Hace algunas semanas atrás asistí a una nueva
edición del Premium Tasting, evento realizado desde hace nueve años en la Ciudad de Mendoza, ideado y
organizado por Nicolás Alemán, un joven licenciado en Comunicación y
Marketing, que desde temprana edad construyó su carrera enfocada al mundo del
vino desempeñándose en empresas como Bodega Zuccardi, Ernesto Catena y
GoBar.
Pensado para promover el vino argentino, el Premium
Tasting nace en el año 2011 para probar los vinos de nuestro país que resultan mejor
puntuados por los críticos internacionales más reconocidos, mientras son
presentados por sus productores.
El Premium Tasting es un evento que al seguirlo año tras años puedo decir que fue creciendo con el mismo ritmo de precisión como muchas veces me gusta decir que lo vienen haciendo nuestros vinos.
Cuando abordo algún tema relacionado al vino,
suelo siempre comparar con algunos años hacia atrás y no paro de sorprenderme, por
un lado el desempeño de los técnicos, sus búsquedas, investigación y ajustes
constantes; y por el otro el de muchos consumidores, tratando de no perder
pisada a todo lo nuevo, buscando o generando nuevas situaciones para probar,
descubrir, capacitarse; esto último también demanda mucho tiempo si no es que
uno trabaja específicamente de probar vinos todos los días de su vida, como
puede ser el caso de un vinotequero, un bloguero del vino o un periodista
especializado.
El Premium Tasting es como esa oportunidad
para que en dos jornadas, tanto gente que se desempeña en la industria, como
consumidores interesados en la actualidad de nuestros vinos, tengan un
detallado resumen de los temas que nos rodean, digamos los de mayor interés; y
además la posibilidad de probar un muestreo considerable de las etiquetas más
importantes que se están elaborando en la actualidad.
La primera jornada se dividió en cinco
seminarios que duraron aproximadamente 8 horas, y la segunda, la de la cata principal que se desarrolló en tres y donde se probaron 42 vinos agrupados en diversas tandas.
Las clínicas del primer día fueron pensadas
para ir abordando diferentes temas, muy bien seleccionados por Nico ya que son
aquellos que nos tocan de cerca; y que lógicamente como todo evoluciona, año
tras años se van renovando o justamente ante la constante transformación van
naciendo nuevos.
Cada vez hablamos más sobre la importancia de
como influyen los lugares sobre los vinos que bebemos y pueden mostrar claras
diferencias al momento de degustarlos; precisamente a raíz de ello no faltó en
una de las exposiciones el aporte del geofísico Guillermo Corona, autor del
reciente libro "La
Geografía del Vino", hablando sobre las
características geológicas y geográficas de cada uno de los lugares a la
par que productores de diversas provincias de nuestro país hacían sus
respectivas presentaciones relacionándolas junto al aporte de Corona.
Quienes cada vez ganan más protagonismo entre los vinos que elegimos son los "pequeños productores", Nico los agrupó en dos tandas de siete productores cada una para que presenten sus vinos, relaten su historia, y tuvieran esa posibilidad de mostrarse ante una tan interesada audiencia; nunca mejor el nombre de esa clínica que se llamó "Pequeños productores, grandes historias"
Muy interesante en estas tandas es la gran diversidad que uno encuentra entre
estas propuestas, producto de la originalidad en las miradas sobre los diversos
lugares donde elaboran, productores que en algunos casos son generadores de
vanguardia, muchas ideas o tendencias suelen nacer precisamente en este tipo de
pequeños proyectos.
Hablando de pequeñas producciones y partidas limitadas, una de las charlas que más me aportó debido a que nada conocía fue "VIGNO, una mirada al Carignan", un pequeño grupo de elaboradores chilenos, más precisamente del Maule, que tratan de recuperar antiguas plantas de carignan en una delimitada zona de secano, persiguiendo antiguas prácticas de elaboración con el fin de lograr los sabores más puros de esta cepa que si bien no se la suele reconocer masivamente, ni regularmente entre las de mayor calidad enológica, en mi opinión fue sumamente atractivo el "profundo sabor" de la variedad potenciado lógicamente por el valor histórico aportado por la antigüedad de las viñas.
Poner en valor antiguos viñedos es una tendencia que estamos encontrando cada vez
más también en nuestro país. Me pareció admirable como esta "Asociación de
Vignateros de Carignan" en sus etiquetas priorizaran el nombre que los
identifica, la variedad y la región por sobre la marca del vino o nombre del
productor que lo elabora. Es fácil reconocerlos, porque la palabra
"Vigno" es lo primero que uno puede leer cuando se enfrenta a alguna
de ellas.
Precisamente otra de las tandas también tuvo
que ver con la historia, pero con la que vienen construyendo nuestros vinos, y
le tocó a Andrés Rosberg, el Presidente de la Asociación de la Sommellerie Internacional
(ASI), quien bajo la temática "20 años no es nada", seleccionó y
presentó vinos argentinos, todos con más de 20 años de guarda.
