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viernes, 7 de julio de 2023

#LaCuevaVisitaSanJuan 2023

 



La Cueva Visita San Juan 2023

Si bien San Juan, con el 18% de la producción, es la segunda provincia productora de vinos más importante después de Mendoza, cuando pienso en las etiquetas de vinos que suelo probar y discutir con mis colegas, no creo que tenga el mismo protagonismo que tiene a nivel nacional con ese porcentaje.
En general, en mi radar, Mendoza ocupa la mayor parte, seguida por una porción considerablemente menor del norte argentino, San Juan y la Patagonia en menor medida, y el resto de las regiones con una presencia mínima pero suficiente. Dentro de este último grupo se encuentra Córdoba, que posiblemente se despegue en cualquier momento, ya que su crecimiento en los últimos años ha sido constante.
¿Por qué San Juan, al menos desde mi perspectiva, no tiene el protagonismo que reflejan las estadísticas?
Una posible respuesta podría ser que gran parte de la producción se destina a vinos de mayor volumen y menor precio, los cuales no suelo buscar con frecuencia. Otra explicación podría ser que parte de esa producción se utiliza para abastecer bodegas en otras provincias y no se declara, o bien para vinos de traslado. Estas podrían ser algunas de las razones, pero no tengo datos que lo confirmen.
Sin embargo, lo importante ahora es que, desde mi humilde posición, he comenzado a percibir un crecimiento en la provincia, al menos en el tipo de vinos que más me interesan. Además de descubrir nuevas etiquetas y escuchar hablar más sobre diferentes regiones, puedo distinguir vinos con perfiles diversos, y observar como algunas grandes bodegas indican en sus etiquetas si la uva proviene de una región específica de la provincia. Estas son todas señales positivas que indican que algo está cambiando.
Hace algunos años no hubiera considerado a San Juan como un destino para mi tour de vinos de la cueva; efectivamente desde el 2016 lo hice en reiteradas veces con destinos como Mendoza y los Valles Calchaquíes, esos viajes fueron reconocidos en las redes como #MrWinesTour.
Pero en este año 2023, sentí que era el momento de explorar los vinos de la provincia y capturar como me gusta decir la primera foto panorámica, porque estoy seguro de que cuando tome la segunda en tres o cuatro años, todo será aún mucho mejor.
Es importante mencionar que todas las conclusiones que compartiré será simplemente la opinión de un pequeño vendedor de vinos de Buenos Aires, que reunió a 26 entusiastas del vino y en solo 4 días se entrevistó con 27 productores de la provincia. En el recorrido se visitaron 13 fincas distribuidas en diferentes valles (Ullum, Tulum, Zonda, Pedernal y Calingasta) y se probaron mas de 160 vinos. Además, continuamente intercambiamos nuestras apreciaciones entre los 26 compañeros de viaje.
¿Por dónde empiezo? La lista de vinos es larguísima y la de regiones más acotada. Intentaré resaltar algunas cuestiones sobre cada una de ellas, relacionándolas con los productores entrevistados. Y si alguien duda de mi fórmula (4x27x160), es importante que sepa que, en los casos en que no teníamos tiempo durante el día para visitar a los productores, los convocábamos por la noche en nuestro hotel para charlar y probar sus vinos. Las previas de nuestras cuatro cenas se convirtieron en catas. Coincidieron en esos encuentros siempre pequeños productores.

Día I

El recorrido incluyó Ullum, Tulum y Zonda. Nos acompañó Marcelo Onofri como guía. La primera parada fue en 907 Wines, una hermosa bodega que está a punto de inaugurar. Además de ser productores de uva, Marcelo se encarga de la enología. Les recomiendo visitar este lugar cuando esté listo, la vista, la arquitectura y el diseño están en armonía con los vinos, que han tenido un excelente comienzo para ser un proyecto nuevo.
La segunda parada fue en Tulum, donde visitamos Merced del Estero, una bodega con varios años de historia. A pesar de tener una amplia y sólida selección de vinos, pudimos probar algunas muestras más innovadoras del 2023. Esto demuestra su intención de prestar atención a las demandas del mercado y cautivar a nuevos consumidores. Utilizan principalmente la fruta de su propio viñedo, ubicado frente a la bodega. Para algunos de sus vinos de gama alta, combinan esa fruta de Tulum con uvas de El Pedernal. Marcelo también es el enólogo y está en ese cargo desde hace 22 años.
Nuestra última visita fue a Bodega Xumek (BX) en Zonda, también a punto de inaugurar y con una extensión de terreno considerable. Su dueño, Ezequiel Eskenazi, nos recibió y nos contó sobre la propuesta que están desarrollando para el turismo, tiene que ver con una reserva natural, donde integra los viñedos con la flora y fauna autóctona, y un parque temático con esculturas de importantes artistas plásticos argentinos, todo a gran escala. Me vino a la mente Bodega Colomé, donde la visitan tanto el turismo del vino como los interesados en el arte, seguro será una propuesta única que cuando esté lista sumará mucho a la región.
Xumek cuenta con una finca especial llamada "Paraje La Ciénaga" (PLC), ubicada a 1400 metros sobre el nivel del mar. Lamentablemente, no pudimos visitarla debido a la falta de tiempo, aunque su enólogo, Daniel Ekkert, me había insistido en que conociera ese lugar. Debido a su clima muy frío y su entorno natural, esta finca posee condiciones únicas que contribuyen a producir vinos muy especiales. Desde la cosecha del 2022, todos los vinos de Xumek provienen de PLC, y desde el 2021, ya vinifican en su nueva bodega, ya que antes lo hacían en una bodega externa. Con esos dos avances, me animo a decir que debemos prestar atención a los futuros vinos de BX. Probamos algunos Malbec y Syrah del 2023 en tanques, y nos sorprendieron gratamente!
Lamento tener que ir un poco rápido, pero esa noche teníamos tres productores esperándonos con sus vinos. Marcelo Onofri, en esta ocasión nos presentó su proyecto personal Violinista Wines, etiquetas bastante reconocidas por los cueveros. Gran parte de las uvas que utiliza provienen de Tulum, una zona naturalmente más cálida. Marcelo suele trabajar con dos puntos de cosecha para lograr diversos componentes, que luego mezcla para obtener frescura con el aporte del más temprano, lógicamente. Para su Cabernet Franc Gran Reserva, utiliza uvas 100% de Pedernal. El segundo expositor fue Nico Ferreyra de "Tres Pira 2", quien presentó dos etiquetas con uvas provenientes de Calingasta y La Ciénaga (Zonda). Encontré sus vinos con un perfil fresco y algún recuerdo a hierbas. Creo que es un proyecto muy nuevo y veo un buen comienzo en su propuesta. El último de la noche fue Ricardo Roma, enólogo de "San Juan de la Frontera", un portfolio que combina uvas de Tulum y Pedernal, con un estilo algo más clásico y sospecho que mas enfocado al mercado externo.
Dejaré más conclusiones al final de la nota. Nuestra cena terminó cerca de la medianoche, y la segunda jornada nos citaba a las 8 AM en la combi de "Willy el Picante", el conductor de los cueveros. Nuestro destino sería el Valle del Pedernal, y el tiempo estimado de viaje sería de aproximadamente dos horas y media.

