miércoles, 1 de diciembre de 2010

"Cumple y cata"

Con la misma constancia que desde el primer día, el cuervo Adrián sigue probando, calificando y sumando información en su blog Vinos en Buenos Aires, el mismo que recientemente cumplió su segundo año online y lo festejó, fiel a su estilo, con una cata a ciegas y tremenda picada, en Ozono Drinks, vinoteca ya conocida por muchos de nosotros. Este año, a los invitados habituales se sumó el amigo y colega marplatense José, del Blog Wine MDQ.

Las etiquetas degustadas fueron un tanto atípicas y de un nivel de precio medio; creo que el anfitrión buscó sorprender con su selección sin acudir a etiquetas de alta gama para que eso ocurriera.

Como es lógico, el primero de la noche fue un blanco, limpio y brillante, de intensidad aromática media, fresco y con algunos herbáceos; se notaba que era un vino de rango medio, pero lo que nadie podía imaginarse era que se trataba de un Viña de Narvaez Sauvignon Blanc 2007, un “blanquito” que rompió con la regla de que los SB son para beber jóvenes, y que casi se hacía sentir como si fuera un blanco del año.

La segunda tanda la protagonizaron dos Cabernet de Familia Bonfanti. De mi poca experiencia con esta bodega mendocina tenía opiniones dispares, y lo mismo pasó con estos vinos, cuyo precio estimo debe rondar los $ 30. El primero fue un 2007, al que encontré con muy poca fruta y un tanto desequilibrado, con cierta acidez y algunos amargos que no me terminaban de cerrar. Mejor resultó el 2006 de la misma etiqueta, mucho más redondo y agradable que el anterior, también con la misma nota de roble tostado, pero esta vez acompañando mucho mejor.

A continuación, la tercera parte, para mí la más interesante de la noche, ya que la buena nota la dio una etiqueta no muy reconocida y que además cargaba con ocho años desde su elaboración.

La mini vertical

Santa Julia Magna 2005: de intensidad colorante media/baja, perdió buena parte de su fruta, sobresale un poco el alcohol y en su paso por boca me hace recordar a un cabernet (variedad mayoritaria en la composición de este blend). Discreto; si tengo en cuenta que es 2005, bien.

Santa Julia Magna 2003: increíble; con dos años más de guarda que el anterior, su potencia aromática es mayor, más fruta, taninos presentes y la sensación de mayor volumen en boca. Fue el preferido de algunos de los asistentes. Con la misma base de Cabernet llegó hasta aquí más entero que el anterior.

Santa Julia Magna 2002: si uno observaba el color de las tres muestras tenían tonos parecidos, evolucionados y de baja intensidad, pero este último además conservaba una brillantez que lo destacaba de los anteriores. El vino comenzaba a anticiparme cierta vivacidad que desenvolvió en su paso por boca, donde se fue abriendo despacio, y lo mejor lo entregó en el último sorbo: acaricia el paladar, algo de fruta pacificada, terciarios y una pizca de acidez, de seguro la columna vertebral para que haya llegado así hasta hoy. Muy bien este 2002, cuyo corte original en ese entonces era a base de Malbec; seguramente, la fruta y acidez original fueron las piezas fundamentales para que ocho años después siga encontrándose tan bien.


Esperaba más

Llegó el momento de otro dúo, perteneciente a un establecimiento del cual tengo un buen concepto, pero en esta oportunidad me dejó con ganas de más. Me refiero a Bodega Fabre Montmayou.
El primero fue el Gran Reserva Cabernet Sauvignon 2005, de intensidad colorante media, fruta madura y evolucionada, con cierta nota fresca pero al mismo tiempo algo alcohólico y desequilibrado. No me gustó.
El segundo de la misma etiqueta, pero un año más joven (ya que era 2006), entregó bastante más. Digamos que entre las dos añadas la diferencia fue muy notable. Mayor intensidad en color y aromas (jalea de frutos negros, higos maduros, algo de cuero y tabaco); franco en boca, de taninos marcados.Si bien fue del agrado de algunos de los invitados, a mí no terminó de convencerme, y más si tengo en cuenta que su precio es $ 110/botella.

Cierre

El que llegó en último lugar, traído por uno de los invitados, fue el Prelatura Syrah 2007, elaborado por los monjes agustinos en Catamarca, Valles Calchaquíes, a 2000 msnm, en el límite con Salta.

A primera vista, su carga colorante me confirmaba que era un vino de altura y la potencia de su nariz correspondía con esa intensidad de color; sus aromas me recordaron a tierra húmeda, hongos, bosque, y hasta encontré una nota que no puedo definir pero que suelo encontrar en otros catamarqueños. En boca se mostró como rustico, con algunas aristas, falto de fluidez; no sé si mejorará, pero a pesar de eso me resultó un vino atractivo por ser particular en aromas y porque en copa tendió a mejorar. En resumen, me dejó buena impresión y deseos de conocer otras etiquetas de esta bodega.

Entre la charla y tantas cosas ricas para comer, enseguida se hicieron cerca de la 1:30 de la madrugada del miércoles y quedaron muchas botellas (cinco) sin descorchar. Las sorpresas del Cuervo quedarán para otra agradable reunión.

2 comentarios:

  1. Impresionante esta cata y festejo!!! Muy buena experiencia, los felicito.
    Avisen si organizan algo la semana del 27/12 que estaría por Baires.
    Abz

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