Hace aproximadamente quince años Nicolás Catena fue pionero en plantar viñedos en la zona de Gualtallary, corazón de Tupungato, Mendoza. A partir de ese momento, diversas firmas también se instalaron en la región, lo que colaboró a que fuera aumentado gradualmente la superficie cultivada. Entre tanto, no faltaron quienes fueron por más y también decidieron construir su bodega. En aquel entonces poco y nada conocíamos sobre esa zona, hasta nos resultaba difícil acostumbrarnos a pronunciar su nombre de manera correcta; y mucho menos imaginábamos que pocos años más tarde estaríamos tan atentos a sus elaboraciones.
Entre los visionarios que también eligieron la desértica región para la construcción de su bodega allá por el 2002, también estaba Roberto Luka, quien venía de desempeñarse como Director General en Finca Flichman, pero que iba a apostar a un nuevo proyecto que llamaría Finca Sophenia. Un año más tarde, invitó a Matías Michelini a estar al frente de su producción; recordemos que en ese entonces Matías ya era reconocido por sus destacadas elaboraciones de Sauvignon Blanc para la bodega Doña Paula (creo que los memoriosos nunca van a olvidarse del Doña Paula y Los Cardos Sauvignon Blanc).
Sophenia es una bodega que desde sus inicios estuvo en continuo crecimiento. Hoy cuenta con una producción actual de 800.000 mil botellas, de las cuales el 95% se destina al mercado externo, que se reparte entre treinta países. A pesar de semejante producción, no necesitan comprar uvas, ya que las 130 hectáreas de superficie cultivada le permiten autoabastecerse. Su próximo objetivo es el crecimiento de ventas en el mercado interno, que, según pronostican, a corto plazo representará el 10% de su producción.
Como consumidor bastante involucrado en el tema y que reside en Buenos Aires, siempre vi a Finca Sophenia como una bodega que se destacó en elaborar vinos de calidad, algo que también se ve confirmado por el reconocimiento más que nada de la prensa y los premios a nivel internacional. Pese a ello, hasta este momento sus vinos siempre estuvieron bastantes callados en nuestras góndolas. ¿Qué quiero decir? Que en estos años nunca nadie me los ofreció, recomendó o comunicó acerca de ellos; si los tomé fue por estar siempre bastante informado y por mi inquietud. Esto me da motivo para pensar que varios consumidores no tienen ni idea de su existencia y, por ende, mucho menos de la calidad de sus productos.
Hace algunos meses, cuando resolvieron dar su comercialización en Buenos Aires a una empresa como Soma (especializada no sólo en la venta sino también en el asesoramiento en vinos de calidad), me di cuenta de que ahora comienza una nueva relación entre la bodega y los consumidores de nuestro mercado. Hoy me lo confirma el encuentro en una cata, en la vinoteca Ozono, junto a su enólogo Rogelio Rabino, Eugenia LuKa (hija de Roberto y Brand Ambassador de FS) y Franz Provosts (Gerente Comercial). Una decena de etiquetas para probar y un entusiasmo especial por “contar” los vinos de esta empresa, que, antes que nada, deja translucir que se trata de un proyecto familiar.
Con respecto a Rogelio, vale destacar que se incorporó a Finca Sophenia hace cinco años, para trabajar junto a Matías Michelini, primer enólogo de la bodega en ese momento. A partir de mediados del 2010, Matías comienza su proyecto personal Passionate Wine, y se desliga de su puesto pero continúa su relación con la empresa porque la sigue asesorando en el total de su producción. Es entonces cuando la conducción pasa a manos de Rogelio, a quien, con sólo 28 años, evidentemente no le pesó el desafío, al menos por lo que podemos percibir y queda demostrado en sus elaboraciones.
De algunos meses a esta parte, creo que probé todos los vinos de la bodega, empezando desde su línea más baja Altosur hasta el Roberto L, tope de gama que salió a fines del 2011. Debo reconocer que sus vinos me encantan, no hay nada que no sea bueno, y entre lo más valioso que entregan está que no disimulan los rasgos de su terroir. Son modernos, pero en ningún momento resignan elegancia. Su frescura natural colabora en gran medida a aspirar a una buena evolución en botella.
Con respecto a sus valores, poseen etiquetas en casi todos los segmentos de precios, desde los $ 49 hasta los $ 400. En relación cuentan con un buen porcentaje de blancos en su portfolio, pero les faltaba espumantes, y recientemente sacaron un “Charmat brut nature”, corte de chardonnay con semillón, y próximamente también irán por un Champenoise.
Personalmente me gustan los vinos de corte. Hace muy poco, a pedido de la reconocida cadena de restaurant inglesa “El Gaucho”, sacaron una nueva línea llamada Sophenia 2, que consta de un corte blanco y uno tinto que me encantan. Por suerte, una porción de aquella gran partida quedó en nuestro mercado.
Volviendo a la cata en Ozono, entre las etiquetas disponibles para degustar había nuevas añadas y algunas novedades:
Altosur Sauvignon Blanc 2012:
Era una muestra de tanque, de aspecto algo turbio, ya que aún estaba sin filtrar; su expresión aromática en nariz era baja (según Rogelio, se trata de algo normal para esta instancia, y en poco tiempo crecerá). En boca explotaba, allí sí sus aromas eran potentes y su acidez crujía.