Día II

A las 10:30 AM, nos encontramos con Pablo Gómez Sábatie, ingeniero agrónomo a cargo de Fuego Blanco (FB), el proyecto de la Familia Millan (MDZ) en San Juan. Nos acompañó Felipe Azcona de Elefante Wines (EW), y aunque desde San Juan son 90 km, la última parte del camino tuvimos que recorrerla a baja velocidad debido a las condiciones del ripio.
Con una introducción impecable de Pablo sobre la región, probamos todo el portafolio de vinos de FB. En general, encontramos una frescura adicional en comparación con los vinos que probamos el día anterior. Aunque Pedernal suele producir vinos con mucho carácter, concentración natural y una mezcla que combina hierbas con cierto toque salvaje, encontré que varios de ellos eran más moderados en intensidad y lograban ciertas sutilezas que me encantaron. Vale la pena destacar que próximamente lanzarán un vino de alta gama llamado Elodia, un Malbec 2019 proveniente de una viña en cabeza con rendimientos muy bajos. Es un vino que tiene mucho que decir en boca a través de su fina textura y creo que dará mucho que hablar.
Hay un vino que no fue probado en el viaje, porque la bodega que lo produce se encuentra en Mendoza, pero lo elabora precisamente con fruta proveniente del viñedo de FB. Es el BenMarco Sin Limites El Pedernal de Susana Balbo Wines, en mi opinión siempre un gran representante de la región y de la belleza del paisaje que terminábamos de visitar. La elaboración de esa línea de vinos esta a cargo de Edy del Pópolo; no quería dejar de mencionarlo, porque además fue Edy el viticultor que en el año 2013 la familia Millán contrató para el armado de la misma.
Como anticipamos, el viernes nos esperaba el "Pedernal Full Day". Nuestra segunda parada fue en una finca vecina llamada "La Yesca", donde nos esperaba Juan Ignacio Arnulphi, enólogo de Finca Las Moras, y su equipo técnico. No escatimaron en brindarnos información sobre la finca, su armado, y todos los detalles previos a la degustación de los vinos que actualmente están a la venta. Entre mis favoritos se encontraron el Demencial Pinot Noir(PN) 2022, que combina una crianza de foudre y concreto, y anduvo muy bien! Tengo en el radar tres PN del Pedernal hasta ahora, todos buenos exponentes, interesante que esa variedad que nos seduce tanto, también se pueda desarrollar bien en este terroir tan especial. Otro al que le disparé elogios fue el Paz SB 2022, un blend de tres cuarteles con perfiles diversos. También me había gustado mucho el Sauvignon Blanc de FB, y recuerdo que Elefante, el próximo productor con quien nos reuniríamos, también tenía un Sauvignon Blanc 22 excepcional. Tomé nota de todo ello, aunque es importante mencionar que esta cepa no suele enamorarme, ya que los aromas primarios cuando son muy intensos tienden a cansarme.
A pocos metros, nos esperaba Finca El Durazno, también conocida como "La Pepsi", es la más antigua del Pedernal. Hace casi 30 años, dos ingenieros, uno de ellos Tomás Hughes (Padre), plantaron variedades tintas de ciclo largo en esta zona en particular tan fría. Hoy en día, hablamos de este lugar por lo especial de sus condiciones, y con 300 hectáreas de viñedos plantados, dentro de un área adquirida de 44000 has, debemos reconocer que son verdaderos pioneros si consideramos el mapa de los vinos de alta gama argentinos de aquel entonces. No dudé en contactar a Tomás para que nos cuente un poco sobre los inicios de esta aventura. "Cuando llegué a Pedernal, me enamoré inmediatamente", dice Tomás. "Sus condiciones me recordaron a algunas zonas de mayor altitud en el Valle de Uco: suelos pobres y un clima frío. Para evitar las heladas, decidimos ubicar las vides en las laderas empinadas de los cerros, mientras que en las áreas más bajas plantamos nogales, ya que estos brotan aproximadamente un mes más tarde".
De aquellas hectáreas originales, con el tiempo adquirieron terreno para sus fincas: Salentein, Peñaflor y Familia Millán.
Volviendo a la finca, históricamente se caracterizaba por proveer uvas a grandes bodegas, que las utilizaban en sus producciones. Desconozco cuál era su destino final o las etiquetas específicas, ya que tampoco se comunicaba mucho al respecto.Sin embargo, con el tiempo, Felipe y su compañera Juliana Rauek de EW, lograron conseguir algunas hileras o pequeñas parcelas para vinificar, y a través de esas acotadas producciones, pudimos empezar a ver reflejada la personalidad de este lugar en sus vinos.
Desde hace un par de años, he estado siguiendo a Elefante y realmente me gusta lo que hacen, tanto en términos de elaboración como de comunicación. Han sabido adoptar la identidad de la región, lo cual considero muy importante en mi opinión. Durante este viaje, pudimos probar algunos vinos en primicia, y destacó un rosado de Merlot que fue excepcional, así como el Pinot Noir 22 y Malbec 21 no se quedan atrás tampoco.
Cuando visitamos El Durazno, estaban presentes el ingeniero Marcelo Bernal y Diego Artigas, este último es el enólogo me comentó que en 2023 habían realizado cuatro microvinificaciones de Malbec provenientes de diferentes sectores, y se comprometió a compartirlas con los "cueveros" para seguir comprendiendo el potencial del lugar.
El tiempo es tirano, tanto en el viaje como en esta entrada del blog que parece estar siendo bastante extensa. Aún nos quedaba una última parada en Graffigna Yanzon (GY), una finca, posada y bodega, un lugar hermoso para hospedarse en Pedernal (anotálo en tu agenda). Allí cerquita hay otro lugar llamado "La Guarida del Malbec" que también ofrece alojamiento, una pequeña viña y vinos, pero no tuvimos tiempo de visitarlo en este viaje. Sin embargo, varias etiquetas que probamos se proveen con uvas de allí, como Camuñas con Paco Puga, quien está por lanzar su segunda añada de "San Juan por mi Sangre", y el Malbec Gran Reserva 2020 de J.P. Ripalta, que también probamos y se encuentra en un gran momento.
Volviendo a GY, allí nos esperaba Santiago Graffigna. Además de mostrarnos el lugar, nos contó la interesante historia de su familia en la región. Probamos sus vinos Don Duilio, que tienen un estilo algo más clásico, y se venden principalmente en la posada, donde, por cierto, disfrutamos de una deliciosa comida.
Aprovechamos el ambiente acogedor en GY para programar dos degustaciones más, la primera la de un proyecto muy pequeño llamado Valdencanto, y la segunda la de una marca muy reconocida como es Pyros, que desde sus inicios ha promovido siempre la región gracias a la comunicación y calidad de sus vinos. Como mencionamos al principio del viaje, todos conviven en esa foto panorámica que estamos armando.
Valdencanto utiliza frutas de la finca de GY y de una finca vecina para elaborar sus vinos. La enología está a cargo de Giuseppe Franceschini, y uno de los socios del proyecto, Santiago, fue quien nos presentó sus vinos. Tienen muy pocas etiquetas y todas son producciones muy limitadas. Destacó un corte de blancas co-fermentadas, que se encontraba en un gran momento y seguramente tendrá una larga vida en botella. Para que se hagan una idea, está a la altura de los blancos a los que "el tano" nos tiene acostumbrados. Para la segunda parte fue Paula González (La Pupi), enóloga de Pyros, quien se acercó amablemente. Para aquellos que no lo sepan, Pyros es el proyecto que Bodega Salentein comenzó hace 15 años en el Valle del Pedernal para sus vinos de alta gama de San Juan.
Últimamente, he estado probando varios vinos de la bodega y debo reconocer que en general me gusta mucho su perfil. Los veo adecuados para un amplio espectro de consumidores y al mismo tiempo reflejan claramente el carácter de la región. Quiero destacar uno de los vinos que probamos en primicia, el Pyros Special Blend 21. Eduardo Álvarez, enólogo de Bodega Callia, también estaba presente y nos mostró dos etiquetas de la línea Contracara, elaboradas al 100% con uvas de la región.
La tarde estaba llegando a su fin y teníamos que regresar al hotel en San Juan, donde nos esperaban cinco productores. Debíamos acelerar el ritmo porque teníamos cerca de veinte vinos para catar previo a la cena. No podíamos extendernos demasiado porque al día siguiente nos esperaba otro madrugón y el destino era el Valle de Calingasta.
Juan Pablo Ripalta, junto con Milenko de El Cansao, Emiliano Lorenzo de Casimiro, Juan Camuñas de Finca Camuñas y Federico Rivero de Desfachatados, nos recibieron en el hotel. Federico fue una gran novedad para mí esa noche. Encuentro que sus vinos tienen una interpretación diferente que me llamó la atención, con cierta soltura y sutilezas como notas florales o herbáceas. Con Juan Pablo, El Cansao, Emiliano y Juancito, tengo una relación desde hace bastante tiempo y en líneas generales, sus vinos han ido creciendo año tras año, resaltando más la fruta y la frescura, algo que a veces no es fácil de encontrar en la región en la que se encuentran. Quiero destacar un Pedro Ximénez de cuerpo y frescura originario del Zonda de El Cansao y el Casimiro Bonarda de Tulum de Emiliano Lorenzo, quien me gusta especialmente cuando busca el perfil joven en sus vinos. En regiones más cálidas, si se busca un vino más corpulento, fácilmente se puede perder agilidad en el paladar, y eso es algo que no me atrae personalmente.
Estamos en la mitad del viaje, y creo que la foto está saliendo nítida porque me permite ver la diversidad, distinguir algunas regiones, comprender las diferentes perspectivas y sospechar que en la parte restante del viaje estas sensaciones se seguirán multiplicando.

