viernes, 4 de octubre de 2013

“Nuevas historias en Passionate Wine”




Hace algunas semanas Matías Michelini llegó expresamente a Buenos Aires para presentar, en una serie de degustaciones, algunas nuevas etiquetas y añadas de Passionate Wine. Tuve la suerte de estar presente en uno de esos encuentros, el que se realizo en Ozono Drinks especialmente para miembros del grupo FLT.



A continuación, la lista de vinos degustados; luego, un breve comentario sobre cada uno de ellos, algunas conclusiones generales y una reflexión personal.

Inéditos Semillón Hulk 2013
Montesco Verdes Cobardes 2013
Montesco “Agua de Roca” Sauvignon Blanc 2013
Montesco Punta Negra Pinot Noir 2012
Esperando a los Bárbaros Malbec 2012
Diverso Syrah 2012
Diverso Merlot 2012
Eterno Retorno 2012
SuperUco 2011
MalBon 2011

Lo primero que tengo para decir del Hulk 2013 es que me resultó tan simple y fácil de beber como su primera edición, aunque a ese 2012 lo recuerdo con más fuerza en boca, y aquella virtud me daba cierta sensación de longevidad, mientras que a este 2013 no lo siento tan así. Creo que lo mejor será disfrutarlo sin pensar demasiado, aunque me sigue intrigando la evolución que pueda tener en botella; será cuestión de tiempo y volver sobre él.


De todas las novedades, uno de los que más dará que hablar es el Verdes Cobardes. Se trata del primer año de este corte que combina 43% de Sauvignon Blanc, 35% de Semillón, 12 % de Viognier y 10% de Chardonnay. Lo considero un acierto en todo sentido: es fresco, posee complejidad, es equilibrado y muy agradable de beber; es ideal para quienes aún nunca probaron un blanco de Passionate. Sin ser tan extremo como quizás sí lo son el Agua de Roca, el Torrontés Brutal o el Hulk, el Verdes Cobardes no disimula el sello Michelini y todo el carácter “tupungatino”. Su precio sugerido de 75 pesos por botella lo hace muy competitivo. En cuanto los consumidores empiecen a descubrirlo, estoy seguro de que las 3.000 botellas volarán rápido.

Recién mencioné al Agua de Roca, y en este 2013 percibo cierta elegancia que empieza a asomar y que creo que no tuvieron añadas anteriores; Matías lo relaciona con el clima frío del final de cosecha y una maduración más lenta que la habitual. Como todavía lleva poco tiempo de botella, sus aromas aún no están desarrollados a pleno, pero su carácter en boca –de igual manera que en las añadas anteriores– es inconfundible. Considero este atributo como algo valioso: un seguidor a ciegas probablemente sospeche de qué vino se trata. En esta nueva versión, además de diferentes momentos de cosecha, también combina diversos tipo de vinificaciones: como por ejemplo maceración carbónica, fermentaciones/maceraciones varias, con y sin escobajo. Podemos decir que también es como un blend de elaboraciones. En definitiva, sumar más variables en busca de mayor complejidad, un trabajo que se percibe al degustarlo con sutiles matices. Ese valor agregado marca la diferencia.



Al Punta Negra, este pinot noir que su versión 2011 me había encantado, hoy lo encuentro con una vuelta de rosca e igual de interesante, con casi nula presencia de aromas a la madera del tonel, pero otros muy sutiles que recuerdan a frutas ácidas y frescas (frambuesas). En su largo paso por boca mantiene esa “finura y tensión” en el recorrido. Pienso que es un estilo de pinot bastante lejano a los que estamos acostumbrados por estos pagos; algunos de los presentes hicieron saber que les recordaba al estilo de los de Borgoña. Según Matías, a diferencia del 2011, hubo un momento de cosecha intencionalmente más temprano, y un tonel que al ir por un segundo uso cedió mucho menos aromas que en la primera versión.

No faltó la que será “figurita difícil”: Esperando a los Bárbaros, un malbec de Casablanca (Chile), que imagino casi imposible que lo tengamos por nuestro país. Su elaboración fue en tinajas de barro, similares a las ánforas utilizadas por los romanos hace miles de años. Otro atajo de Matías para escapar de la estandarización volviendo a los orígenes más lejanos. Un tinto directo, que avasalla con su fruta fresca; en boca, afilado y cada vez menos impetuoso. Esta fue la tercera oportunidad que lo pruebo en el último año, y cada vez lo comprendo y me gusta un poco más.



Le llegó el turno a una nueva línea que se llamará Diverso –por ahora hay un merlot de El Peral y un Syrah de Gualtallary–. Esta línea es especial por varios motivos. En primer lugar, reunirá a toda la familia (esposa e hijos) en el proceso total de producción. Además, en ambos casos los viñedos son ecológicos, su elaboración es enteramente en huevo de concreto, con levaduras indígenas y con la menor intervención posible. Voy a hablar del syrah, ya que es de los vinos más interesantes que bebí en el último tiempo. Combina una fruta que, sin dejar de ser fresca, está en un hermoso punto de maduración, con tonos minerales; su comportamiento en boca posee cierto costado salvaje, pero principalmente creo que lo que posee es un alma especial, que al menos a mí me enamoró. Un vino que es diferente; seguramente ello se deba a una auténtica expresión del terroir de esa pequeña finca pegadita a la Casa de comidas Tupungato Divino en Gualtallary.



