Un maldito resultado de estudio clínico, que anunciaba más de 300 de colesterol, fue el detonante para que la parrillita de la calle Formosa sufriera una estricta dieta que duró más de sesenta días, donde únicamente pudieron acercarse aburridas carnes magras, pollo sin piel, algún que otro “peixe” y secos vegetales. Por suerte semejante depresión terminó cuando los valores del último análisis regresaron a la normalidad, lo que permitió que las brasas volvieran a brillar y la parrilla volviera a sonreír.
Reencuentro con la familia luego de dos semanas de vacaciones, día soleado para la reunión dominguera. En esta ocasión los vegetales estuvieron mucho mejor acompañados por costillas de cordero, matambre de cerdo, salchichas parrilleras y un puñado de vinos no habituales que generaron bastante expectativa previa al descorche.
Los vinos
Etiquetas importadas, cuyos precios rondan entre u$s 10 y u$s 15, todas adquiridas en los Duty Free de Porto Alegre y Montevideo. Vale aclarar que estos locales no se caracterizan precisamente por tener gran variedad, aunque en el segundo predominan las etiquetas argentinas, uruguayas y chilenas. Por lo tanto, para elegir tuve en cuenta sólo algunos datos básicos como productor o región de origen de las variedades que componían cada vino.
Degustación
Nederburrg Chardonnay Reserve 2009 (South Africa)
De color amarillo dorado, brillante y como con cierta viscosidad; sus aromas de nariz se mostraron complejos y de buena intensidad, donde predominaron claramente los tostados (que corresponden al aporte de la barrica) y frutas maduras (ananá, banana), también algunos aromas a levadura y una acentuada nota mantecosa; en boca se mostró franco y con la acidez necesaria para equilibrar la untuosidad de su paso. Pese a esto último, el estilo de este blanco, que ya lo encontré anteriormente en otros chardo sudafricanos, a mí gusto resulta un tanto cansador, aunque reconozco que lo que ofrece por diez dólares está muy bien. Lo utilizamos para el tapeo previo al asado, pero por sus características creo que podría haber funcionado mejor acompañando alguna preparación, por ejemplo pastas o carnes blancas, con base de crema de leche.
Jacob´s Creek Australia Shiraz/ Cabernet Sauvignon 2007
De bastante menor carga colorante a la que nos tienen acostumbrados los syrah de nuestro país; sin demasiada intensidad aromática en nariz, pero con un desarrollo en boca interesante, donde su paso es suave y de persistencia media (tirando a larga), es fresco, con predominio de las notas especiadas y suave tostado. Al rato de estar servido perdió un poco de expresión en la copa; lo imagino recomendable para aquellos consumidores a los que les gustan los vinos suaves y pulidos por el tiempo. Vale mencionar que este productor pertenece al grupo Pernod Ricard, que en nuestro país agrupa también a Bodega Graffigna.
Mapu Reserva Carmenere 2009 (Chile)
Del Baron Philippe de Rothschild, también productor reconocido por sus elaboraciones en diferentes regiones del mundo, en esta oportunidad es en Chile, más precisamente en el Valle del Maipo. El vino se mostró de color rojo rubí y con bastante mayor intensidad y brillantez que el anterior; de entrada aparecieron notas de fruta roja madura y la típica nota herbácea y mentolada que solemos encontrar en vinos chilenos; su entrada en boca es dulce, con marcada acidez, sin demasiada complejidad aromática, pero muy agradable y fácil de beber. Seguramente sea el que mejor se adapte a la mayoría de los paladares.
Bouza 2009 (65%Tempranillo/ 35%Tannat) (Uruguay)
También bastante concentrado en su color, pero el rojizo tira más hacia el violáceo; en aromas es contundente, la fruta (roja y negra) sumado al aporte del roble (9 meses de barrica francesa y americana) van siempre juntos y muy bien ensamblados. Posee esa nota dulce que lo hace bien agradable y al mismo tiempo fresca, lo cual colabora a que el dulzor no sea cansador, fue el que más me recordó a los vinos de nuestro país. La primera vez que lo llevé a la boca se mostró algo astringente y como que se caía un poco en su paso, pero fue sólo la primera impresión, ya que durante todo el almuerzo este uruguayo fue el que mejor se mantuvo en aromas y dejando la impresión de que con el tiempo seguirá mejorando. Todos esos atributos lo convirtieron en mi preferido.Había probado con anterioridad vinos de esta bodega y siempre obtuve buenos resultados, evidentemente están trabajando para hacer vinos modernos y con prolijidad.
Conclusión
Conclusión
Todos los vinos degustados me parecieron de calidad buena. Si pienso en su costo llevado a la moneda de nuestro país (sesenta pesos aproximadamente), en mi caso particular que conozco bastante el mercado local, creo que aquí puedo encontrar vinos que ofrecen mayor calidad, o al menos que a mí me gustan más. Pero no hay que olvidarse tampoco de que no fueron muchas las opciones que había para elegir y seguramente en los correspondientes países de origen existan propuestas más interesantes aún.
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