Día III

El destino fue Calingasta. Recientemente, la RN149 que va desde San Juan ha sido mejorada, lo cual es una ventaja, ya que hace unos años era bastante complicada, según dicen. El camino ofrece belleza en todas las direcciones. Es genial que Willy esté conduciendo, así podemos relajarnos y poder observar con atención.
El Valle de Calingasta es estrecho y longitudinal, con aproximadamente 120 km de punta a punta. Siempre está bordeado por la cordillera. El punto más alto alcanza los 1.750 metros sobre el nivel del mar, mientras que el más bajo está a 1.350 metros sobre el nivel del mar. En el centro, se unen un río que viene del norte y otro que viene del sur, formando el Río San Juan hacia el este.
Llegamos por el norte y nuestra primera parada fue en Bodega del Carmen (BDC), donde nos esperaban Federico Isgro (también conocido por Proyecto Bira), quien se encarga de la enología, y su agrónomo Leito Ruiz. La bodega está adyacente a la casa de la familia, y la vista al viñedo y al Río Castaño es hermosa. No había imaginado que el lugar sería tan bonito. Lo primero que hice fue preguntarle a Pato, uno de los dueños, si se puede visitar regularmente. Me dijeron que sí, siempre y cuando se avise previamente. ¡Así que tomen nota!
Pasamos a degustar los vinos. Fede nos hizo probar una buena parte de los tanques, la mayoría de ellos de la cosecha 2023, así como algunas vinificaciones especiales. Fue un verdadero viaje. Además de comunicar muy bien, Fede tiene claro hacia dónde quiere ir. Si esto es solo su comienzo en BDC, no puedo ni imaginar hasta dónde llegará. Uno de los vinos ovacionados fue el "Torrontés Sanjuanino de Viñedos Centenarios". No solo lo elabora como un blanco tranquilo, sino que también está creando un passito, del cual pudimos probar por separado todos sus componentes criados en diferentes vasijas. No quiero profundizar más, porque el día es largo, pero el "viejito torro sanjuanino" seguía susurrándome al oído, y no me importa si algún "joven torro riojano" se pone celoso en este punto.
Tenemos dos fincas por delante: Cuuna y Bassin, ubicadas más al sur de ese extenso valle que describí, entre la cordillera y la precordillera. En la zona, hay varios parajes con diversas alturas, exposiciones y tipos de suelo, y dos tipos de viticultura: una con variedades criollas muy antiguas, como el torro sanjuanino que mencioné, y otra más nueva, surgida a partir de diferimientos impositivos que comenzaron a fines de los años noventa con otros cultivos como ajo y nuez, pero que con el tiempo, en torno al 2015, pasaron a tener plantaciones de vid y variedades como Malbec, Syrah, Cabernet Sauvignon y Cabernet Franc. Dos mundos atravesados por un lugar y diversas perspectivas. Me entusiasma pensar en el futuro y el potencial que encierra esta mañana que apenas comienza.
Cuuna, ubicada en La Puntilla, es una finca que conozco desde hace tiempo a través de sus vinos. Daniel Pi, entre otros, elige las uvas de esta finca para su vino personal Irracional. Como Daní estaba de viaje, le pidió a Matías Macias (Finca Ambrosia), con quien comparte bodega en Luján de Cuyo, que nos recibiera. Otro productor que utiliza uva de este sitio es Gonzalo Mazzotta para su proyecto personal Inferno.
Una vez en la finca, aunque teníamos poco tiempo para recorrer, tuvimos la oportunidad de probar una decena de muestras pertenecientes a las añadas 2021, 2022 y 2023 de ambos productores. Tanto Dani como Gonza buscan estructura, cuerpo y crianzas más largas para sus vinos. Realizamos el ejercicio de probar las añadas de ambos al mismo tiempo y, a pesar de las muchas similitudes, como el origen de la fruta, se destacan notorias diferencias en los vinos, eso entusiasma.
De las añadas probadas, quiero resaltar la 2022 en ambos casos. Pi tiene un Cabernet Franc 2021 criado en foudre que creo que ya está para salir, a los cueveros les encantó. Por otro lado, de Gonza, algo que me entusiasmó mucho fue un Cabernet Sauvignon 2023 que seguramente tardará un par de años en estar listo para disfrutar.
Desde Cuuna, cruzamos el río Los Patos y nos dirigimos a otra finca llamada Finca Bassin, donde nos esperaba su dueña, Silvina Montalvo. Conocí Bassin porque "El Vasco" de Los Dragones, entre otros, utiliza uvas de allí. En esta ocasión, llegamos para probar el Sorocayo Malbec, el vino de Silvina. Es la tercera añada de este tinto que siempre me ha gustado, pero encontré su mejor versión en 2022, con sabores únicos que no había percibido en añadas anteriores cuando contaba con una leve crianza en barrica. La agronomía de la finca está a cargo de Pancho Bugallo (Cara Sur). Nos encontramos con terrazas un poco más altas que en Cuuna, a 1560/1600 metros sobre el nivel del mar. Los suelos aquí son particularmente profundos (limo arcilloso) y con una alta presencia de carbonato de calcio precipitado, lo cual es diferente a otras partes del valle. Estos suelos son el resultado de la combinación de sedimentos fluviales y aluviales. Recientemente, también plantaron algo de Pinot Noir y Cabernet Franc para ver cómo se adaptan, y próximamente harán lo mismo con Chardonnay.
Esa tarde, junto a Sil, se encontrarían Mariana Roldán (La Fortuna) y Jessica Slelatt (Florece), tres mujeres pequeñas productoras. Jessi no pudo viajar al encuentro, pero Mariana sí, ya que vive en Barreal. La conocía de un pequeño y antiguo proyecto cuando visité la región en 2016, pero esta vez nos mostró uno nuevo conformado por dos marcas: El Cruce y Zinnias. En esta última, hay otro torrontés sanjuanino interesante. Aunque no será el último del tour, lo destaco porque contribuye a la conclusión final.
Nuestro tercer día estaba llegando a su fin, y teníamos planeado evitar que nos sorprendiera la caída del sol en la finca, ya que es una zona donde las temperaturas suelen descender rápidamente. Sin embargo, debo reconocer que el clima que nos acompañó durante todo el viaje fue casi ideal, con días soleados y temperaturas agradables.
Ingresamos a la Posada A Crux en Barreal, y casi sin detenernos en las habitaciones, nos dirigimos al restaurante del lugar. A pesar de que aún no había sido inaugurado, su dueño, Oscar, amablemente nos lo cedió para las dos noches de cata.
El encuentro fue junto a Simón Tornello de 35.5, Luz Ossa y Pedro Pelegrina, dueña y enólogo de Entre Tapias (ET), respectivamente. Comenzaré por esta última, una bodega pionera en Barreal. Sabían? Al menos yo empecé a hablar de esta región recién en 2013 con los muchachos de Cara Sur, sin embargo, ET, fundada por el padre de Luz, realizó su primera vendimia en 2010. Probamos casi todos sus vinos y completamos la experiencia a la mañana siguiente, probando las muestras de tanques de la cosecha 2023. Se nota la solidez de una bodega con bastante trayectoria. Quiero destacar los vinos de 2023, me gusta ese perfil de vinos jóvenes y vivaces. Además, encontramos diversas versiones de Pinot Gris (PG). El rosado de 2023 cautivó a los cueveros! Me acordé de otro que siempre había tenido un buen PG: "El Juancito" Camuñas. Esta variedad rosada, que dependiendo de cómo se trabaje, puede dar una versión blanca, me parece un buen representante de "vino joven y directo" cuando pienso en la provincia.
Si ET ya era una bodega pequeña con 22.000 botellas al año, ¿Qué decir de Simón, que apenas produce 6.000 ? Un número reducido no solo de botellas, sino también de etiquetas(4). Entre las que me llamó la atención, un antiguo Torrontés sanjuanino que volvió a cautivarme, en este caso también proveniente de Hilario, que se maceró 4 días con pieles y crió 4 meses en barrica usada. Empiezo a reflexionar sobre la versatilidad de esta antigua variedad no solo para lograr diferentes tipos de vinos varietales, sino también cómo se puede adaptar en cortes. Por ejemplo, Simón también elaboró un corte de Bonarda con Torrontés, que también me pareció interesante, aunque percibí un toque herbal ligeramente excesivo.