Fueron doce vinos en total comenzando con un Rutini Traminer 1999,
y culminando con un Trapiche Fond de Cave 1971, que más allá que se
encontraba vivo sin haber sido un vino pensado para la guarda, generó un
momento muy emotivo en la sala, y en lo personal más aún ya que coincide con el
año de mi nacimiento. No es la primera vez que me encuentro con vinos de los
70, y elaborados con una enología que nada tenía que ver con la de los últimos
20 años, e hicieron un buen papel.
Será que habrá que tener más presentes algunas
prácticas de aquella época? Mucho aprendimos y evolucionamos en estos últimos
años, pero evidentemente es importante también no olvidar los orígenes.
La importancia de la historia sirve para ver
de dónde y cómo venimos, el presente para no perder detalle sobre qué estamos
haciendo hoy e ir previendo el futuro, empezar a familiarizarnos con nuevos
temas.
Algunos, lejos de ser masivos, cercanos o
estar bien visualizados hoy, sin embargo son fundamentales para el cuidado y el
compromiso con el medio ambiente y de eso trató la charla que moderó la
sommelier Valeria Mortara sobre el tema sustentabilidad donde fueron
productores de diferentes regiones vitivinícolas del mundo como Chile,
Argentina, Estados Unidos e Italia, que detallaron el manejo de la
sustentabilidad en cada una de sus bodegas. Buena idea la de Nico al convocar y
mostrar como el tema también es considerado en los diversos países, tan
importante este punto que claramente nos debe involucrar a todos.
Hasta allí un resumen de la primera jornada,
extensa, bien diversa, con muchos temas que nos quedaron a flor de piel, y que
nos hacían entrar bien en calor para lo que sería la cata principal del día
siguiente.
La misma se desarrolló repartida en nueve
tandas donde se probaron un total de 42 vinos a ciegas, que ocupó
aproximadamente 3 horas y convocó a 550 personas en el Salón del Hotel
Intercontinental.
Imagino que al igual que yo habrán intentado
hacer la cuenta para calcular la cantidad de botellas descorchadas o copas
utilizadas en un servicio que fue impecable, a pesar de semejante magnitud.
Creo que no les comenté, pero un porcentaje importante de los presentes no eran
residentes de Mendoza, es decir público de los más diversos lugares (Buenos
Aires, Salta, Chile, Brasil, Perú entre otros) que viajaron expresamente para
asistir al Premium Tasting.
El "gran tasting" fue conducido por
la sommelier Valeria Mortara, vice-presidente de la Asociación Argentina
de Sommelier y una gran profesional que queremos y conocemos bien por
desempeñarse especialmente en alta gastronomía, Michael Schachner,
periodista especializado en vinos reconocido por sus artículos en la
publicación Wine Enthusiast, y el periodista chileno Patricio Tapia,
también cercano a nosotros porque desde hace varios años lo seguimos a
través de su Guía Descorchados Argentina, y además ya es la tercera vez
que participa en el Premium Tasting Mendoza.
Siempre es muy positiva la combinación de diversos profesionales para este
panel porque cada uno aporta su mirada en el momento de la cata y son ellos
mismos los encargados de presentar los vinos e invitar a los representantes de
cada uno al momento de ir descubriendo las muestras. No olvidemos que
las catas son a ciegas y que se conocen los vinos una vez terminado cada
flight.
Destacar también el buen nivel que
están teniendo nuestros vinos, siempre lo hacemos, mencionar mis
elegidos a ciegas no creo que en este momento aporte demasiado ya que hay una
cuota importante de gusto personal y que tiene que ver con lo estilístico. De
hecho en muchos casos mis compañeros de mesa elegían sus podios bastantes
diferentes a los míos.
Creo que lo importante es que cada uno de los
flights los agrupaba una temática, previo a cada degustación Nico aclaraba
sobre cuáles eran los puntos en común entre los vinos de cada tanda: suelos con
más presencia de piedra, vinos de altura de diversas regiones, diferentes
variedades en zonas clásicas, el malbec en Gualtallary, cabernet franc, el
malbec combinado en cortes, zonas vitivinícolas históricas.
Y en una de ellas, ante la pregunta del
conductor sobre si los vinos servidos podrían ser de Altamira o Gualtallary,
más allá que entre tanta gente casi nadie quiso arriesgar, yo que bastante
acostumbrado estoy a este tipo de prácticas, creí que eran de la primera de las
mencionadas, y la realidad fue que la mayoría provenían de Gualta.
Es ahí uno se vuelve a replantear cuanto nos
falta aprender y poder estar mas familiarizado con las características de
cada lugar.
Pero como siempre digo, todos estamos
aprendiendo, recorriendo un camino tan largo que nunca va a terminar porque en
la medida que lo vamos transitando es como que el destino cada vez esta más
lejos pero poco nos importa porque lo disfrutamos, y en ese camino desde hace
nueve años tenemos una parada bien placentera y que es ya obligada, al menos
para mi, fundamental para quienes amamos el vino, se llama Premium Tasting y
queda en la ciudad de Mendoza.
(Las fotos que ilustran fueron aportadas por la organización del evento)
(Las fotos que ilustran fueron aportadas por la organización del evento)
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