Hace muy poco tiempo, en el foro de vinos TANINOS, espacio web para la discusión sobre vinos, que frecuento desde hace varios años y en el que veces suelo participar, tuve un intercambio de opinión con otro forista, que me gustaría compartir con ustedes aquí.
El tema en cuestión fue el “Vino Torrontés”, y me pareció interesante porque quedaron expuestos dos enfoques bastantes diferentes sobre esta uva: por un lado, el de un apasionado consumidor local, y por el otro, el de alguien con un paladar de mayor experiencia a nivel internacional y bastante más crítico.
A continuación les dejo la discusión copiada textualmente y, sobre el final, una breve conclusión al respecto y también una invitación.
28/05/2010
Dijo usuario Machairodus:
Este fin de semana largo probé en Doppio Zero (excelente restaurante) el San Pedro de Yacochuya Torrontés 2009. El vino estaba muy bien. Realmente lo disfruté. Sin embargo, no puedo dejar de pensar en las presuntas cualidades enológicas del Torrontés. En lo personal, no me cierran tres aspectos:
1) Tipicidad: mucho se habla de la singularidad aromática del Torrontés. Francamente, no veo nada que esta variedad aporte que no puedan darnos, con más finura y complejidad, variedades como Moscatel y Gewürztraminer y, en menor medida, Rieslings jóvenes.
2) Acidez: nunca, jamás, probé un Torrontés fresco. Siempre son vinos chatos, sin la acidez refrescante que le da nervio y vida a los vinos blancos.
3) Amargor: casi todas las versiones de Torrontés terminan con una nota amarga no muy agradable.
Entonces, mi pregunta es: ¿vale la pena este vino como cepa emblemática argentina? Comercialmente, pienso que sí. Una cepa autóctona que no existe en otros países debe ser más atractiva comercialmente que, por ejemplo, un Chardonnay argentino, que va a tener que competir con miles de ejemplares excelentes de Australia, California y Francia. ¿Pero tiene la Torrontés las cualidades necesarias para imponerse en el mundo más allá de la moda pasajera (cualidades que sí tiene, por ejemplo, el Malbec)?
Por otra parte, ¿puede elaborarse Torrontés con buena acidez y sin tanto amargor?
30/ 05/2010
Dijo usuario Musu:
Ya que se abrió el tema Torrontés, a continuación les dejo mi “humilde” opinión luego de haber probado varios vinos de esta cepa en estos últimos años y leído algo de información en los medios, sobre su crecimiento en las exportaciones.
Digo “humilde” ya que si bien probé blancos de diferentes regiones del mundo, seguramente no fueron los suficientes como para apoyar o contradecir la opinión de Macha (que me consta que prueba muchos vinos de afuera) respecto a la Moscatel, Gewürztraminer o Rieslings.
Me imagino que de la misma manera que los enólogos locales dicen que el techo para el Malbec está lejos aún, salvando las distancias, puede que ocurra lo mismo con el torrontés. Que tuvo una evolución, creo que es indiscutible; estos últimos años se lograron vinos de aromas más delicados, se comenzó a trabajar con barrica y bien, usándola para aportar complejidad y en ningún momento maderazo.
Sí, son muy pocas las etiquetas, pero las hay. Tengo un buen recuerdo de la única vez que probé el Gran Linaje de Etchart (me queda pendiente volver a probarlo), según algunos amigos el Quara Reserva se encuentra muy bien y según “todos” (me incluyo) los que lo probaron el Don Salvador, también.
Hace cuatro años probé el primer torrontés de una bodega sanjuanina (muy caro) con crianza en barrica, me pareció un espanto: era madera exprimida. En ese momento descarté la crianza en roble, después de un tiempo quedó demostrado lo contrario con estas etiquetas mencionadas.
Creo que hay que esperar para que estos buenos exponentes se multipliquen, no olvidemos que somos un país nuevo en hacer vinos de calidad y se necesita tiempo.
Con respecto a los tres puntos resaltados:
1) Tipicidad: si hay algo que caracteriza al “Torro” es tipicidad, si te ponen un vino a ciegas, fácilmente se lo distingue, con respecto a finura dependerá del trabajo del viñedo, vinificación y crianza.