Día IV

El domingo sería nuestro cuarto y último día en San Juan. En principio, dedicaríamos el día a dos productores amigos: "el vasco" Andrés Biscaisaque de Los Dragones y "el Pancho Bugallo" de Cara Sur. Tengo un aprecio especial por estos muchachos, ya que los he estado siguiendo desde 2013/14, cuando comenzaron con sus primeras elaboraciones. He sido testigo de cómo se han establecido objetivos y los vienen alcanzando.
El día comenzó en Los Dragones, una bodega nueva dirigida por "el vasco" pero en la que sus hermanos también participan. La bodega está rodeada de fincas, con tres hectáreas plantadas entre corredores biológicos. El objetivo de estos corredores es romper con el monocultivo típico y lograr un sistema más saludable y equilibrado en toda la finca, con suelos más vivos y una riqueza natural, nos explica el vasco.
Después de dar un tranquilo paseo por la finca con los imponentes cerros como testigos, ingresamos a la bodega, que ofrece una vista única. Luego pasamos a una galería donde probamos casi todo el portafolio de Los Dragones, que incluyó tanto novedades como verdaderas perlitas. Entre los vinos, encontramos algunos conocidos como Alfil Tinto/Alfil Clarete, que combinan bonarda con torrontés mendocino antiguo, logrando una integración muy armoniosa entre las variedades y en diversas e inversas proporciones. También pudimos probar vinos que combinaban diferentes parajes de Calingasta. Uno de los vinos que más me gustó fue el "Mayda 2021", que combina Malbec de Finca Bassin y de Ossa, una finca más al sur. En general, encuentro a los vinos cada vez con mayor claridad y precisión. Una verdadera joya fue la garnacha 2022, plantada cerca de la bodega. Parece ser la primera de San Juan y es excelente!, ¡Un debut impresionante con esta variedad! Otra perla fue el syrah que armaron junto con Guille Corona (Geografía del Vino) con uvas provenientes de Puchuzún, otro paraje al norte del valle, era redondo y delicioso. Mientras Guille Corona brindaba explicaciones sobre clima, región y suelos, uno se da cuenta de cuánto tenemos aún por aprender.
Corona, Mazzotta, el Vasco, el Fede Isgro, Mati Macias, Facu Impagliazzo (ex Ing. de Cobos) y algunos técnicos más forman un grupo hermoso de asado, truco y vino, con quienes coincidimos en parte de nuestro paseo, y que si viviéramos mas cerca me gustaría que me adopten.
Antes de encontrarnos con Panchito, hicimos una parada en "La Causa Food Trucks y Sidra" .Allí, Juan Asin y su compañera Manina nos esperaban con una increíble Carbonada que acompañamos con vinos de Los Dragones. Luego coronamos la comida con una sidra de elaboración propia llamada La Causa, producida por Juancito junto a Pancho Bugallo. A medida que nos acercábamos al final de nuestro tiempo en San Juan, sentíamos que el viaje estaba llegando a su fin, pero una sorpresa soñada hizo que la experiencia se elevara aún más.
Panchito nos guió con su camioneta hacia esos "antiguos tesoros" que se encuentran en Paraje Hilario, casi a mitad de camino entre Barreal y Calingasta. Allí se encuentran las fincas La Totora y Maggio, con más de 90 años de historia. La primera fue la que nos cautivó con su criolla chica, mientras que en la segunda es donde nació el histórico Cara Sur Tinto y esa selección de Parcela llamada Los Nidos.
Mientras recorríamos las fincas, degustábamos "Pérgolas tinto y blanco" bien refrescados en las copas de cristal que cada uno de los cueveros había llevado desde Buenos Aires. Estas copas resultaron ser herramientas fundamentales para disfrutar de cada una de las muestras degustadas.
De la antigua finca, nos dirigimos directamente a la nueva bodega. La idea era probar muestras de tanques de la cosecha 2023. Recuerdo cuando visité a Pancho en 2018 y aún elaboraba sus vinos en el garaje de la casa de sus padres. Ahora, la bodega Cara Sur ha crecido y se construyó en el terreno contiguo a dicha casa. En el ingreso, se está armando un Wine Shop y un pequeño restaurante.
Entre las muestras que probamos, hay mucho para destacar. Por un lado, me encantó el Cara Sur Tinto 2023, y también me pareció interesante un ejercicio que nos hizo hacer Pancho, comparando la textura y los taninos de la criolla chica respecto a otras variedades criollas.Y como ocurrió en la mayor parte del viaje, un torrontés sanjuanino volvió a destacarse. En este caso, se trata del Cara Sur Blanco 2023, elaborado sin pieles y resultó delicioso.
Con narices sutiles, algo austeras sobre todo si se lo compara con los riojanos, bocas con cierto carácter, de taninos delicadamente firmes y frescura, y que seguramente, el hecho de provenir de antiguos viñedos también debe sumar mucho, sobre todo en la complejidad y en la buena evolución en botella. Esa es mi impresión del torrontés sanjuanino antiguo hoy, y por ello, lo venimos elogiando tanto!
Nuestro plan original era terminar la jornada en la bodega Cara Sur, pero para nuestra sorpresa, cuando invitamos a cenar a Panchito, además de aceptar, llegó con la heladera completa de botellas. Eran varias más que el portfolio completo.
No voy a hablar tanto de los vinos, prefiero destacar la visión que tuvieron Pancho y sus tres compañeros de equipo para detectar hace más de 12 años el potencial de esa región y el valor de esas antiguas fincas. Cada año que pasa, me lo confirman más. Las sorpresas van desde un rosado 2018 hasta la primera magnum de Los Nidos, o el nuevo Parcela El Duraznero 2021 próximo a salir. Cuando probamos los tres parcelas (Los Nidos, El Duraznero y La Totora), ingresamos a otro plano. En ese momento, Pancho resalta la importancia de la selección minuciosa de granos. Claramente todo tiene que ver con todo. Pruebo Los Nidos 2023, la emoción me inunda.
Durante la cena, antes de degustar los vinos de Cara Sur, nos encontramos nuevamente con Leito Ruiz, un pequeño productor que también da clases de viticultura en un instituto técnico agropecuario de Barreal. Él nos presentó su proyecto "La Baguala", que viene elaborando desde 2011, considerándose una producción artesanal, ya que apenas produce 14.000 botellas al año. Nuevamente, el torrontés sanjuanino se destacó en sus etiquetas, combinado con malvasía en un naranjo, y elaborado como pet nat junto a la malvasía y un sauvignon blanc de finca propia.
