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viernes, 2 de mayo de 2014

Daniel Pi expande su semerendo “garage”


Hace ya cinco años Daniel Pi eligió el garage de su casa en Chacras de Coria (Luján de Cuyo, Mendoza) para elaborar sus vinos Tres14 e Imperfecto. De Daniel la mayoría ya conocemos que desde hace más de una década es el responsable de los vinos de Bodega Trapiche. Algunos también sabemos que desde el 2011 es Director de Enología y Viticultura de Peñaflor, grupo que entre otras bodegas, además de Trapiche, incluye a El Esteco, Finca Las Moras y Suter; todas de reconocida presencia a nivel nacional y algunas de ellas también destacadas en el plano internacional. Estas bodegas no sólo son valoradas por su calidad sino también por sus grandes volúmenes de producción (solamente entre las mencionadas podemos hablar de 100 millones de litros anuales). Como ya sabemos bastante de la magnitud de estas empresas y de la consistencia de sus etiquetas, hoy me voy a detener a contarles algo sobre el otro proyecto de Daniel, el puramente personal.

Si lo comparamos con los anteriores, podemos decir que este es su proyecto “más  íntimo”, ya que hasta ahora se sabe muy poco de él. Se llama “Tres14 Vinos de Garage” y fue especialmente ideado y gestado por el propio Daniel para llevarlo adelante junto a sus jóvenes hijos Daniela y Gonzalo, o, como mejor dice él, para “compartir” con su familia. Recién salida a la venta la nueva añada 2011 de Imperfecto, la segunda hasta el momento, tuve la oportunidad de estar en una degustación en Buenos Aires organizada por mi amigo Víctor Honoré. Pese a encontrarse en plena época de vendimia, Daniel y su esposa se acercaron hasta nuestra ciudad en un viaje relámpago para regalarnos una cálida charla y una interesante cata.


Aunque el proyecto ya lleva tres añadas entregando muy buenos vinos, estimo que hay muchos consumidores que aún lo desconocen. Seguramente sepan de él los enófilos inquietos que transiten las redes sociales o los habitués a degustaciones o a locales especializados, pero lo cierto es que no son vinos fáciles de conseguir. Al menos yo conozco muy pocas vinotecas de nuestra ciudad que los tengan entre sus etiquetas. Mucho menos probable aún es encontrar una mención o un destacado en alguna publicación de las masivas; tampoco recuerdo ninguna entrevista relacionada: sólo me viene a la memoria la de Guía Descorchados 2013 (Argentina) del periodista chileno Patricio Tapia, en la que el Tres14 Malbec 2010 fue elegido como “Malbec Revelación del Año”, y la posterior presentación en Buenos Aires, en la que entre otros enólogos también participó Daniel, a la cual tuve la suerte de asistir (ver, este mismo blog, la nota relacionada).

Al pensar en las tres añadas (2009, 2010 y 2011) del Tres14 Malbec, puedo identificar que siempre mantuvo un estilo: directo, fresco y frutal, fragante en aromas, con taninos muy amables en boca, que lo dejan correr y correr; sumamente placentero, en el mejor sentido de la palabra (a alguien le escuché decir “es un juguito”); comparable a un plato clásico, de elaboración simple, casera, pero con una materia prima única por su calidad; frescura, sabor, colores, textura; ese punto en el que lo simple y atractivo se entrelazan para sumar de una manera especial. Desde el 2009 hasta el 2011, en esta línea Daniel utilizó fruta de antiguos viñedos de la zona de Lunlunta (Maipú, Mendoza), y precisamente para esta 2011 también comenzó a combinar vinificaciones en huevos de concreto con algo de crianza en madera; eso sí, esta última de varios usos, y más con la idea de redondear o pulir el vino que con la de aportar taninos o aromas  a madera. 