2) Acidez: me incluyo y yo también en un momento se la reclamo al Don Salvador, ahora por tener la justa, no me parece que no sea agradable de beber o fofo en la boca, quizás me da cierta incertidumbre su futuro, pero hoy está bárbaro.
3) Amargor: con estrictos cuidados y acortando tiempo de maceraciones se atenúa considerablemente.
Con respecto a las preguntas de Macha:
¿Vale la pena este vino como cepa emblemática argentina?
Que sea emblemática o no imagino que surge sólo y es cuestión de tiempo y demanda, si lo piden debe ser porque les gusta y no creo que eso tenga nada de malo. Seguramente nuestros Chardonnay o S.Blanc, como bien dice Macha, no puedan competir ni ahí afuera.
¿Nos distingue el torro? Y bueno, aprovechemos y tratemos de sacar lo mejor de él.
Según Macha carece de virtudes que sí tienen otros blancos. Y es posible que así sea, pero tiene otras particularidades que la mayoría de los blancos no tienen, seguramente su atractivo no será la frescura y acidez y se distinguirá simplemente por “ser diferente”.
¿Puede elaborarse Torrontés con buena acidez y sin tanto amargor?
Me meto en un terreno a tocar de oído, con respecto a la acidez puede que tenga más que ver con la región que con la cepa. Es indiscutible que el “torro” logre su mejor expresión en Salta y también sabemos que muchas veces los vinos salteños no se caracterizan precisamente por ser súper frescos.
Ahora me viene a la cabeza un torrontés que a Macha creo que le gustaba mucho, con buena acidez, y no es salteño, me refiero al Tardío Otoñal 2005 de Santa Florentina (La Rioja), con doce meses de roble y actualmente agotado en bodega, ejemplo de torrontés que a pesar de su pronunciado dulzor era fresco y fluido en boca e invitaban a otra copa, esa destacada acidez, que seguramente haya sido natural le dio hasta ahora cinco años de vida (casualmente la semana pasada un amigo me dijo que tomó una botella del 2005 y estaba increíble). La misma bodega tiene torrontés de bajo precio, más frutales/ florales y también muy frescos al paladar.
Quizás lo mío sea más una expresión de deseo:si el crecimiento que percibí hasta ahora sigue, todo bien. En caso contrario, será una moda pasajera, como dice Macha.
03/06/2010Dijo usuario Machairodus:
Interesantes reflexiones de Musu...
Coincido con que el Torrontés hoy es mucho mejor que hace unos años. Los vinos son más expresivos, están más pulidos, y esta tendencia parece seguir año a año.
Mi duda sobre la acidez tiene que ver, además, con otro tema: nuestro paladar está habituado a niveles muy bajos de acidez en comparación con los gustos predominantes, por ejemplo, en Europa. Lo que para nosotros puede parecer "alta acidez", para un británico casi con seguridad será algo así como "acidez moderada". Entonces no sé hasta qué punto las bodegas elaboran Torrontés de baja acidez para satisfacer al paladar local o porque la uva es incapaz de dar más acidez (o porque para darla, se sacrificarían otras características, como expresividad aromática). No lo sé.
Por otra parte, en mi experiencia, resulta prácticamente imposible distinguir a ciegas por medio del olfato un Torrontés de un Gewurz, Moscatel o algunos Rieslings jóvenes y limpios (que no presentan las famosas notas a kerosene). Sin embargo, en boca el Torrontés es inconfundible: amargor y baja acidez.
Casualmente, luego de esta polémica, asistí al “Salón Vinos de altura 2010” donde, entre otros vinos, pude probar cerca de veinte Torrontés salteños, e interpretar mejor la mirada del usuario “Machairodus” y su reclamo por algunas cualidades para la competencia a nivel internacional.
Conclusión:
Me voy a meter en un terreno que no conozco, pero en el que tengo mis sospechas, ya que no sólo pasa con el “torro”, sino en general con los blancos de nuestro país. Creo que el problema tiene que ver más con el trabajo que se le aplica al viñedo y al propio vino dentro de la bodega.
Quizás haya que tener que experimentar más finamente para entender aún mejor a la cepa y poder sacar lo mejor de ella. De la misma manera que se dice trabajar el Malbec (por ejemplo, con micro vinificaciones identificando sus diversas expresiones en pequeñas porciones de terroir y aspirando año a año un producto de excelencia), debería trabajarse con los blancos, sobre todo con el Torrontés, por lo que ya sabemos que significa para nosotros y para el mercado internacional también.