Pero Leito no estaba solo, y quiso compartir "el escenario" junto a Juan Pablo Beltramino, otro productor de Barreal, pero de quesos de cabra; su marca se llama "Quesos Yllia", disfrutamos de un Untable, un tipo Crottin, Feta y un "Dario", este último es especial porque fue elaborado en honor al Cerro Mercedario, es un semi duro con una maduración de 90 días, y ahumado de manera artesanal. Que lindo que combinan estos quesos con el torro sanjuanino y el pet nat de Leito!
Admiro y apoyo a pequeños productores como Leito y Simón, que están comenzando sus caminos y en esa búsqueda constante de crear vinos especiales. Creo que solo es cuestión de tiempo hasta que logren ajustar algunos detalles y encuentren su estilo distintivo.
A la mañana siguiente, nos despediríamos de San Juan, pero el viaje continuaría con momentos destacados. Desde que pensé en terminar en Barreal, siempre tuve en mente regresar por Estancia Uspallata en Mendoza para visitar sus viñas, y gracias a la amabilidad de "el colo" Sejanovich y Jeff Mausbach, quienes nos esperaron temprano para recorrer ese lugar especial del cual salen vinos tan únicos."
Regreso a San Juan para concluir esta nota, hablando sobre las sensaciones que surgieron de la extraordinaria experiencia que denominamos #LaCuevaVisitaSanJuan
2023, utilizando ese hashtag para comunicarlo en las redes sociales.
Antes de llegar a algunas conclusiones y compartir opiniones personales, me gustaría reflexionar un poco sin dejar de ser autocrítico. Después de analizar todo el recorrido y el tiempo que dedicamos a cada zona, creo que quizás deberíamos haber explorado un poco más a fondo Tulum. Considerando que es, sin duda, la zona más productora, en nuestra próxima visita seguramente nos adentraremos más en ella, ya que en esta ocasión el tiempo nos limitó.
En primer lugar, fue gratificante encontrar una gran camaradería entre los productores del mismo valle o zona durante nuestro recorrido en San Juan. Sin duda, esta camaradería puede ser un factor clave para continuar creciendo en calidad.En línea con eso, me parecería una buena idea crear un grupo itinerante de técnicos locales dispuestos a probar los vinos de todos los productores de San Juan. Este tipo de intercambio de opiniones y retroalimentación puede impulsar el desarrollo. El hecho de que todos prueben los vinos de todos, compartiendo conocimientos y experiencias, colaboraría en seguir descubriendo nuevas técnicas y enfoques. Un ejemplo positivo de cómo el intercambio entre técnicos ha impulsado el avance en los vinos es el caso de los técnicos de los Valles Calchaquíes. Esa colaboración pudo generar un gran avance en esa región, y es probable que algo similar también pueda ser beneficioso para San Juan si lo aplican.
A medida que los productores profundicen en la comprensión de las particularidades de sus terroirs, podrán reflejar mejor esas características en sus vinos. Además, reconocer y distinguir las diferentes características de los vinos dentro de la misma provincia es un paso importante hacia la diversidad y la identidad propia de cada lugar. Como sabemos, en el mundo del vino, todos los procesos llevan tiempo, pero iniciativas como el intercambio de opiniones entre los productores podrían acelerar ese proceso.
Afortunadamente, se está percibiendo un crecimiento en el turismo en todos los valles de San Juan. Pero para que este crecimiento sea realmente efectivo y beneficioso, es fundamental contar con buenas rutas y caminos que faciliten el acceso a estas regiones.
Durante una conversación sobre este tema con Guille Corona, se mencionó la importancia de habilitar y mejorar la RN153, una ruta que une Pedernal con Calingasta. Esta ruta, aunque no muy extensa, podría ser clave para conectar cómodamente todos los valles productivos en un recorrido de 360 grados.
El recorrido propuesto sería desde San Juan a Calingasta por la RN149, de Calingasta a Barreal por una ruta ya conocida debido a nuestro viaje a la cueva, de Barreal a Pedernal por la RN153, y finalmente, de Pedernal a San Juan utilizando la ruta que recorrimos durante nuestra visita.
Esta conexión vial permitiría a los visitantes recorrer de manera más fácil y accesible todos los valles productivos de San Juan, disfrutando de sus paisajes, bodegas y vinos en un recorrido completo. Además, facilitaría la promoción del turismo en la región, acercando a viajeros interesados en descubrir la diversidad vitivinícola de la provincia.
Para seguir comunicando los vinos de San Juan, pensando en el consumidor final, es de gran importancia organizar eventos tipo ferias con productores en diversas ciudades claves de nuestro país. Estas ferias brindarían la oportunidad de dar a conocer la diversidad y calidad de los vinos de la región.
Además, me parecería interesante la realización de catas periódicas cada 2 años, dirigidas a periodistas especializados, comerciantes y comunicadores. Estas catas tendrían como objetivo presentar un resumen en vinos de la actualidad de la provincia, destacando sus distintas regiones, estilos y viticulturas. Para ello, con una selección de 25 a 30 muestras bien representativas seria suficiente estimo, las mismas lógicamente deberían ser presentadas por sus hacedores.
Es importante destacar que la comunicación individual de cada productor es igual de importante. Las redes sociales desempeñan un papel fundamental; tanto Facebook, Instagram como Twitter son herramientas indispensables para llegar a diferentes consumidores. Es fundamental apuntar constantemente a todas estas plataformas, y aunque los resultados a veces no sean inmediatos, la constancia en la comunicación es fundamental. Además, es esencial que la comunicación en estas redes refleje la participación directa de los propios protagonistas, ya que los consumidores valoran el contacto cercano con los productores.
En lo personal, quiero compartir que este viaje fue especialmente significativo porque lo realicé junto a un increíble grupo de cueveros que se manejaron de manera impecable.
Además, tuve el placer de disfrutar de la degustación de 160 vinos junto a Nancy, mi compañera, quien hace 25 años no solía beber vino, y hoy poder compartir esta pasión con ella fue una experiencia única para mí.
También quiero agradecer enormemente el apoyo de Nico Orsini y Ángel Ramos, quienes me han acompañado en esta nueva aventura y han brindado su colaboración incondicional en su desarrollo de la misma. Tampoco puedo dejar de mencionar a Felipe Azcona, Marcelo Onofri, el Vasco Andrés , Daniel Pi y Guille Corona, quienes me brindaron valiosa información previa para una buena organización.
Estoy infinitamente agradecido a todos!