Cuando me detengo en el Imperfecto 2011 (97% Malbec / 3% Cabernet Franc) y trato de describirlo, encuentro un concepto que, aun siendo diferente al del Tres14, también logra conquistarme rápidamente como consumidor. Su fruta proviene de otra región de más altura, como es Gualtallary (Tupungato, Mendoza), de suelos más pedregosos y clima más frío, que entrega vinos con mayor estructura, mayor acidez natural y con taninos más marcados; en algún punto, hasta de un perfil un tanto salvaje. Cuando va a la boca le encuentro cierto agarre, esa controlada sensación de sequedad que necesita asociarse a algún alimento en preferencia graso. Todo esto me indica que tiene la fuerza necesaria para seguir creciendo algunos años más y que, al mismo tiempo, también ganará en elegancia. Esa diferencia con respecto al Tres14 no pasa sólo por el terroir de donde es originaria la fruta, sino también por la vinificación y crianza; ya que el Imperfecto estuvo durante 24 meses en barricas de roble francés de tonelería de la borgoña tostado medio fuerte y, a pesar de ello, el roble en ningún momento tapa la fruta; es más: me animo a decir que en ese sentido, con respecto a la añada anterior, lo encuentro más armónico y amalgamado. El secreto de seguro tiene que ver con una fruta nacida con la capacidad necesaria para que el roble se asocie perfectamente sin opacarla. Mismo enólogo, perfiles de vinos muy diversos, precisamente para ocupar momentos o situaciones diferentes de consumo.


Volviendo al Tres14, en la degustación Daniel Pi nos comentó que a partir de la añada 2012 será elaborado con fruta de Vista Flores (Tunuyán), más precisamente de la parte más baja, que es donde se encuentran las fincas más antiguas, algunas de alrededor de 80 años. Esto imagino que tiene que ver con que la producción año a año fue aumentando y con que en cercanías a esas fincas se comenzará la construcción de la bodega, en un principio con capacidad para 15000 litros. El garage, por lo visto, comenzó a quedarle chico. Al parecer, el interés por sus vinos en el exterior forzó a que la producción en los últimos años se fuera incrementando de la siguiente manera: 2011 (10 barricas de cada uno), 2012 (15 barricas de cada uno) y 2013 (17 barricas de cada uno). Haciendo referencia a las características que imprime esta nueva región, Daniel aclaró que los 2012 lograron mayor expresión en boca y ciertos tonos salobres, a los que considera muy atractivos.


Con respecto al porfolio, que por el momento es bastante reducido ya que cuenta solamente con las dos etiquetas mencionadas, Daniel, además de brindarnos una charla riquísima en contenido (es muy claro y dedicado en el momento de compartir sus conocimientos y experiencias), nos sorprendió con dos muestras sin etiquetar de partidas pequeñas, desde luego desconocidas por mí. No se animó a confirmar que alguna vez salgan a la venta, ya que apenas son 700 botellas de cada una. La primera fue un Imperfecto, cosecha 2011, que combina 85% Cabernet Sauvignon, 10% de Malbec y 5% de Cabernet Franc; un vino en el que precisamente la nariz no me detuvo demasiado, pero que en boca me entregó lo que esperaba conociendo a “sus hermanos 2011”. Al degustarlo pude percibir cierta firmeza, esqueleto, nervio; todos atributos que me anuncian crecimiento (no hablo de gran volumen, potencia, ni concentración). Sobre sus aromas frescos frutales y al mismo tiempo maduros, resaltan tonos minerales y especiados como la pimienta negra. 


La segunda y última sorpresa de la noche fue el Semerendo 2011. Al igual que el anterior, su fruta proviene de Gualtallary. Su particularidad es que surge de un malbec que nace de una mancha en los suelos, discriminada en el viñedo, y que se vinificó por separado. La característica del suelo limoso calcáreo con elevado contenido de calcio activo se ve reflejada en un vino con taninos vivos, que producen en la boca esa sensación que recuerda a tiza o talco. Es un malbec muy diferente, con una compleja paleta aromática sumamente interesante. No me canso de saborearlo. Aunque cuesta ponerle etiquetas con descriptores definidos, quiero destacarlo porque su personalidad es única. Sin conocer más detalles, lo imagino superior en calidad respecto de los anteriores.

Los vinos de Daniel son personales, francos, genuinos. No me recuerdan a ninguno de los alta gama de cualquiera de las bodegas donde se desempeña. Esto no quiere decir que sean mejores ni peores. A título personal, mi paladar me pide cada vez más vinos así, simplemente diferentes, que, al escaparse de modelos o formatos de estilos en algunos casos algo desgastados, logran un encanto especial. Confío en que, a pesar del crecimiento en volumen, los futuros 2012 no perderán ese encanto, por lo que estaré muy atento al destino del Imperfecto Cabernet Sauvignon y, sobre todo, del Semerendo: no olviden esa palabra, sinónimo de “importante”, “grande”, nada habitual por estos pagos pero sí muy común en el léxico del oeste argentino o en algunos países latinoamericanos. Semerendo resulta el calificativo ideal para lo que me entregó esa botella, y por qué no también para etiquetar con ella a Daniel Pi, indiscutible grande como profesional y –al menos por lo poco que pude conocerlo – también como persona.