¿Hubo crecimiento en la calidad? Sí, pero el camino es largo y lo estamos empezando a transitar recién ahora. Las características de la cepa y la región ya las conocemos, ahora creo que debería comenzar a expresarse más nítidamente la mano del hombre.
Invitación:
Así como este medio nos permite confrontar opiniones, estaría bueno que ustedes también agreguen la suya, todo suma al conocimiento. Queda abierto el tema.
El tema en cuestión fue el “Vino Torrontés”, y me pareció interesante porque quedaron expuestos dos enfoques bastantes diferentes sobre esta uva: por un lado, el de un apasionado consumidor local, y por el otro, el de alguien con un paladar de mayor experiencia a nivel internacional y bastante más crítico.
A continuación les dejo la discusión copiada textualmente y, sobre el final, una breve conclusión al respecto y también una invitación.
28/05/2010
Dijo usuario Machairodus:
Este fin de semana largo probé en Doppio Zero (excelente restaurante) el San Pedro de Yacochuya Torrontés 2009. El vino estaba muy bien. Realmente lo disfruté. Sin embargo, no puedo dejar de pensar en las presuntas cualidades enológicas del Torrontés. En lo personal, no me cierran tres aspectos:
1) Tipicidad: mucho se habla de la singularidad aromática del Torrontés. Francamente, no veo nada que esta variedad aporte que no puedan darnos, con más finura y complejidad, variedades como Moscatel y Gewürztraminer y, en menor medida, Rieslings jóvenes.
2) Acidez: nunca, jamás, probé un Torrontés fresco. Siempre son vinos chatos, sin la acidez refrescante que le da nervio y vida a los vinos blancos.
3) Amargor: casi todas las versiones de Torrontés terminan con una nota amarga no muy agradable.
Entonces, mi pregunta es: ¿vale la pena este vino como cepa emblemática argentina? Comercialmente, pienso que sí. Una cepa autóctona que no existe en otros países debe ser más atractiva comercialmente que, por ejemplo, un Chardonnay argentino, que va a tener que competir con miles de ejemplares excelentes de Australia, California y Francia. ¿Pero tiene la Torrontés las cualidades necesarias para imponerse en el mundo más allá de la moda pasajera (cualidades que sí tiene, por ejemplo, el Malbec)?
Por otra parte, ¿puede elaborarse Torrontés con buena acidez y sin tanto amargor?
30/ 05/2010
Dijo usuario Musu:
Ya que se abrió el tema Torrontés, a continuación les dejo mi “humilde” opinión luego de haber probado varios vinos de esta cepa en estos últimos años y leído algo de información en los medios, sobre su crecimiento en las exportaciones.
Digo “humilde” ya que si bien probé blancos de diferentes regiones del mundo, seguramente no fueron los suficientes como para apoyar o contradecir la opinión de Macha (que me consta que prueba muchos vinos de afuera) respecto a la Moscatel, Gewürztraminer o Rieslings.
Me imagino que de la misma manera que los enólogos locales dicen que el techo para el Malbec está lejos aún, salvando las distancias, puede que ocurra lo mismo con el torrontés. Que tuvo una evolución, creo que es indiscutible; estos últimos años se lograron vinos de aromas más delicados, se comenzó a trabajar con barrica y bien, usándola para aportar complejidad y en ningún momento maderazo.
Sí, son muy pocas las etiquetas, pero las hay. Tengo un buen recuerdo de la única vez que probé el Gran Linaje de Etchart (me queda pendiente volver a probarlo), según algunos amigos el Quara Reserva se encuentra muy bien y según “todos” (me incluyo) los que lo probaron el Don Salvador, también.
Hace cuatro años probé el primer torrontés de una bodega sanjuanina (muy caro) con crianza en barrica, me pareció un espanto: era madera exprimida. En ese momento descarté la crianza en roble, después de un tiempo quedó demostrado lo contrario con estas etiquetas mencionadas.
Creo que hay que esperar para que estos buenos exponentes se multipliquen, no olvidemos que somos un país nuevo en hacer vinos de calidad y se necesita tiempo.