miércoles, 23 de junio de 2021

"Un lugar, dos amores"

La primera vez que lo vi a Andrés "el vasco" Biscaisaque, fue en el 2015 en "la cueva"; había venido a traerme un par de vinos para probar, eran sus dos primeras elaboraciones, una de ellas me había gustado mucho; recuerdo que ese vino se llamaba Alfil, la añada era 2014 y en el frente de la etiqueta declaraba algo muy particular "Elaborado en Burzaco, Buenos Aires".

Me quedo muy grabada aquella etiqueta, y del vasco el recuerdo de un tipo de hablar muy pausado, que se declaraba enamorado de la montaña, y que esto del vino le había pintado medio como espontaneo, quizás en ese momento mal pensé que había sido de casualidad.

Él no venía a traerme vino para vender, simplemente quería compartirlo, escuchar mi opinión, tampoco en realidad sé porque se había molestado en venir hasta la cueva; pero qué bueno que eso haya ocurrido, porque me había caído muy bien, sin saber si algún día el mundo del vino nos iba a volver a cruzar.

El tiempo fue pasando, tuvimos algunas pocas oportunidades de juntarnos a charlar, y a partir de la vendimia 2018 retomó con sus elaboraciones año a año; las cuales no solamente fueron creciendo lentamente en volumen, sino también se sumó alguna etiqueta.

Hace pocas semanas, en un viaje relámpago a Buenos Aires, vuelvo a recibirlo en la cueva; llegó con una caja bajo su brazo, mayoritariamente vinos 2020 para probar en primicia, y lo más importante con tiempo para quedarse a charlar.

Sabía que tenía mucho para contarme, hoy con una bodega casi terminada en Barreal; dos etiquetas, Alfil y Los Dragones, circulando lentamente por pocas vinotecas; y algunas próximas ya en botella y con muchas ganas de empezar a mostrarse.

Consultando sobre su historia, me contó que a los veintiún años cursaba la carrera de comercio exterior, y si bien ya tenía un empleo relacionado, ya sabía que no era el ámbito de trabajo que deseaba para el resto de su vida.
Hasta allí su hobby había sido escalar montañas, tomar cursos, viajar; llegó el momento de decidirse en hacerlo con más profesionalismo, en un principio empezando a vender equipos de montaña, más tarde armó un muro de escaladas y empezó a trabajar de lleno en ello.

Descubrir ese mundo, la montaña, la aventura en ese nivel le dio mucha motivación sobre todo para transmitir su experiencia y trabajar como instructor; con intenciones de abrir puertas a más gente, armó un Club en Buenos Aires, y sus viajes a la cordillera cada vez se hacían con más frecuencia.

Hace como 20 años, entre uno de esos tantos viajes que lo llevo por el mundo (Nepal, Bolivia, Chile, Perú, Ushuaia), llegó a Calingasta, San Juan, para escalar la cara sur del Cerro Mercedario. Fue allí, me confiesa, que se enamoró del lugar con el que tuvo una conexión instantánea y mucho más allá del paisaje. 
Con un compañero de expedición vuelven en el 2013 a escalar a Barreal, en donde ya conocían a la familia Bugallo, y con quienes con los años se hicieron cada vez más amigos; ahí ya estaba Francisco "Pancho" Bugallo con el proyecto Cara Sur; y al observar que al vasco y su amigo les copaba mucho el vino, los invita a hacer vendimia en el 2014. 


Terminada ésta lo convence para que se lleve uva en un tanque de plástico a Buenos Aires; imaginen que por motivos obvios el viaje era preferible hacerlo de noche, y aprovecharon el mismo para hacer una maceración en frio con bidones de hielo bien desinfectados que llevaba en su interior. 

Así es como el vasco, con casi nada de experiencia, se encuentra una mañana en Burzaco, elaborando su primer vino; a falta de los recipientes clásicos, se encargó de juntar damajuanas de 25 litros para iniciar aquella vinificación; guiado constantemente por las llamadas de Pancho y la información que podía recoger en internet. Ese vino llevo impreso en su etiqueta "Elaborado en Burzaco", era el que les dije que me había encantado, cargaba una historia especial, claramente imposible de volver a repetir.

A las vendimias siguientes volvió siempre a ayudar a Cara Sur, la pasión por el vino crecía empezando a ponerse a la par de la de la montaña, me resalta que también aprendió mucho junto a Pancho y Seba Zuccardi; Cara Sur es el proyecto de Pancho, Seba y sus respectivas compañeras; reconoce que todos siempre fueron muy generosos con él, compartiendo sus experiencias y conocimientos.

En el 2018, empezó a considerar mucho más fuerte en hacer sus propios vinos, para ese entonces ya había decidido ir a vivir a Barreal, y su casa de Buenos Aires se transformó en un club social, la cual hoy está a cargo de toda aquella gente que él mismo ha formado.

Y en medio de esta charla surge cuánta relación existe entre estos dos mundos que eligió el vasco; ese costado de arte, aventura, dedicación, cuidados estrictos, que requiere el andinismo, por ejemplo al momento de organizar una expedición; comparado con todos los del vino, los cuales son bien familiares para nosotros. Sabemos de la importancia de cada detalle durante un año en la finca, y luego adentro de la bodega. Soy un convencido que esos vinos que conmueven, nada sale al azar, es el resultado de una infinidad de variables, empezando por los lugares, el clima y sobre todo el cuidado y respeto de las personas.



Sumado a todo lo anterior, se denotó ese gusto del vasco por comunicar, cualquiera de las dos actividades; lo disfruta me dice, y para hacerlo mejor con el vino, en medio de todo lo que cuento, además se ocupó de cursar la carrera de sommelier en la EAS de Mendoza.
En un principio su idea original era una bodeguita en un terreno pequeño, pero sus dos hermanos lo incentivaron a hacer algo más grande, compraron una finca de 5 hectáreas "peladas", era pura piedra recuerda, en el centro de Barreal.