miércoles, 1 de mayo de 2013

“Vertical de Iscay junto a Daniel Pi”




Entre los lindos momentos que me regaló el vino estos últimos años, hoy sumo uno nuevo a esa gran colección que atesora mi alma. Imagínense encontrarse, junto a un lindo grupo de amigos, en un patio de un PH del barrio de Palermo para probar todas las añadas de Trapiche Iscay que salieron al mercado hasta el momento. Qué lujo, ¿no? Ahora sumen a todo eso la presencia de Daniel Pi (Jefe de Enólogos de Bodega Trapiche), con quien compartimos todos esas “porcioncitas” de historia que conservaban cada una de las nueve botellas, y entenderán a qué me refiero.

Iscay es una etiqueta que nació en la cosecha 1997, creada en sociedad entre Ángel Mendoza, en aquel momento enólogo de Trapiche, y el consultor francés Michel Rolland; jugando con la idea de que comulgaran detrás de ese nombre nuestra cepa bandera con la más destacada en los cortes del Pomerol (Burdeos, Francia). Durante once años (1997-2008) el Iscay estuvo siempre en nuestras góndolas, excepto en 1998, cuando las condiciones climáticas jugaron una mala pasada y no pudo elaborarse. Por supuesto que en el correr de una década pasaron muchas cosas, algunas de ellas se pueden reflejar en cada vino. Daniel estuvo allí para no guardarse nada, y para compartir su experiencia año a año, además de todo su conocimiento. Fue mucha la información que corrió en esa cata que duró hasta entrada la madrugada. A continuación intentaré transmitirles algo de ello y mi humilde impresión de cada vino.



Este corte originalmente combinaba malbec y merlot, pero en la última añada que está en el mercado, la 2008, reemplazó al merlot por cabernet franc. Casualmente esta última variedad también conforma el corte de Burdeos, pero en menor medida. Digo “casualmente” porque imagino que la elección de la cepa tuvo que ver más con el gusto de su hacedor que con la región francesa. Si bien la cata se fue desarrollando desde el más joven al más añejo, trataré de contar algunos detalles en líneas generales y sin mencionar orden.

Las cosechas 1997, 1999 y 2000, a cargo de Mendoza y Rolland, tuvieron algo menos de cuerpo que el resto. Al respecto Daniel aclaró que luego del 2000 se había comenzado a hacer mayor foco en el trabajo sobre viñedos. De los tres, el 2000 quizás sea el más evolucionado y con una marcada nota a regaliz. El 99 y el 97 estaban impecables, fluidos y delicados. Especialmente, lo que más llamó la atención era lo entero que estaba el 97.

Entre el 2001 y 2004, efectivamente estaba a cargo Rolland. La muestra 03 tenía algo de corcho, lo cual imposibilitaba apreciarla bien. La 2002 llamaba la atención por la fuerza que aún poseía en boca: parecía un vino mucho más joven, evidentemente viene evolucionando de un modo positivo y lento. Daniel agregó que la 2002 había sido una excelente añada. Por el contrario, en la 2001 se encontraba la fruta un tanto más madura, ofreciendo una boca más plana y a mi gusto corto de vivacidad. La 2004 fue la última añada que lleva la firma de Rolland, con la presencia del merlot bastante protagonista, una boca amena y un perfil que roza el licorado.

A partir del 2005 Trapiche ya no cuenta más con el asesoramiento de Michel al momento de definir el corte. El 05 precisamente sorprende por la potencia e intensidad aromática, en boca destaco su remarcada acidez. Daniel hizo referencia a una “notita verde” en los aromas del retro, y recordó que parte de ese malbec provenía de Gualtallary.




El 2007 es la última añada que combina el corte de merlot con malbec. Se distingue la nota a cuero presente desde el primer momento y sus taninos aún marcados. Promete bastante por delante. Pese a que tiene sólo un año más que el 2006, en comparación este último estaba mucho más redondo, y en un momento muy disfrutable. Sabiendo que la dupla de merlot con malbec dijo “adiós” para siempre, Daniel imagina que la cosecha 2007 pasará a ser particularmente valorada por aquellos enófilos más entusiastas.

