miércoles, 22 de octubre de 2014

“Catando los malbec de Colomé junto a Thibaut”



Hace muy pocos meses Bodega Colomé lanzó al mercado la nueva añada de uno de sus vinos insignia, el Colomé Estate Malbec 2012. Tal como en cosechas anteriores, este “blend de terruños” está compuesto por uvas malbec provenientes de diversas fincas que la bodega posee en los Altos Valles Calchaquíes; para ser más específico, un 5% es proveniente de Finca La Brava (Cafayate, 1.700 msnm), un 70% de Finca Colomé (Molinos, 2.300 msnm) y un 25% de Finca El Arenal (Payogasta, 2.700 msnm). Si bien la línea Estate está a punto de cumplir diez años, ya que se elabora desde el 2002, desde el 2010 esta trilogía de componentes se vinifican por separado, siempre en partidas muy limitadas (no más de 2.000 botellas de cada uno al año).


Cada uno de estos malbec posee las particularidades de cada una de las mencionadas regiones: composición de los suelos, altura y temperaturas. Para entender mejor este concepto de “blend de regiones”, desde hace ya tres años Bodega Colomé vinifica por separado cada uno de esos componentes en una línea llamada Lote Especial (LE). En los tres casos, la crianza de los vinos es similar (12 meses de barrica), pero los momentos de cosechas no. Eso tiene que ver con que, a diferentes alturas, varían las temperaturas y, por ende, el momento de maduración de la uva, por lo cual en cada caso será diferente; por ejemplo, en La Brava se cosecha antes que en El Arenal, donde las temperaturas promedio suelen ser bastante más bajas y a la fruta le cuesta más tiempo madurar.
Es la segunda vez que realizo esta cata de los tres LE seguido del Estate. La primera fue con la añada anterior (2011). Debo reconocer que es una buena experiencia, no sólo para disfrutar, sino también para aprender, ya que en cada LE se resalta una particularidad, y eso se puede distinguir, si uno presta especial atención comparándolos entre ellos, y al momento de degustar el Estate.




Tuve la suerte de probar esta tanda de 2012 guiado nada menos que por Thibaut Delmotte, winemaker de la bodega casi desde sus comienzos (2005), con lo cual la experiencia fue mucho más enriquecedora aún. No conocía a Thibaut. Además de ser muy carismático, durante toda la charla fue sumamente claro al momento de explicar este concepto de trabajar por separado, profundizando sobre cada una de las fincas, para así lograr los componentes deseados, con el objetivo de que, al momento de “blendear”, colaboren a sumar en complejidad; siempre fiel al estilo deseado por la bodega para esta etiqueta que de alguna manera podemos decir que es la más representativa. Con respecto a la crianza del corte terminado, la ficha declara 18 meses de barrica (sólo el 10% del total es de primer uso).


Quisiera comentarles un poco el perfil de cada uno de los LE, aclarando de paso que la antigüedad de los viñedos es la misma en todos los casos; de igual manera que la crianza en barrica de cada uno (12 meses), y sobre todo analizando la relación directa que tienen con la composición de los suelos y la altitud en cada una de esas fincas.



Con respecto al Lote Especial Finca La Brava 2012, a pesar de un destacado perfil de fruta madura, bien ensamblada con notas de la crianza, en boca es un vino redondo, de suaves taninos y estructura media, de esos que “corren” fácil. Entre todos los LE, claramente es el que recomiendo para aquellos consumidores más iniciados, no sólo por lo bebible, sino también por las acentuadas notas de la barrica.


En cambio, el Lote Especial Colomé, casi como la columna vertebral del Estate, es lo que sería la finca madre: al ser la más extensa de todas (ocupa una superficie de 70 has), es la que más protagonismo tiene dentro del Estate, con un 70%. Al degustar podemos decir que es el que tiene el carácter NOA más acentuado: mayor concentración y estructura que el anterior, y la fruta madura tiende más hacia la fruta negra y los especiados. Un vino ideal para aquellos consumidores amantes de ese temperamento salteño distintivo. A diferencia del anterior, posiblemente el tiempo en botella colaborará para hacerlo crecer en complejidad, para que siga redondeándose y amalgamándose con las notas que aportó la barrica. De esa finca también sale el Colomé Auténtico 2012, también muy bien valorado en la alta gama de la bodega, a pesar de que no tiene nada de crianza en madera.



El último degustado fue el Lote Especial El Arenal. Así como cuenta con la uva proveniente de mayor altura, claramente también es el vino de mayor personalidad. Eso se percibe enseguida cuando uno lleva al vino a la nariz, donde los especiados típicos del NOA comulgan de manera particular junto a tonos minerales; las notas de crianza están en un segundo o casi tercer plano, a diferencia de los dos anteriores, donde su protagonismo era mayor. Podemos decir que, ante más carácter, la misma barrica impactó menos, al menos desde lo olfativo. En el paso por boca me vuelve a conquistar: su impronta lo puede destacar entre otros pares de segmento similar de la región; sus taninos acentuados no me molestan y me pronostican crecimiento; además, me gusta porque tiende a ser fresco y con buen nervio. No es porque me haya gustado a mí, pero es un vino que cautivará a aquellos consumidores que están en la búsqueda constante, sobre todo si buscan tonos diferentes. Creo que Thibaut también le tiene un cariño especial. Relató cómo le llevó varios años encontrar el equilibrio en la planta y poder verlo también reflejado en el vino. Se enorgullece de ello. Comparto con él su idea acerca del futuro de esta etiqueta.
Claramente los tres LE se destacaron por diversos atributos. El arte de Thibaut consiste en haberlos combinado de tal modo que, en el producto final, además de sumar complejidades, se pueda interpretar el matiz que aporta cada uno.


Si comparo el Estate 2012 con añadas anteriores, encuentro en esta instancia un vino más bebible, que sin embargo no defraudará con lo que pretendemos cuando descorchamos algo del segmento. Vale recordar que además la añada 2012 para el Valle no se destacó precisamente por ser de las mejores.
Otra de las novedades que probamos fue el nuevo Colomé Torrontés 2014 ($ 100): sumamente fresco, y en un punto intermedio, entre la búsqueda de la elegancia pero sin perder aromas florales típicos de la variedad. Creo que la añada anterior me había dejado la misma buena impresión. Es como que la bodega encontró un rumbo, en un estilo que puede enganchar fácilmente a un consumidor internacional, moldeando de alguna manera el carácter de la variedad pero sin resignarlo, algo que a veces ocurre en otros pares. Para ello también se mezclan uvas provenientes de diferentes viñedos, y con diversos puntos de cosecha. El resultado: una combinación entre la expresión del torrontés de la finca más cercana a Cafayate y la frescura y verticalidad de la fruta proveniente de las zonas de mayor altura (Molinos).
Sólo el Colomé Estate Malbec ($ 198) y el Colomé Lote Especial Malbec La Brava ($ 185) están disponibles para ser vendidos por separados en nuestro mercado. El resto de los LE se pueden comprar todos juntos en el Tripack Malbec de Altura ($ 730).

Fotos: Si bien la cata con Thibaut (Foto 1) fue realizada en el Palacio Duhau (Buenos Aires), las cuatro fotos siguientes fueron tomadas en la bodega en un reciente viaje.

1 comentario:

  1. Fer,
    no sé si es casualidad o conexión cósmica (?) pero esta semana saqué mi nota también sobre esta degustación. Coincido con tus impresiones 100%.

    Abrazo

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