Entre los tres y con la ayuda de unos créditos provinciales, hoy están terminando la bodega que tendrá una capacidad aproximada de 70000 litros. De la totalidad del terreno, 3 has serán plantadas, el resto lo ocupa el edificio, y corredores biológicos; el objetivo de estos últimos es salir del típico mono cultivo, para tener un sistema más sano y equilibrado en toda la finca; me aclara, con la biodiversidad de especies, logras suelos más vivos, riqueza natural.
Recién en este 2021 pudo elaborar dentro de la nueva bodega, en el 2018 la había hecho en Cara Sur, en el 2019 en unos huevos de hormigón en su casa, y en el 2020 caso similar, pero en la finca nueva. Lo traslado a cantidades en el 2014 habían sido apenas 400 botellas, en el 2018 600, en el 2019 5000 entre las dos etiquetas, y 2020 12000 entre las etiquetas que les mencionaré sobre el final de la nota.

Entre las novedades 2020 habrá una línea nueva que se llamará Maida, y la formarán un blanco y un tinto, será una línea de entrada, ubicándose por debajo de Alfil.


Todos los nombres que utilice el vasco para sus vinos siempre serán cerros que haya escalado; a Alfil, y Los Dragones, ahora se le suma Maida.

Él me contó la historia de cada una de esas escaladas, los motivos de los nombres, y todo tiene un porque; perdonen si lo paso por alto, pero con los testimonios que tiene, creo que se podría hacer una nota nueva con sus experiencias al respecto.


Maida Tinto 2020 es un corte de un antiguo parral de bonarda y un joven espaldero de malbec, aún se está por definir el compañero blanco. Por allí probamos un torrontés mendocino, despalillado y fermentado con algo de pieles, crianza en huevo con un poco de velo, 3/4 meses en barricas nuevas de 500 litros y sin filtrar, que me encantó. Atención, torrontés mendocino es la variedad, la mayoría de los torro que están en nuestro mercado son riojanos, se caracterizan por ser bien aromáticos estos últimos; el destino de este blanco particular probablemente salga como Dragones.

También probamos el nuevo Alfil 2020, criado en huevo de concreto, bonarda cofermentado con 5% de torrontés, le encontré más nervio e intensidad creo que añadas anteriores, el vasco opina que es un vino que todavía le falta botella y coincido, también es la cosecha que más me gustó al momento.

La novedad es el Alfil Claret 2020, una combinación inversa al del tinto; 95% torrontés, el resto bonarda junto a un "chorrito" de criolla, cofermentado con pieles, 6 meses en huevo de hormigón y 3 en barrica francesas usadas. Una frutita muy fresca, tirando a roja a la par de algo floral; un vino que me dejó pensando, y me gustaría volver a probar.

Otra buena noticia es que en el 2020 Los Dragones será un Syrah, proveniente de una finca que está en el extremo norte del Valle de Calingasta, sobre la cuenca del Río Castaño, un lugar que se llama Puchuzun, zona bien pedregosa a 1650 msnm. El vasco se enamoró de esa uva cuando la vio, por ello decidió elaborarla; cosecha temprana, crianza en huevo de hormigón con un pequeño porcentaje de racimo entero; gran intensidad aromática con ciertos tonos minerales, suavidad, frescura y longitud en el paso por boca. Vinos del extremo norte al sur del Valle, el vasco está decidido a hacer.

Y el sexto vino de la caja, era un Alfil 2018, el vasco trajo una de las últimas botellas que le quedaban en su cava, para comprobar la buena evolución que estaba llevando, igualmente considero que las añadas más recientes contarán con algo más de potencial.

Adivinar que estaba cocinando su madre cuando llegaba a su casa después del colegio, era algo que le apasionaba al vasco de pibe, descubrir qué rico plato lo esperaría a través de aquellos aromas que lo recibían; casi como sin querer desde chico desarrollando su olfato, al que hoy considera su principal herramienta de laburo; afirma que es un autodidacta, que aprendió de la experiencia, y de probar continuamente ante la toma de cada decisión; entre medio de esos recuerdos, no faltó también el de su padre quien además de ser un gran bebedor de vinos, acostumbraba a añejarlos, vivía todo un culto alrededor de ello; seguramente sus decisiones no fueron de casualidad, porque todo mucho tuvo que ver con este nuevo camino que eligió, sin nunca descuidar su primer amor, el de la montaña.

martes, 28 de agosto de 2018

#RegionesDelVino "Valle de Calingasta"

Para una nueva movida de los Argentina Wine Bloggers, que se llama #RegionesDelvino, cada uno de los miembros eligió una zona vitivinícola de nuestro país para profundizar sobre ella.
Yo me incline por desarrollar una región de la cual bastante poco conocemos ya que no son muchos los vinos que podemos encontrar en el mercado. A pesar de ello, al finalizar la nota, creo que comprenderán el por qué de mi elección.
Escuché hablar por primera vez del Valle de Calingasta cuando Francisco Pancho Bugallo y Sebastián Zuccardi, a través del proyecto Cara Sur, llegaron al mercado en el 2013 con una serie de vinos bastantes especiales, sobre todo para esa época, con el claro objetivo de recuperar antiguas viñas de la región.
Desde aquel momento y hasta ahora tenemos el placer de disfrutar de ese pequeño proyecto a través de Bonardas, Criollas y Moscatel provenientes de viñas de 50, 60 y hasta 80 años.
En los años noventa y con motivo de un estímulo impositivo en la provincia de San Juan se dio la llegada de varios proyectos nuevos, básicamente de frutales, dentro de los cuales su gran mayoría eran nogales.
Por una cuestión de mal asesoramiento, improvisación y poco conocimiento de la zona, el cultivo de estos últimos no prosperó y fracasaron. Algunos de aquellos inversores se inclinaron por el cultivo de la vid y, lógicamente, plantaron las variedades tintas más demandadas por el consumidor en los últimos años con el Malbec a la cabeza. También Cabernet Sauvignon, Petit Verdot y Cabernet Franc.
Esas son las cepas que tienen cultivadas en el proyecto vitivinícola inmobiliario Cuuna, con quienes tuve oportunidad de entrevistarme hace algunas semanas atrás.
Es la segunda vez que me encuentro con dos de los socios y titulares de Cuuna, Miguel Di Gennaro y Beto Incerti. La primera fue hace más de una año para probar el resultado de las primeras vinificaciones de esta "nueva viticultura" de la región.
De este reciente encuentro también participó Pancho Bugallo, quien los asesora en la finca desde sus comienzos, y a quien todos ya conocemos de Cara Sur como les comentaba más arriba.




De hecho fue en su pequeña bodega ubicada en Barreal donde se vinificó el cabernet sauvignon y el malbec que degustamos y detallaré más adelante.
El Valle de Calingasta, con una altura que va de los 1400 a los 1700 msnm, junto con Iglesias, son los dos departamentos que se encuentran al oeste de la provincia de San Juan.



El primero más al sur y ubicado entre la cordillera frontal y la pre-cordillera, es el departamento más grande que tiene la provincia, el nombre del proyecto precisamente nace de esa particular ubicación entre ambas cadenas montañosas con picos de más de 6000 msnm.



Al sur limita con la localidad de Uspallata, provincia de Mendoza, y la conforman tres localidades: Barreal, Tamberías y Calingasta.
Barreal y Calingasta además ya son Indicaciones Geográficas (IG). 