El cambio en la composición del 08 creo que es como que define una nueva etapa. Personalmente lo veo positivo: me seduce cada día más la mezcla de malbec con cabernet franc, ya que lo siento más cerca de mi gusto y de lo que esperamos hoy los consumidores de alguna manera “más modernos” (por denominarnos de algún modo). El franc le imprime otro carácter, aromas bien definidos y cada vez más reconocibles. Por qué no soñar con que con los años ese gusto se haga propio y termine siendo el corte que nos represente. Atención que es algo que ya escuché afirmar a algunas de las figuras más importantes de nuestra enología. Como ya dije, comparto esta opinión. Pensando en el potencial de guarda de esta nueva dupla, no creo que tenga nada que envidiarle a la anterior composición. Los años o los que más saben lo confirmarán.

Casualmente salió el tema “consultores” y Daniel nos comentó que desde hace un tiempo cuenta con el asesoramiento de Alberto Antonini para la clasificación de los vinos para la alta gama: un dato totalmente desconocido para mí hasta entonces.

Es la segunda o tercera vez que hablo con Daniel Pi, y para llevarlo a términos cotidianos me gustaría describirlo con dos calificativos: “laburante y buenazo”. Además de su indiscutible trabajo para el vino argentino, con todo lo que significa Trapiche tanto en el mercado interno como externo (millones de litros, desde su tinto más económico hasta el Trapiche Manos, tope de gama cuyo valor está cercano a los $ 600), tampoco debemos dejar de reconocer directa o indirectamente su relación y responsabilidad con las etiquetas de las otras bodegas del Grupo Peñaflor, como son El Esteco en Salta y Finca Las Moras en San Juan.

Así y todo, creo que está comenzando a escribir una nueva parte en su historia, tan o más entretenida que la primera, porque el grupo sigue creciendo: adquirió recientemente Bodega Suter en San Rafael, y por otro lado la alta gama en San Juan se consolida con El Pedernal, un ultrapremium que el mercado interno aún desconoce y que está a la altura de los mejores vinos de nuestra geografía (al menos eso comentan quienes ya lo probaron). Volviendo a Mendoza, Daniel sigue acentuando el foco en estudios de suelo con el objetivo de interpretar sus principales micro-zonas: un posible nuevo proyecto del cual no quiso anticipar nada más.

Como frutilla del postre, las primeras vendimias en Chapadmalal están dando resultados más que interesantes. Doy fe: el Pinot Noir 2012 que probé me encantó. Merece dedicarle un párrafo aparte. Según Daniel el 2013 está mejor aún. Y también hay merlot, Sauvignon blanc y chardonnay, entre otras cepas. Los resultados son tan buenos que, según creo, tienen planeado montar una champagnera: una inversión posiblemente millonaria y en la costa argentina. ¿Quién diría?

Dejo para el final las dos etiquetas de Daniel que quizás me lleguen más al corazón, como son el Tres 14 y El Imperfecto, ambas pertenecientes a su proyecto personal, mejor dicho familiar, porque lo lleva adelante junto a sus hijos. No faltará mucho para que se agregue una tercera etiqueta originaria de otra prestigiosa zona mendocina como es Altramira, que lucirá un nombre bastante particular, aseguró Daniel, pero que tampoco quiso adelantar. Los corazones de los más nostálgicos también tendrán alimento asegurado. Daniel confesó que lo ilusiona volver a ubicar al Suter Etiqueta Marrón en el lugar que alguna vez tuvo; este año ya comenzaron a elaborar en la bodega sanrafaelina y presiento que ese blanco pueda volver a enamorar a unos cuantos.



Seguramente me olvidé de muchas cosas, pero sólo tomando en cuenta lo que les conté, ¿no les parece que el calificativo de “laburante” está bien puesto? Para explicar el de “buenazo”, debería escribir otra nota. Por eso prefiero dejárselos para su imaginación o que el vino, al igual que a mí, también les regale la oportunidad de conocerlo personalmente y lo puedan comprobar ustedes mismos.

Esta “gran cata” la organizó el amigo Francisco Rivero Segura del Blog La Petit Verdot, a quien agradezco por haberme invitado. También quiero agradecer muy especialmente a los anfitriones, Margarita y Gonza, quienes abrieron las puertas de su hogar, y fueron fundamentales para que nuestras almas disfrutaran de una noche perfecta.


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