jueves, 3 de febrero de 2011

"Amalaya de Amalaya"


Quizás suene raro, pero Amalaya, que para todos es el nombre de un vino, desde hace seis meses es la nueva bodega(*) de Hess Family Latin América(**). Ubicada en la zona alta de Cafayate, es la segunda bodega que el grupo instala en nuestro país, ya que la primera es Colomé (de donde hasta el momento salía el vino Amalaya), que también se encuentra en la provincia de Salta pero por un pesado camino de ripio 115 km al noroeste de la anterior.

Estimo que el objetivo de una nueva bodega y viñedos en Cafayate, además de colaborar de manera considerable al aumento de la capacidad de producción y estar en una zona más accesible para el turismo vitivinícola, también será delimitar los segmentos del mercado a los que apuntará cada una de las dos empresas del grupo: Colomé, la de los vinos de alta gama, que ya gozan de un reconocimiento a nivel internacional, y quizás para un público más especializado, y la nueva Amalaya, que sin perder la expresión de la región, se enfoca más al segmento de consumo medio, de etiquetas más masivas, vinos jóvenes de mayor producción y rotación en góndola, que tendrán acceso a otros canales de venta, como pueden ser los supermercados. Si buscamos una comparación, podríamos decir que Bodega Amalaya será a Bodega Colomé en Salta lo que Bodega El Portillo es a Bodega Salentein en Mendoza: dos establecimientos independientes pero de un único capital (holandeses en el caso del ejemplo mendocino).

Recuerdos

El Amalaya es un viejo conocido, un blend histórico a base de Malbec, que llevaba el sello de Bodega Colomé y que supo conmovernos año tras año; un vino de culto, en lo personal, que en su añada 2007 alcanzó el punto máximo en su calidad (de hecho me hubiera gustado haber guardado alguna botella , dichosos quienes la conservan) y que a partir de su añada 2008 cambió considerablemente su estilo, aumentando el porcentaje de Malbec en su composición, tornándose algo ligero y, por ende, más fácil de beber. Si bien cuestioné ese cambio, es posible que ya comenzara a estar en mente de los productores esta separación de empresas, pero ahora prefiero dejar de lado el pasado para dedicarme a la actualidad y a los nuevos lanzamientos.

El porfolio de Bodega Amalaya

Por el momento está compuesto por tres etiquetas que se ubican bajo el nombre Amalaya, pero estimo que en el transcurso del 2011 se irá ampliando con una segunda línea llamada Territorio, que serán varietales para el consumo anual y con las cepas más distintivas de la región.

1) Amalaya Blanco 2010 ($ 35) - 90% Torrontés/10% Riesling
El primer día que llegó el vino a Buenos Aires no aguanté la ansiedad por probarlo. Como suelo prestar especial atención a vinos de ese segmento de precios que todavía siguen siendo medianamente accesibles, ésta fue una excelente excusa para pedir sushi y disfrutar la novedad en familia. Por suerte, no desilusionó. Me encontré con un “torro” de expresión media, domesticado y con cierta elegancia. Fresco en nariz, con notas que recordaban a ensalada de frutas, piedras mojadas y suaves florales; franco, ya que en su paso por boca repitió exactamente los mismos aromas de la olfacción, equilibrado y sin acentuados amargos en su recuerdo. Un lindo vino de precio acertado y que se puede disfrutar solo o con alguna gastronomía acorde. Me encantó también la idea del corte y que el “torro” sea el actor principal. Creo que es una cepa que incluso en pequeños porcentajes puede poner su sello y aportar complejidad.

2) Amalaya Gran Corte 2009 ($ 75)
Busqué otro momento especial para disfrutarlo: la parrillada dominguera que además de carne tuvo un salpicón de sabrosos vegetales asados que vale la pena comentar(***). Volviendo al vino, no entiendo por qué le pusieron Gran Corte si el 90% es Malbec y para las normas de nuestro país con ese porcentaje entraría en la categoría varietal (y no de corte), pero me imagino que esta respuesta la debe tener algún representante de la bodega. El otro 10% de su composición se reparte entre Cabernet Franc y Tannat. En el momento de la degustación, al servirlo en el copón mostró profundidad en su color e inmediata expresión de aromas, con la tipicidad que aporta la región y donde los aromas del roble (tostados, vainilla) tienen bastante protagonismo, pero así y todo queda muy bien montado sobre la fruta del vino. En boca es de entrada dulce y, como buen salteño, su alcohol no se queda atrás, pero tampoco molesta; tiene un buen recorrido en el que cierta nota láctica colabora a que sea más agradable aún. Evidentemente a la bodega le queda claro el concepto de hacer vinos bebibles. Si bien está recién salido al mercado y listo para disfrutar, esto no quita que en seis meses sea un mejor momento aún. Teniendo en cuenta que soy medio “criticón”, y pensando en su rango de precio, mi consulta va más allá: ¿en uno o dos años el vino va a crecer? Si eso ocurre, su precio me parecerá acertado.



3) Amalaya 2009 ($ 50) - 75% Malbec/10% Cabernet Sauvignon/10% Syrah/5% Tannat
Había bebido este vino ni bien salió al mercado a principios del 2010, tal como ya anticipé al comienzo. Hoy, casi un año después y luego de escuchar a algunos entendidos que habían encontrado una mejoría, vuelvo a probarlo. En mi opinión, el vino cambió pero no para mejor, es como que evolucionó rápidamente en aromas: aquello que yo interpreté como claro aroma a frutas (especialmente uva molida), hoy lo encuentro un tanto indefinido y disperso (quizás algo especiado y de madera). ¿Qué creo? Que posiblemente lo mejor sea beberlo dentro del año a partir de su aparición. Vale aclarar un detalle: la reciente degustación la hice sobre una botella de 375cm3, tamaño de envase que no es precisamente el más recomendado para una buena evolución.