En el paraje La Puntilla, ubicado entre Tambería y Barreal, es donde se encuentra la finca de donde salieron los vinos que eligió Pancho para que probemos ya que según él son los más representativos de la región.


El proyecto cuenta con cuatro fincas más que en total suman más de 500 hectáreas que están distribuidas a lo largo del Valle con una gran diversidad de suelos y microclimas.
Las mismas son Finca Cahuak, en el paraje de La Puntilla, que cuenta con 50 hectáreas de vid, incrementando la superficie año a año, Finca Nocce, también en el paraje la Puntilla, pero en la parte alta, Finca Los Piuquenes en la localidad de Tamberías donde además se implantan los viveros propios; y Finca El Castaño en el paraje de Villa Nueva al norte del departamento.
El Valle de Calingasta es un valle longitudinal que esta surcado por dos ríos principales y uno secundario. La principal cuenca es la del Río Los Patos, que corre de sur a norte y riega las localidades de Barreal, Tamberias y parte del Alto Calingasta.
Luego el Río Castaño que corre de norte a sur y riega los parajes de Villa Nueva, Puchuzum, Villa Corral y el Morado. Del Oeste baja el Río Calingasta, pasando por Barrealito y regando una parte de la Villa de Calingasta.
Es en la localidad de Calingasta donde los tres ríos mencionados se juntan y forman el Río San Juan.

Actualmente la zona cultivada del Valle de Calingasta se encuentra en los márgenes de estos tres ríos y los suelos son principalmente de origen aluvial, con materiales arrastrados por los ríos de diferentes rincones de la Cordillera.
En los parajes que se encuentran en la margen derecha del Río Los Patos se pueden diferenciar algunas terrazas formadas con material de pre-cordillera que fue depositado sobre las terrazas aluviales, este es el caso de algunas parcelas del paraje de Hilario, donde Cara Sur trabaja viñas viejas de Criolla Chica, Torrontés Sanjuanino, Moscateles, etc.
Hilario es hoy el paraje donde se resguarda el patrimonio vitivinícola del Valle de Calingasta con parras de más de 80 años y unas 20 variedades criollas.
Es un valle con muy poca presencia de plagas por estar aislado geográficamente, por su bajo nivel de humedad y de precipitaciones, y por los fríos y secos inviernos. En la mayoría de los cultivos no se realiza más de una curación y en muchos casos se trabaja en forma orgánica y natural. 

Es uno de los Valles con mayor amplitud térmica del país lo que define frutas con gran intensidad aromática y mucho color. 

Estas altas temperaturas durante el día sumadas a la alta insolación de los valles de altura, acorta los ciclos, siendo una zona temprana en comparación con otros valles altos que son mas frescos o más húmedos, producto de la menor insolación.
Las precipitaciones medias anuales del Valle de Calingasta no superan los 50 mm, por lo que todos los viñedos son bajo riego. El agua es uno de los tesoros más importantes del Valle siendo distribuida en su totalidad por un viejo sistema de canales y acequias.
La cosecha temprana con uvas maduras y con buena acidez dan una ventaja agronómica muy grande ya que vinos que con rendimientos medios pueden alcanzar una buena concentración sin resignar acidez.
Inclusive el anticipo en el momento de cosecha colabora a que el vino cuyo destino será Mendoza pueda ingresar a la bodega antes que la propia cosecha del lugar. El Malbec 2018 que probamos se cosechó a principios de marzo.

Les comentaba que en esta oportunidad probamos dos vinos 2018 provenientes de una de las fincas ubicadas en La Puntilla, plantada en el 2015, un Cabernet Sauvignon que se estaba criando en barrica, de paso fluido y amable en boca, no habitual para una instancia tan temprana, especiado, de un perfil bien fresco, y a pesar de todo ello sin rastros de verdes.
En cambio el Malbec tiene un perfil mucho más concentrado y a la vista ya su profundidad y sus destellos azulados impactaban, en boca pura potencia frutal que va a la par de una destacada acidez, esta última el atributo principal que me anticipa el futuro de este vino y habla claramente del potencial de la región.
Pero no es el primer Malbec que tengo oportunidad de cruzarme porque el año pasado tuve el lujo de probar muestras crudas de Malbec de los diferentes valles de San Juan en una cata que nos preparó Ignacio López, amigo y enólogo de Graffigna.
Fue una gran experiencia ver aquel día como Calingasta y El Perdenal claramente se despegaban por arriba del resto, con mucho puntos en común que nos recordaron al Valle de Uco. Los vinos de esta zona son fácilmente identificables hoy en día para la mayoría de nosotros.

Pancho aclara que las vinificaciones fueron en huevo de hormigón, con un 30% de escobajo, sin pisoneos, sin remontajes, ni delestage, solo mojar suavemente el sombrero para evitar la sobre extracción y no correr riesgos de que adquiera algún amargo del escobajo, de todas formas aclara que le gusta trabajar siempre con algo del mismo porque aporta estructura, algo de taninos y colabora a bajar un poco el PH de una manera natural.
El otro productor importante de uvas en la región se llama Roberto Toman, cuenta con 50 hectáreas plantadas entre Malbec y Cabernet Sauvignon. El destino de su producción también son algunas importantes bodegas de Mendoza y San Juan.
Volviendo a Cuuna podemos contar que también proveé uvas para algunas bodegas grandes como Graffigna y Nieto Senetiner, aunque lógicamente poca cantidad.
Además seguramente sea Don Doménico la bodega sanjuanina donde realizará sus elaboraciones en el futuro ya que este proyecto que, además de vitivinícola e inmobiliario, será productivo.



Sería muy injusto si sigo hablando del valle y no me detengo en el atractivo turístico del mismo, porque el circuito de Calingasta es más que ideal para aquellos que disfrutan del turismo aventura y sobre todo de la naturaleza en estado puro. 

Imaginen el recorrido de esos ríos, rodeados de la majestuosidad de la cordillera a ambos lados. Imponentes montañas, planicies interminables, cursos de agua azulina. Todo se combina en esta región entre pequeños y serenos poblados.



Para llegar desde la capital de la provincia son 220 km pavimentados, pero también se puede llegar desde la localidad de Uspallata en Mendoza, donde la distancia es de 100 km.
Desde hace pocos años, algunos consumidores, vamos dejando de hablar de "marcas o bodegas" para que los "lugares de la mano de sus hacedores" comiencen a tomar protagonismo entre nosotros, sin ir muy lejos un claro ejemplo puede ser El Pedernal, en el último tiempo haciéndose reconocido por su calidad, hoy ya encontrando el nombre de la región impreso sobre las etiquetas de algunos destacados alta gama.

Mi poca experiencia me da para pensar que el Valle de Calingasta puede seguir el mismo camino.
Será cuestión de tiempo mientras la producción va en crecimiento y nuestros profesionales con trabajo y dedicación van entendiendo cada vez mejor la zona para lograr la interpretación más pura de ella.

Ya llegará el día que empiecen a aparecer etiquetas que lucirán con orgullo la Indicación Geográfica Valle de Calingasta, mientras que nosotros empecemos a reconocerlo a ciegas, de igual manera como hoy lo hacemos con algunas sub-regiones del Valle de Uco.

Seguro faltaran muchos años para que llegue ese día pero disfrutemos mientras tanto juntos ese camino, en ese paisaje tan bello, que se hace por única vez, y que encima tenemos la fortuna de ser contemporáneos con el descubrimiento del mismo.



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