lunes, 18 de enero de 2010

"Traslado de los vinos en época de vacaciones"


Ser medio fanático de los vinos algunas veces me genera ciertos hábitos, que precisamente no se caracterizan por ser cómodos o simples, sino más bien todo lo contrario.

No sé ustedes, pero al menos yo en cada ocasión que salgo de vacaciones, así sean de verano, mini o fin de semana largo, teniendo en cuenta la baja oferta de propuestas en etiquetas que a veces nos ofrecen algunos lugares del interior de nuestro país, no desaprovecho la oportunidad para llevar la cantidad de botellas de vinos o champañas necesarias proporcional a la estadía vacacional, realizando un cálculo bastante minucioso en el que, además del número de días, tomó en cuenta el destino, las temperaturas medias y si la parrillada será protagonista esa temporada.

Suelo embalar de manera muy cuidadosa la selección etílica en cajas de cartón ubicadas de manera horizontal sobre el costado derecho del baúl de mi auto (elijo ese lado para evitar el calor del caño de escape, que en un viaje de varias horas podría llegar a ser perjudicial para la conservación de los vinos).

Mi experiencia al respecto me enseñó algunos puntos extras más a tener en cuenta, que quiero compartir aquí con ustedes, como por ejemplo:

- Esperar por lo menos entre 24 y 48 horas luego de un viaje para poder disfrutar del vino correctamente: las veces que no tuve paciencia para aguardar ese tiempo, se mostraron bastantes desequilibrados en aromas y en boca al momento de degustarlos.

- No someter a viajes largos vinos con ya algunos años de guarda: el intenso movimiento, las vibraciones y variaciones de temperaturas pueden acelerar su evolución, algo que me pasó en algunas oportunidades, la más reciente fue con un Salentein Syrah Reserva 2004, cuya primera muestra, que bebí en mi casa, se mostró muy agradable, equilibrada y correctamente evolucionada, mientras que la segunda botella de la misma etiqueta, que probé unos días más tarde pero que antes viajó más de cinco horas con destino a Gral.Villegas para festejar la llegada del 2010, al descorcharla se mostró de aromas apagados, totalmente desarmados, que recordaban más a un oporto viejo, y que nada tenían que ver con la primera muestra .

Desde que la uva se transforma en vino hasta el día en que lo bebemos hay un largo camino; así como siempre resaltamos la importancia de degustar un vino de la manera correcta, cuando hacemos referencia a la temperatura para su servicio y la utilización de la copa adecuada, también tenemos que tener en cuenta su conservación y ser cuidadosos en la parte que nos toca a los consumidores desde el momento de su adquisición hasta el de su consumo.

2 comentarios:

  1. Fer, no te olvides tambien del traslado de copas, ya que casi nunca hay copas adecuadas. Otro punto para tener en cuenta al momento de embalarlas para dicho viaje. Pero coincido totalmente, pero nunca me percate de que lado del baul quedan las botellas....habra que tirarse abajo del auto a ver el recorrido del caño de escape.
    Saludso

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  2. Gracias Andrés por el mensaje.

    Muy cierto y a NO olvidar los copones!!

    saludos
    y buen 2012!!

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