martes, 11 de junio de 2013

“Michelini y la llave de la libertad” (Primera parte)


La primera vez que me reuní con Matías Michelini fue en diciembre del 2010. El motivo de aquel encuentro era conocer algunas de sus nuevas elaboraciones, que más que nada tenían relación con su nuevo proyecto personal de ese momento (Passionate Wine), y también otras de diversos proyectos que comenzaría a asesorar. Les acerco aquí un link de aquella visita reflejada en una nota. Esa noche el único vino de Passionate que pudimos probar fue el Montesco 2009 (partida: 4.000 botellas); unos meses más tarde, en la vendimia del 2011, se sumó el primer Agua de Roca (1.200 botellas) y algunas pocas etiquetas más, siempre todas de partidas reducidas.

De aquella charla recuerdo haberme encontrado con un Matías que, a pesar de ya portar un apellido reconocido, se mostraba con gran sencillez, humildad y una especial inquietud para mostrarnos su manera de pensar y, de alguna forma, anticiparnos sus proyectos e ideas. Algunas de esas muchas ideas eran hasta difíciles de imaginar, pero el tono de sus palabras me inspiró la confianza de alguien que está seguro del camino elegido. Quizás por ello, desde aquella primera vez, nunca dejé de estar atento a sus elaboraciones y a todo lo que pasaría bajo su mirada a partir de entonces.

Gracias a la gentileza de sus representantes comerciales en Buenos Aires, mis amigos Noe y Martín de Ozono Drinks, a principios de mayo de este año fui yo quien pudo visitarlo. Dado que actualmente son muchísimas las elaboraciones que tiene para mostrar, era mucho más fácil y atractivo para mí trasladarme hasta su querido Tupungato, donde, además de probar vinos terminados, tendría la posibilidad de ver las elaboraciones que estaban en camino.

Por el momento, Passionate Wine no tiene bodega, pero buena parte de su producción se elabora en bodega Del Tupun. Hacia allí nos dirigimos un viernes de mayo, tempranito, ni bien llegué. Piletas, huevos de cemento, barricas, toneles y hasta antiguos fudres recuperados de más de cien años estaban generosos a la espera de que podamos degustar de ellos. En lo personal, intenté sacar conclusiones para reflejarlas acá de la manera más clara posible.



Para que tengan idea de su crecimiento, en el 2011 la producción de Passionate Wine rondaba las 7.000/8.000 botellas y hoy, dos años más tarde, estiman elaborar, entre todas sus líneas –actualmente catorce– más de 70.000. Otro detalle: el destino de comercialización siempre fue el mercado local, aunque recién este año un pequeño porcentaje comenzará a viajar al mercado externo, principalmente a Estados Unidos.

Muestras probadas

Entre la enorme cantidad que probamos, las añadas 2012 del Punta Negra o del Torrontés Brutal las acepte más fácil que cuando las había probado, en sus versiones anteriores, antes de que salieran a la venta. Dicho de otra manera: o mi paladar se familiarizó con este estilo de vinos o Michelini a estos últimos los trabajó para que se pusieran amenos y entendibles más rápidamente. Quizás haya un poco de cada cosa. Algo similar me ocurrió con el Inéditos Ancellota 2011, que demorará algo más de dos años para estar a punto, mientras que un reciente ancellota con viognier 2013, por lo “domado” que lo encontré, estimo que no necesitará ese tiempo.

En el recorrido por la bodega, a primera vista, si hay algo que creció considerablemente es la cantidad de huevos de concreto: es evidente que las vinificaciones y la crianza en ellos cada vez están dando mejores resultados. Por ejemplo, de un huevo que lleva el rotulo de “Petit Malbec”, probé un corte Malbec/Petit Verdot hiper-jugoso, de esos que te producen la sensación de morder la fruta fresca con hollejo y todo: una perfecta combinación de cepas que me encanta. Otro que creo va a dar que hablar será el “Malbec de los Cojones”, al menos así llaman por ahora a un trío de barricas. Uno de los secretos es que su fruta proviene de una finca en “Vistaflores Arriba”, aparentemente un lugar al que es difícil llegar, pero por lo visto a “Miche”, cuando le gusta algo, por suerte nada no lo detiene. Cuando lo probé entendí su anécdota de la travesía en 4X4 para llegar hasta el viñedo: qué explosión en boca; su alcohol apenas es de 12 grados, pero su acidez cruje, y me da una sensación de estructura y potencia única. Sí, apenas 12 grados: muy opuesto a lo que uno puede imaginar desde la teoría.

Aunque no recuerdo de qué finca proviene, es imposible olvidarme de otra de las novedades, un exquisito sangiovese 2012: hermosa fruta fresca, algo que me remite a florales. Creo que saldrá en la línea Inéditos. No le voy a perdonar a Matías que en el 2013 no lo haya repetido, por esto ya les anticipo que será una verdadera perlita.

