lunes, 16 de noviembre de 2009

"Vinos de Lujo 2009"


Como en los últimos ocho años, la semana pasada se realizó en el Hotel Alvear la Feria de Vinos de Lujo 2009, evento en el que no podía estar ausente, ya que allí es donde buena parte de las bodegas más importantes de nuestro país dan a degustar sus vinos de alta gama.

Alrededor de cuarenta y cinco fueron las bodegas expositoras, las que ofrecieron más de ciento cincuenta vinos. Suena tentador, pero lo cierto es que, como asistí solamente un día, habré probado apenas unas veinte etiquetas, de las cuales les comentaré sólo algunas:

Colomé Torrontés 2009. Esta nueva añada recién salida al mercado se mostró bastante aromático y de elegante nariz; en boca con buena estructura, algo untuoso; me recordó bastante al 2008, de un estilo similar; su importante grado alcohólico puede acompañar tranquilamente algún plato contundente, e imagino que por este mismo motivo habrá que cuidar bastante su temperatura al momento del servicio.
Amalaya 2008. También con todas las virtudes del actual 2007 y a pesar de su juventud resultaba muy agradable de beber; otro punto a favor para la bodega salteña que año a año mantiene la calidad de sus vinos.
La frutillita del postre la dio el Colomé Syrah 2007. Imagino que muy pocas personas pudieron disfrutarlo, ya que es una partida limitadísima, que casi no se consigue en el mercado. Sobre el vino puedo decir que tiene mucha tipicidad, tanto varietal como de terroir, y que si bien ya lo considero listo para beber, en boca también me indica que tiene muchísimo potencial para crecer.

Otro stand generoso con sus vinos y bien atendido fue el de Bodegas del Fin del Mundo. Allí la novedad fue la incorporación de una nueva línea de varietales llamada Fin, cuya particularidad es que son partidas muy pequeñas, todas provenientes de single vineyards, con una crianza que se reparte entre cubas (6000 l) y barricas de roble francés (225 l); posiblemente cuando salgan al mercado su costo rondará los $100.
De los varietales que probé me gustaron el Tannat y el Cabernet Franc, aunque a ambos le falta más de tiempo en botella para su redondeo, pero lo importante es que prometen.

En el espacio de la distribuidora Grand Cru me encontré con la sorpresa de que ahora también es representante de una de las mejores champañas de nuestro país, estoy haciendo referencia a Cruzat Larraín, elaborado por el reconocido enólogo y maestro Pedro Rosell y su discípulo Cristián Allamand.
Destaco el Cruzat Larraín Rosé, de color asalmonado, delicada nariz de frutos rojos y destacable estructura y personalidad en boca, con recuerdo a frutas tropicales y cerezas al marrasquino en los aromas retronasales. ¡Imperdible!Hasta no hace mucho tiempo el precio de góndola de esta champaña rondaba los $ 70 por botella, espero que los cambios en la comercialización del mismo no incremente considerablemente su valor.

Otra de las bodegas que visité y que no sólo destaco por la calidad de sus vinos sino también por los representantes que la atendían es Finca La Celia, donde nadie que pasó se fue sin probar el Supremo 2002, que se encontraba en el imponente botellón de 3000 cm3. Allí mismo probé (y me encantaron) La Celia Elite Malbec/ Petit Verdot 2006 y La Celia Heritage Malbec 2006, vinos que si bien se caracterizan por ser concentrados e intensos, en ningún momento dejan de ser delicados y elegantes.

Otro lanzamiento, esta vez en el stand N°7, perteneciente a Bodega del Desierto (25 de Mayo, La Pampa), sorprendió con su nueva línea Desierto Pampa, de reciente aparición en el mercado. La misma está compuesta por: Cabernet Franc 2006, Malbec 2006, Syrah 2006, Blend 2006 y Pinot Noir 2007. Degusté los vinos mientras conversaba con su gerente general, Armando Loson, quien me comentó sobre el notable crecimiento en la calidad de la uva obtenida año a año, algo de lo que doy fe, ya que tanto el Cabernet Franc, como el Syrah y el Blend son de calidad destacable. También mencionó que ya tienen embotellado 25/5 Cabernet Franc 2006 y 2007, y que superan al 25/5 Cabernet Franc 2005, que tanto disfrutamos y seguimos disfrutando todavía.



Si bien son varias las bodegas con vinos muy importantes que no acostumbran a participar de este evento, igualmente es mucho lo que solemos encontrar en Vinos de Lujo y está bárbaro que así sea. Por otro lado, no está bien que algunos expositores por momentos escondan sus vinos o demoren en abrirlos (por suerte este año fueron una minoría).
Los puntos para mejorar, los de siempre: limitar la cantidad de público asistente, ya que por momentos se hace imposible caminar, y como sugerencia, debería haber una buena cantidad de dispenser con agua fría repartidos por los salones, que serían útiles para saciar la sed, enjuagarnos la boca y la copa entre vino y vino; el agua que normalmente brindan en los stands evidentemente no es mineral, ya que tiene mucho olor a cloro, por ende no servía ni para beber ni para enjuagar correctamente los copones, e inclusive interfería por momentos en la correcta apreciación de los aromas del vino. Vale mencionar que las copas cedidas por la empresa organizadora eran de calidad aceptable.

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