellos mismos que se pueden percibir cuando se visita una finca, que gran placer cuando también se los encuentra al momento de descorchar una botella.

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