Las novedades de Colomé

Si bien la bodega sufrió la migración de su caballo de batalla (el Amalaya), de un año a esta parte al porfolio de Colomé, hasta el momento conformado por el Torrontés, el Estate Mabec y el Reserva, se le fueron sumando algunas figuras en una segunda línea y bajo la denominación “Lote Especial” (LE). Desde la bodega supieron transmitir que los vinos que conformarían esta nueva etiqueta serán partidas únicas, es decir, que no necesariamente se mantendrán año a año. 

El primer “LE” que conocimos en Buenos Aires hace ya casi un año fue el Syrah 2007, muy poca cantidad de botellas de un vino actualmente agotado en bodega y que hace muy poco tuve oportunidad de probar, de destacable personalidad que supo evolucionar bien y creo que lo seguirá haciendo.

A mediados del 2010 aparece la segunda novedad: LE Tannat 2009. Con la excusa de completar este informe, descorché una botella hace pocos días. De color rojizo, al punto que tiñe la copa al girar; en nariz le cuesta expresarse, sin demasiada complejidad, me recuerda a cereza madura y cuero. Sus 14,8° de alcohol se hacen notar, pero en boca se balancea bastante con su marcada acidez, y se hacen llevaderos. Por lo tanto, es importante tener en cuenta los mencionados atributos al momento de la elección del plato que lo va a acompañar. Quizás un poco más de botella lo hagan más ameno en boca, pero tampoco creo en una larga guarda. Volví a probar el vino veinticuatro horas más tarde, luego de haberlo conservado con la botella abierta en la heladera, y noté un cambio radical: la fruta apareció con todo, acompañada de una nota caramelizada que me encantó, repitiendo en boca esos agradables aromas; parecía otro vino, recién en ese momento comenzó a justificar su precio de $ 90/botella.

Actualmente, la línea la completan un LE Malbec 2009 que aún no probé, ya que me rumorearon que le faltaba tiempo en botella, y un LE Tardío Torrontés 2010, al cual le di su oportunidad hace muy pocos días junto a los muchachos de “El Vino del Mes”. Me resultó un dulce agradable con predominancia de aromas frutales, en boca gana intensidad aromática, es untuoso y al mismo tiempo posee buen equilibrio entre el alcohol, dulzor y acidez, pero a mi criterio le reclamo un poco más de complejidad a este Tardío que con sus 500cm3 se ubica en el rango de $ 60. Igualmente no deja de ser un buen debut en este estilo de vino, y en el futuro la complejidad se la puede sumar un toque de crianza en roble.

Aprovechando este repaso por los vinos de la bodega, volví a tomar el Colomé Torrontés 2010 ($ 48), y lo disfruté mucho más que aquel día en Vinos de Lujo;. Resultó muy fragante y perfumado tanto en nariz como en boca. Un vino elegante, y al mismo tiempo con tipicidad, que es competitivo con los pares de su segmento.

El porfolio lo completan los reconocidos Colomé Reserva y Estate Malbec que hace rato que no los pruebo, por lo tanto no puedo emitir comentario.

¿Qué espero como consumidor?

De tener sólo cuatro etiquetas hace un par de años, evidentemente Hess Family va por muchas más en nuestro país. Tengo mucha expectativa en sus próximos lanzamientos (línea Territorio) ya que estarán en un segmento muy competitivo y ahí para destacarse entre tantos vinos de la góndola necesitarán tener muy buena relación precio/calidad. Como ya dije, me gustaron sus dos blancos secos, espero que sigan así. También quisiera que el Amalaya (tinto clásico) se pareciera aunque sea un poco a aquel 2007, y que los vinos que salgan con la etiqueta  “Lote Especial” tengan siempre atributos y características para portarla, como sí la tenía, por ejemplo, el Syrah.

(*) La nueva adquisición se encuentra más precisamente en la zona de El Divisadero, y se trata del mismo establecimiento donde antiguamente funcionaba Familia Muñoz. Además, poseen tres fincas propias: La Brava, Amalaya y La Mercedes. El proyecto apunta a elaborar 2 millones de litros a mediano plazo y estiman plantar, en los próximos años, 100 hectáreas más a las 90 que ya hay en producción.

(**) Hess Family Estates es una empresa familiar domiciliada en Suiza, dedicada a la elaboración de productos de alta calidad para el sector gastronómico y turístico. Su actividad central es la producción y comercialización de vinos de alta calidad en destacadas zonas vitivinícolas del mundo como California (EE.UU.), Sudáfrica y Australia. Actualmente, los vinos de esas regiones se pueden conseguir sin mucha dificultad en nuestro país, si bien la mayoría no los probé tengo entendido que algunos son muy recomendables.



(***) La reducción del consumo de carne (vaca y cerdo) en el asado dominguero (motivos: 50% salud / 50% bolsillo) me llevó a empezar a tirar, cada vez más seguido, algunos vegetales a la parrilla con el fin de obtener diferentes combinaciones que puedan servir como guarnición. En esta ocasión asé vegetales (morrón rojo, morrón verde, cebolla, cebolla de verdeo, choclo, cabeza de ajo) a fuego directo durante aproximadamente quince minutos, para más tarde pelarlos y limpiarlos, y luego terminé  agregando champignones fileteados y salteando toda la preparación durante cinco minutos con aceite de oliva El Plata Extra Virgen en sartén de acero (directo sobre las brasas) para que se fundan los diferentes aromas. Luego lo reservé para que se enfriara mientras esperaba que terminaran de asarse los cortes de carne. ¡Excelente acompañamiento! Sano y económico.



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