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sábado, 19 de enero de 2013

“Dos viñas chilenas más que interesantes”

El pasado viaje a Chile, además de asistir a la Feria de Lujo, también planeábamos visitar tres bodegas: dos el viernes y una –Viña De Martino– el sábado. Lamentablemente esta última visita no se pudo concretar. De todos modos, gracias a Patricio Tapia, que se había ocupado de la organización, las visitas del viernes terminaron siendo más que geniales.

Viña Casa Marin

Desde Santiago, hicimos más de 100 kilómetros hacia el oeste y llegamos a Viña Casa Marín, ubicada en el medio de los Cerros de Lo Abarca, en el Valle de San Antonio. Allí nos estaba esperando Felipe, hijo de María Luz Marín, enóloga y propietaria de la bodega.

Al llegar al establecimiento nos encontramos con una casona antigua, muy bien mantenida, con galerías y un bello patio con una fuente en el centro.


Ya desde su puerta principal de entrada, puede apreciarse una hermosa vista de los viñedos sobre los cerros, y detrás de ellos, a sólo cuatro kilómetros, el océano.




Felipe, un muchacho estimo de no más de 30 años, nos dio una cordial bienvenida y, con un tono ameno, comenzó a contarnos la historia de esta joven bodega, de la cual hasta el momento yo sólo había probado uno de sus excelentes sauvignon blanc. Fue muy interesante conocer cómo su madre “Marilu”, quien ya venía con un nutrido currículo en el mundo del vino, decidió darle marcha a este proyecto tan personal, y armar una viña familiar, innovadora y enfocada especialmente en elaborar vinos de alta calidad, a pesar de todos los pronósticos en contra, que la desalentaban por el clima tan extremo de la región.

Mientras Felipe continuaba con su jugosa charla, nos mostraba sus salas de tanques y barricas. Mientras que en la primera los había de los más diversos tamaños, especialmente para vinificaciones más pequeñas, destinadas a investigación y diversos momentos de cosechas, en la de barricas, además de haber muchas de las clásicas conocidas, también tenían de 450l –creo que esta última la utilizan para el Sauvignon Gris–.



 Aprovechando el ámbito en el que nos encontrábamos, nos adelantó que de a poco están tendiendo a que la presencia del roble en sus vinos tintos sea cada vez menor. Por su zona de clima frío, es una bodega que se especializa en cepas de ciclo corto; tienen una entretenida selección de blancas, sólo dos tintas y ahora también están comenzando a trabajar con granache.

El recorrido terminó en la sala de cata, donde nos esperaba casi la totalidad de su porfolio: Riesling, gewustraminer, dos sauvignon blanc (SB), pinot Noir y syrah. ¡Todos, una maravilla! Blancos de aromas bien definidos y con tipicidad; SB en dos versiones muy diversas, y tintos frescos, minerales, y sumamente verticales en su paso por boca.



Hago foco sobre las dos propuestas de SB: Sauvignon Blanc Cipreses Vineyard y Sauvignon Blanc Laurel Vineyard. Estos single, si bien tienen en común un PH bajísimo (alrededor de 3) y un buen alcohol (aprox. 13.5°), ambos poseen características muy definidas y diferentes. El SBCV presenta un perfil bien ácido, fresco, seco, en el que los aromas herbáceos, minerales y cítricos tienen protagonismo por sobre los frutales. Con respecto al SBLV, la escena central la toma la fruta (ananá, levemente maduro), pero escoltada, casi a la par, por las típicas notas del sauvignon; en boca no es tan recto como el anterior, tiende a ser más ancho, un tanto graso y con algo más de volumen. Ambos vinos son largos en su paso y muy complejos; también podemos encontrarles florales y algunos especiados. Otro punto interesante es la longevidad que imagino pueden llegar a lograr, sobre todo el Cipreses; Felipe confirmó la buena evolución que están teniendo las añadas más antiguas.



Resumiendo: el mismo productor con un mismo varietal, con fruta procedente de diferentes viñedos, y con diversos momentos de cosecha, logró dos extremos de vinos, ambos sumamente interesantes.

Desconozco si la bodega recibe visitas abiertas, aunque creo que llamando antes no habría problemas. Recomiendo mucho conocer Casa Marin. Allí también se pueden comprar los vinos a un costo inferior que en los locales especializados.

Viña Matetic Vineyards

Ubicada en el Valle del Rosario, subdivisión del Valle de San Antonio, a 120 kilómetros de Santiago, entre Casablanca y San Antonio, al igual que la viña anterior Viña Matetic Vineyards es una bodega joven, pero con otras dimensiones, no sólo en lo edilicio sino también en la capacidad de volumen.


La edificación es bien moderna, con una excelente vista a los viñedos, una arquitectura que llama la atención y que aparenta ser muy funcional. Ésta sí tiene más áreas pensadas para el turismo, un bonito restaurant y un wine shop que, además de vinos, tenía de los más variados productos de merchandising.