Para cerrar con los tintos, unos que ya portan nombre, y sobre todo mucha personalidad, son los de la línea que se llamará Diverso. Serán varietales, un Syrah y un Merlot 2012, todo 100% criado en huevo, sin sulfitos y con la menor intervención posible en su elaboración. Me gustaron ambos, sobre todo el syrah. Además de prometer botellas ecológicas y lucir unas bonitas etiquetas ilustradas por las hijas de Matías, parte de lo recaudado por su venta tendrá fines benéficos. Una fórmula perfecta: dar placer, cuidar el planeta y colaborar con alguna escuela o entidad de Tupungato que lo necesite. Otra nota de color es que la finca de donde proviene el syrah se encuentra frente al Tupungato Divino, en Gualtallary, la cual durante muchos años no había tenido ningún tipo de mantenimiento ni cuidado, pero que había logrado un equilibrio de manera natural que cautivó a Matías y lo motivó a crear esta nueva línea.



Pasando a los blancos, les puedo asegurar que el asunto viene tan entretenido como con los tintos. Por ejemplo, probamos los componentes para el Agua de Roca 2013, seis vinos en total, que alternan diferentes momentos de cosecha (+/- madura) y de diversas vinificaciones (c/s maceraciones, escobajo, etc.); la mayor parte de la fruta proviene de la finca San Pablo en Gualtallary. Eso sería lo más nuevo del año, y también tiene un blanco en crianza: el Paso del Sapo 2012, un “chardo” proveniente de la localidad chubutense de donde sale su nombre, para mayor precisión, en nuestra geografía coincide con el paralelo 43. Este blanco posee una destacada nota salobre/mineral, y por el momento sigue afinándose en barrica, de la cual Matías se niega a sacarlo aún porque afirma que cada vez se pone mejor. Yo creo lo mismo: la historia de cómo nació este vino es tan emotiva e interesante como degustarlo; la sommelier Paz Levinson también fue parte de ella.


Por fin llegó el turno de probar un corte, llamado “Verdes Cobardes”. Aprovechando que estábamos sobre las piletas, ensayamos la posible mezcla para ver cómo quedaría. La idea era tomar una base de un clásico “sauvignon blanc michelinesco”, darle más carga y acidez con un semillón verde y aportar el perfil frutal con viognier y un chardonnay, un tanto más maduro este último. En lo personal, esta mezcla me resultó muy atractiva. Creo que saldrá bajo la línea Montesco, pero en un segmento de precios inferior al Parral. Lo más jugoso: la historia de cómo nacieron la idea y el nombre, tan directa y atrevida como el vino; si deseas conocerla, búscala en twitter porque ahí se disparó.


Nueva bodega

Passionate Wine tendrá por fin bodega propia. Estará ubicada en Gualtallary, dentro del Wine Country Tupungato Winelands. El proyecto y construcción de la nueva bodega está a cargo del reconocido Estudio Bórmida y Yansón (también Atamisque, Fournier, Séptima, Salentein, entre otras); la superficie construida será de 2000 mts2, y tendrá una capacidad de 170000  litros de fermentación en huevos y 100000 para crianza en barricas.

La bodega se ubicará a los pies del cerro; su construcción evita las líneas rectas y sus colores externos se mezclan con los del paisaje, el suelo y los viñedos. La edificación contará con diferentes niveles; y para transportar la uva, mosto o vino de un área a otra, lo hará únicamente por gravedad. Otro de los puntos interesantes que recuerdo es el aprovechamiento al máximo de la luz solar, para lo cual el techo será con un vidriado transparente en la parte superior central y en cada uno de los pisos. Se calcula que la construcción total demorará aproximadamente cinco años. También contará con áreas destinadas al turismo, con espacios especiales para que las familias puedan visitarla, pasar el día y disfrutar de un almuerzo con vista a los viñedos y al cerro. Cuando me mostraron dónde estará ubicada la bodega, ya puedo imaginármelo: el marco será único.



Volviendo a aquella noche del 2010 cuando Matías llegaba con una cabeza que explotaba de sueños, creo que nunca se habría imaginado que se irían cumpliendo tan rápido, y mucho menos aún que antes de los tres años estaría comenzando el proyecto de semejante bodega. Esto confirma, una vez más, la importancia de estar convencido del camino elegido, que precisamente no es el más fácil. Tener alas y soñar, por lo visto, son algunos de sus secretos para haber encontrado la llave de la libertad.

Haciendo click sobre las fotos se pueden ampliar Foto 2: Fudres
Foto 3: Finca de Syrah en Tupungato Divino
Foto 5: Proyecto del Estudio Bórmida y Yansón

3 comentarios:

  1. Estos tipos no paran de innovar y moverse. Una maravilla.

    ¡Saludos!

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  2. Musu, pienso que Matias experimenta con sus vinos y nos los vende a los consumidores, porque algunos son originales y otros intomables con el Hulk y el Bonarda pura. Debería buscar alguna elaboración mas estable, como el Montesco (que me gusta mucho) y experimentar menos; o guardarse los experimentos intomables en la bodega.
    Salute

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  3. Hola Fabian,
    puedo entender que haya vinos de Passionate que te gusten y otros que no..
    pero que un consumidor calificado, comunicador serio y formador de opinión como vos, diga que algunos son "intomables", me llama verdaderamente la atención..
    Espero algún día poder charlar personalmente contigo sobre cada uno de estos vinos.

    saludos
    musu

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