Otra de las “sorpresas grosas” de la noche fue el Eterno Retorno, un bonarda 2012 que fermentó y lleva más de un año en barrica nueva. Al degustarlo, su fruta tiene todo lo necesario –y más– para sostener la fuerte presencia del roble. Hasta el momento nunca había imaginado un bonarda con tanta presencia de madera y tan bien ensamblada. Según Michelini, el secreto para que esa materia prima sea tan especial está en el equilibrio y el rendimiento natural del parral de más de cuarenta años de donde proviene la uva. Otra aclaración, es el mismo bonarda que se utiliza en la composición del MalBon, de donde previamente se separó una barrica para el Eterno Retorno. Bajo el mismo concepto, acompañando al mencionado bonarda, habrá también un varietal malbec, el otro componente del MalBon. Desconozco si saldrá con el mismo nombre, pero entiendo que su precio se ubicará por debajo del mencionado tope de gama.



Otro lujo fue probar el nuevo MalBon 2011. Para quienes tienen presente aún el 2010, éste también les tapizará el interior de la boca con todos los atributos que uno le pide a un vino de alta gama, aunque a este nuevo lo encuentro más fresco en su paso, con una concentración y una soltura muy bien asociadas. Opino que el sutil cambio es positivo. También será menor la cantidad de botellas disponibles para el mercado interno y su precio aumentó considerablemente, creo que el 2011 estará $ 500.

Si bien hasta ese momento a la cata no le faltaba nada, porque hubo novedades, diversidad y sobre todo mucha calidad, Michelini siguió sorprendiéndonos, esta vez con el SuperUco 2010, ese blend de Malbec con Cabernet Franc, perteneciente al proyecto Michelini Bros, que lleva en sociedad junto a sus tres hermanos. Del mismo podrán disfrutar quienes se encuentren entre las únicas cien membrecías disponibles, yo ya me aseguré la mía. Próximamente habrá SuperUco Vistaflores y SuperUco Altamira. Vinos modernos, de buena concentración, ante todo frescos y con todas las intenciones de ser fieles representantes de los mencionados terroir.



A pesar de la diversidad en los vinos, encuentro ciertos denominadores comunes que de a poco quedan cada vez más resaltados. El primero de ellos tiene que ver con aquellos vinificados en los huevos de concreto, que poseen una textura especial en boca, aportan mayor amplitud, la llenan pero con unos taninos diferentes a los que aporta la madera. Aunque me cuesta definirlo claramente ahora, estimo que en poco tiempo sabremos identificarlos o reconocerlos a ciegas.


Otro punto para destacar es la tensión o vivacidad que muchos de sus vinos poseen en el paso por boca. Hoy es uno de los atributos que más me gusta encontrar cuando los bebo.
No importa si es tinto, blanco o rosado, pero siempre estoy esperando esa vibración, esa energía sobre mis papilas, mucho antes que el batallón exagerado de aromas. Así lo vivo yo, por eso muchas veces logra dejarme más satisfecho un vino “franco, equilibrado y sencillo” que uno “power que puede superar cómodo los 90 puntos”. Esta postura personal puede dar para una larga discusión, pero actualmente como consumidor de vinos disfruto de ello; hace dos años era diferente, hace cinco ni hubiera pensado en ello, hace diez no quiero ni recordar cómo era mi gusto. Tampoco creo en lo atractivo si no hay evolución, crecimiento, por eso seguramente dentro de dos años esta postura personal vuelva a cambiar, tal vez no de modo radical, pero variará seguramente algo, o al menos eso espero.



Si al comienzo hablé de “nuevas etiquetas” de Passionate, vale aclarar que en realidad se trata de algo más que excede a la palabra “etiquetas”. Disfruto de cada vino como una nueva pequeña historia, a su vez “porcioncita” de una gran historia que es Passionate Wine, de la que no quiero perderme nada, donde todo tiene relación con todo, y siempre hay algo que me va a sorprender. Por un lado, conocer tanto algo es importante siempre y cuando uno le siga brindando tiempo y atención, y, sobre todo, mantenga intacta la capacidad de sorprenderse a cada momento. A veces, la ansiedad nos lleva a, por ejemplo en el marco de una cata a ciegas, agarrar una botella y en tres minutos intentar entender algo. Pues bien, en ese contexto el Malbon o el futuro Eterno Retorno posiblemente respondan rápido, pero hay doce vinos más, doce “capítulos” más, que también tienen cosas para decir, y que requieren su tiempo y atención. Al igual que una buena película, una lectura atrapante, una charla, una sabrosa comida, un momento de reflexión o un silencio, siempre se van a disfrutar mucho mejor cuando uno les brinde el tiempo necesario y la atención especial.

La misma degustación según mi amigo Ariel Kulas AQUI

4 comentarios:

  1. Como dije en la nota de Ariel, los vinos de Michellini me dejan sensaciones raras, a veces los amo y otras me parecen que se pasan de lo extremo. Otro tema es el precio, siguen pareciéndome elevados.
    Más allá de eso, me parece sano que haya tipos así, que se la jueguen. Debería haber más.
    Abrazo

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    1. Ariel, concéntrate en los que amas.. a medida que pase el tiempo serán cada vez más los que te gusten.. Con respecto a los precios, es una variable importante a considerar, pero no la más importante.. lo que para vos puede ser caro o barato, para otra persona puede ser exactamente lo opuesto.. entonces que hacemos??? quién tiene razón??...

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  2. Como le dije a Ariel aplaudo la diversidad Matías pero a veces hace experimentos que no me gustan nada como el Hulk y el Bonarda Pura. Por otra parte pienso que el enólogo debería tener un hilo conductor para forjar su estilo no?.
    Salute

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    1. el estilo precisamente es la libertad.. un buen músico puede interpretar diversos géneros y transmitirte emociones con cualquiera de ellos.. precisamente me da placer la sorpresa que me genera, o la ansiedad por conocer su próxima improvisación...saludos

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