A pesar de que llegamos más tarde de lo pactado, allí estaba Julio Bastías, jefe de enología, para recibirnos cortésmente. Comenzó contándonos cómo nace el proyecto, la importancia que tiene la agricultura orgánica y cómo trabajan de la forma más natural posible para obtener la mejor materia prima. Además, cuentan con una proyección interesante, ya que sobre un total de 9.000 hectáreas, hasta el momento tienen cultivadas nada más que 90.



Luego de recorrer diversas áreas de elaboración, descendimos para ingresar a una sala de tanques, donde nos dio a probar un pinot noir que se está criando en un huevo de concreto –por su tamaño, estimo que tendrá una capacidad aproximada de 2.000 litros–. Me llamó la atención, de modo positivo, que haya otra bodega que comienza a hacer pruebas con vinificaciones en huevos. Del pinot me gustó mucho la expresión en boca; su perfil es tirando a mineral y sus notas me recordaron a cal, que cada día me resultan más atractivas.




Llegó el momento de ir a la sala de cata para probar la línea casi completa de vinos. En ese instante el placer se multiplicó, porque al grupo se sumaron Patricio Tapia, Matías Michelini, Manolo Pelegrina (Bodega Del Tupun) y el reconocido sommeliere local Héctor Riquelme. Julio comenzó la presentación, y recorrimos sus líneas –creo que eran tres–: EQ, Corralillo y el tope de gama Matetic Syrah; contrariamente a Casa Marín, la mayoría fueron tintos.



Mientras nosotros nos manteníamos atentos al ping-pong entre los profesionales presentes, quienes hablaban principalmente de clones, composiciones de los suelos y su relación, ellos no perdían pisada a nuestra devolución al momento de la cata.

A los vinos de Matetic los encontré de un estilo más internacional, con un roble bastante presente, pero muy bien ensamblado con la fruta (inclinándose a madura) y con esa típica nota chilena (herbácea, hierbas secas) también presente, pero moderada; descriptor que seguramente el consumidor chileno, por acostumbramiento, no reconozca tan fácil como nosotros.


Hacía poco había tomado en Buenos Aires alguna añada anterior del EQ y me había dejado la impresión de que los tostados provenientes del roble estaban muy acentuados, para mi gusto. En esta nueva añada me pareció que no era tan así. Cuando se lo comenté a Julio, me confirmó que están buscando ser cada vez más moderados con el uso de la barrica.

Para el momento de la despedida, con un Syrah de alta gama, llegué a la conclusión de que el estilo de esta bodega me es más familiar. Creo que cualquier compatriota que goce de vinos de calidad va a disfrutar mucho de los vinos de Matetic.

Visitamos dos bodegas, bastantes diversas entre sí, pero a pesar de ello, con muchos puntos en común. En ambas nos recibieron personas muy involucradas con los proyectos, profesionales que no se detuvieron en mostrar logros, a pesar de que los tienen; y que dejaron traslucir que su mayor motivación evidentemente es seguir creciendo, hacer año a año mejores vinos, respetar cada vez más el terroir y, por lo visto, ir bajando lentamente el protagonismo de la barrica.

Esta pequeña muestra que me llevo de estas dos viñas me hace pensar en algunos productores de nuestro país que coinciden con esta filosofía de trabajo; evidentemente hay ánimos de cambios en el mundo del vino, y espero que éstos sean contagiosos a todos los productores del mundo.

miércoles, 19 de diciembre de 2012

“Descorchados 2013: otras melodías”





Patricio Tapia presentó los vinos que seleccionó como los elegidos para su Guía Descorchados 2013, tanto de Chile como de la Argentina, y tuve la suerte de estar entre la lista de los treinta invitados al evento. El atractivo fue no sólo poder conocer con anticipación cuáles fueron los destacados por “Pato”, sino también compartir la degustación con sus hacedores. Resulta destacable que profesionales chilenos y mendocinos hayan viajado especialmente a Buenos Aires para contarnos un poco sobre sus proyectos y sobre lo que íbamos a probar.

A continuación va la lista de vinos, discriminados por categorías; una breve opinión sobre cada etiqueta y, sobre el final, una conclusión personal.

Mejor Blanco

De Chile: Cipreses Vineyard - Sauvignon Blanc 2011 de Casa Marín 
De la Argentina: Lágrima Canela - Chardonnay/Semillón 2009 de Walter Bressia 

Dos blancos, dos extremos; uno filoso y otro cremoso.  El Cipreses es un Sauvignon Blanc muy mineral, hiperfresco, directo y recto, con sutilezas en su paso por boca. En cambio, el Lágrima Canela cuenta con mucho volumen, tanto en nariz como en boca; de esos que explotan en intensidad y complejidad aromática; sus notas de barrica sobresalen, es untuoso, graso, pero está muy bien, su nervio lo equilibra; no me cansa y me invita a otro sorbo.