Viognier 2011:
También una muestra, pensada para la línea Sophenia Reserva. Si bien hace tres años que se elabora, es el primero que saldrá a la venta en el mercado interno. El 20% de esta partida, que es relativamente chica, fermentó en barrica. Muy buen balance entre fruta madura, acidez y toque del roble; un final de boca levemente amargo, algo característico de la variedad, que no le queda nada mal y que personalmente me gustó.
Sophenia Corte 2 Blanco (70% Torrontés / 30% Sauvignon Blanc)
Es la cuarta vez que lo pruebo, imaginen que por algo será. Si bien las cepas que componen este corte suelen caracterizarse por ser bastante explosivas en aromas, en esta elaboración no fue así, ya que ambas variedades se encuentran sutilmente amalgamadas. Rogelio nos adelantó que ya se elaboró el corte 2012 de esta línea, con un nuevo porcentaje de 80/20.
Sophenia Reserva Cabernet Sauvignon 2010
Era uno de los pocos vinos que me faltaban probar y, al igual que el resto, también me encantó. Criado en roble americano, sus aromas me recuerdan al típico pimiento, pero en la medida y punto justo. Al rato, en el copón, los minerales tomaron la escena. Nuevamente me recuerda su origen.
Sophenia Reserva Syrah 2009
Es la primera cosecha que sacan de este Syrah. ¡Qué debut, por Dios! ¿Cómo hago para decir que no encuentro vinos así en nuestro mercado? Fundamentalmente especiado y mineral, sus taninos “marcaditos” y su acidez me incitan a arrancar hojas del calendario, quisiera que los meses pasaran rápido para seguir de cerca su evolución. Dos puntos a favor: su personalidad y un costo que es relativamente accesible.
Sophenia Synthesis Malbec 2010
Éste explota, la palabra “moderno” no alcanza; queda mejor llamarlo “fashion y seductor”, pero cuidado: con mucho nivel. Rogelio reveló algunos secretos: es un corte de vinificaciones de diferentes puntos de cosecha, que van entre el 25 de marzo y el 25 de abril; del vino obtenido de cada recolección se privilegian determinadas características y se compone el blend final. De esta manera se logra obtener mayor complejidad y todo de un solo viñedo. Al degustarlo, su ataque dulzón y los atrevidos aromas de la crianza pueden enamorar hasta al paladar más abstemio, se los aseguro. Con esta cosecha 2010 aún criándose en botella, actualmente se está comercializando el 2009.
Sophenia Synthesis Blend 2009
Este blend (70% de malbec, 25% de cabernet y 5% de merlot) fue criado 18 meses en barrica francesa nueva; sus plantas poseen un rendimiento de 50 quintales por hectárea. Este corte reúne en la misma mesa a Michel Rolland, Matías Michelini, Roberto Luka y Rogelio Rabino, quienes luego de muchas mezclas, pruebas y opiniones propias, finalmente lo deciden. Al respecto, Rogelio destaca el muy valioso aporte de Rolland. Su versión 2008 está entre mis preferidos, la 2009 sigue el mismo camino de potencia, equilibrio, volumen y complejidad. Lo mejor está por venir. Igualmente con la 2008 tenemos para entretenernos por varios años más.
Roberto L 2008
También un blend pero con mayor porcentaje de merlot. En este caso, el corte fue definido por el propio Roberto Luka, quien deja en claro que ante todo decidió privilegiar la elegancia. Posee unos tonos a hierbas muy finos; en boca es menos gordo que los dos anteriores, pero con una estructura que me anuncia mucha longevidad. Si bien hoy puede disfrutarse, seguramente se podrá guardar durante muchos años.
Nos despedimos con el Sophenia Brut Nature. Pese a que es nuevo, ya lo probé varias veces y siempre me resultó más ameno cuando lo bebí al final de una comida (sobremesa) que cuando lo probé solo o de entrada.
Llegando al final, cuando le pedí a Rogelio que me contara qué significa trabajar junto a Matías Michelini, creo que su tono de voz y su mirada cambiaron: comenzó a hablar su corazón y, no mezquino en elogios, reconoció y agradeció todo lo aprendido en estos cinco años junto a Matías, de quien, además de destacar su ya conocida humildad, resaltó su generosidad en compartir todo su conocimiento y experiencia.
Por mi parte, en la charla con Rogelio también pude reconocer su escuela, esa mezcla de dedicación, pasión y el atrevimiento propio de su juventud. Así como cuando uno bebe un vino nuevito y puede estimar su potencial, ahora también puedo ver en Rogelio una gran carrera por delante.
Al igual que todos los presentes, salí muy satisfecho de la degustación porque conocí otra cara de Finca Sophenia, cómo es su historia y su gente. Espero que quienes no lo hayan hecho puedan empezar a descubrirla también, y disfrutar de lo mucho que sus vinos tienen para contarnos.
Que linda noche Fer! Impecables todos los vinos!
ResponderEliminarMuy buena la reseña histórica de Gualtallary y Finca Sophenia
Abrazo