Vino Revelación

De Chile: Revelado - Pinot Noir 2009 de Bodegas Re (Proyecto perteneciente a Viña Morandé)
De la Argentina: TintoNegro Collezione Italiana Lambrusco 2012 de 55 Malbec (por Alejandro Sejanovich)



Dos vinificaciones bastante atípicas. Por el lado de Chile, se trata de un Pinot, una de las uvas que mejor se da en la región, vinificado como blanco (para espumante) y casi olvidado en una barrica; que tras formar un velo natural en su parte superior hizo que adquiriera una complejidad similar a la de un jerez: esos clásicos aromas que recuerdan a frutas secas (almendra, avellana y nuez) de los vinos evolucionados. En cambio, el TintoNegro es un Lambrusco, cepaje de origen italiano y bastante poco común por estos pagos, que fue elaborado con una maceración tan corta que hace que éste sea casi transparente: es tan claro que por su color no sé cómo clasificarlo; en boca se comporta simple, fresco y bien fácil de beber.




Tinto Revelación

De Chile: Little Quino - Pinot Noir 2012 de William Févre
De la Argentina: Tres 14 Malbec de Garage - Malbec 2010 de Daniel Pi 



Rebelarse con lo básico. Por lo visto, en ambas regiones es un premio a la simpleza, y eso no debe ser mal interpretado, porque este pinot bastante austero, con la aireación, tímidamente fue diciendo mucho, de manera bien pausada pero que valía la pena no perderle atención. Por su parte, el malbec argentino tiene bastante más porte y por ende resulta más atrevido, pero al mismo tiempo es bastante desnudo, con muy poca madera, algo de rusticidad pero con mucha definición; y tiene lo que más me gusta: sabor a vino, uva, hollejo, terroir; sin maquillajes, y eso me encanta.

Mejor Tinto

De Chile: Domus Aurea - Cabernet Sauvignon 2010 de Clos Quebrada de Macul 
De la Argentina: D. V. Catena, Adrianna Vineyard - Malbec 2010 de Catena Zapata 


Mucho roble por aquí y poco roble por allá. Sobre la cepa más importante de cada país, Patricio optó en el primer caso por uno con mucha madera y en el segundo por uno que cada vez tiene menos. Mientras en el chileno eligió un cabernet con unos “cojones” aportados por sus 18 meses de barrica (80% nueva), la cual está excelentemente soportada por el carácter del vino; en el mejor tinto argentino premió a uno de nuestros abanderados, que, según su elaborador Alejandro Vigil, en esta añada, además de la combinación de diversos momentos de cosecha, posee menos barrica que en las anteriores (sólo 20% de barrica nueva). A mi criterio, eso deja percibir una profundidad que me sedujo: otra vez esa sensación de seguidilla de capas, que no se terminan nunca. Moraleja: en este caso no necesitó del roble como gran protagonista para ser un vinazo.

En varias oportunidades de la charla, Patricio dijo: “éstos son los vinos que me gustan a mí... No digo que sean los mejores... son los que yo elijo...”.



Luego de haberlos probado, creo que él quiere dejar bien en claro qué es lo que realmente lo conmueve y su amplitud en el gusto personal, que por lo visto no tiene límite. Para hacer una simple analogía, si en vez de vinos Patricio hubiera tenido que elegir un seleccionado de intérpretes musicales, primero hubiera escuchado absolutamente a todos los encontrados a ambos lados de la cordillera. No se hubiera detenido en virtuosos, ni en hits pegadizos, ni en Súper Star; tampoco se hubiera casado con un estilo en particular; pero sí habría privilegiado por sobre todo a los más genuinos, los más francos, los más sinceros: aquellos que con su interpretación te tocan el corazón, te erizan la piel y, quizás con silencios, te pueden transmitir mucho más que cualquier vozarrón potente y muy entonado, pero carente de sensibilidad o color.



Así de claro, como los vinos que le gustan a él, Patricio tiene una postura bien definida, la resalta y se hace cargo de ella todo el tiempo. Por todo esto, lo encuentro como un abanderado dentro de los comunicadores de vinos de nuestras regiones. En este camino que está comenzando a transitar –seguramente muy discutido–, no pienso perderle pisada. A mí también me entretiene escuchar otras melodías.

Fotos:
1) Aldo´s Vinoteca y Restaurant, el lugar elegido por Patricio Tapia para presentar los destacados de Descorchados 2013.
2) El joven Felipe Marin, presentando Cipreses.  
3) "El Colo"  Alejandro Sejanovich comentando su Lambrusco.
4) Pablo Morandé, no conforme con su gran bodega, apuesta también a la innovación y REnovación con RE.
5) Daniel Pi y su Tres14, un verdadero Vino de Garage .
6) Alejandro Vigil, tan atrevido como sus vinos, también un placer escucharlo.
7) Patricio, el gran anfitrión. Nos hizo sentir como en su casa ofreciéndonos probar los vinos que más le gustan a él. 
8) REvelado, criado bajo un velo, un pinot fuera de serie. 

Notas relacionadas:

La misma cata según Fran de La Logia Petit Verdot

La misma cata según Ariel de Pasión Kuari

La misma cata según José de Wine MDQ

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