Con respecto a los tres puntos resaltados:
1) Tipicidad: si hay algo que caracteriza al “Torro” es tipicidad, si te ponen un vino a ciegas, fácilmente se lo distingue, con respecto a finura dependerá del trabajo del viñedo, vinificación y crianza.
2) Acidez: me incluyo y yo también en un momento se la reclamo al Don Salvador, ahora por tener la justa, no me parece que no sea agradable de beber o fofo en la boca, quizás me da cierta incertidumbre su futuro, pero hoy está bárbaro.
3) Amargor: con estrictos cuidados y acortando tiempo de maceraciones se atenúa considerablemente.
Con respecto a las preguntas de Macha:
¿Vale la pena este vino como cepa emblemática argentina?
Que sea emblemática o no imagino que surge sólo y es cuestión de tiempo y demanda, si lo piden debe ser porque les gusta y no creo que eso tenga nada de malo. Seguramente nuestros Chardonnay o S.Blanc, como bien dice Macha, no puedan competir ni ahí afuera.
¿Nos distingue el torro? Y bueno, aprovechemos y tratemos de sacar lo mejor de él.
Según Macha carece de virtudes que sí tienen otros blancos. Y es posible que así sea, pero tiene otras particularidades que la mayoría de los blancos no tienen, seguramente su atractivo no será la frescura y acidez y se distinguirá simplemente por “ser diferente”.
¿Puede elaborarse Torrontés con buena acidez y sin tanto amargor?
Me meto en un terreno a tocar de oído, con respecto a la acidez puede que tenga más que ver con la región que con la cepa. Es indiscutible que el “torro” logre su mejor expresión en Salta y también sabemos que muchas veces los vinos salteños no se caracterizan precisamente por ser súper frescos.
Ahora me viene a la cabeza un torrontés que a Macha creo que le gustaba mucho, con buena acidez, y no es salteño, me refiero al Tardío Otoñal 2005 de Santa Florentina (La Rioja), con doce meses de roble y actualmente agotado en bodega, ejemplo de torrontés que a pesar de su pronunciado dulzor era fresco y fluido en boca e invitaban a otra copa, esa destacada acidez, que seguramente haya sido natural le dio hasta ahora cinco años de vida (casualmente la semana pasada un amigo me dijo que tomó una botella del 2005 y estaba increíble). La misma bodega tiene torrontés de bajo precio, más frutales/ florales y también muy frescos al paladar.
Quizás lo mío sea más una expresión de deseo:si el crecimiento que percibí hasta ahora sigue, todo bien. En caso contrario, será una moda pasajera, como dice Macha.
03/06/2010Dijo usuario Machairodus:
Interesantes reflexiones de Musu...
Coincido con que el Torrontés hoy es mucho mejor que hace unos años. Los vinos son más expresivos, están más pulidos, y esta tendencia parece seguir año a año.
Mi duda sobre la acidez tiene que ver, además, con otro tema: nuestro paladar está habituado a niveles muy bajos de acidez en comparación con los gustos predominantes, por ejemplo, en Europa. Lo que para nosotros puede parecer "alta acidez", para un británico casi con seguridad será algo así como "acidez moderada". Entonces no sé hasta qué punto las bodegas elaboran Torrontés de baja acidez para satisfacer al paladar local o porque la uva es incapaz de dar más acidez (o porque para darla, se sacrificarían otras características, como expresividad aromática). No lo sé.
Por otra parte, en mi experiencia, resulta prácticamente imposible distinguir a ciegas por medio del olfato un Torrontés de un Gewurz, Moscatel o algunos Rieslings jóvenes y limpios (que no presentan las famosas notas a kerosene). Sin embargo, en boca el Torrontés es inconfundible: amargor y baja acidez.
Casualmente, luego de esta polémica, asistí al “Salón Vinos de altura 2010” donde, entre otros vinos, pude probar cerca de veinte Torrontés salteños, e interpretar mejor la mirada del usuario “Machairodus” y su reclamo por algunas cualidades para la competencia a nivel internacional.
Conclusión:
Me voy a meter en un terreno que no conozco, pero en el que tengo mis sospechas, ya que no sólo pasa con el “torro”, sino en general con los blancos de nuestro país. Creo que el problema tiene que ver más con el trabajo que se le aplica al viñedo y al propio vino dentro de la bodega.
Quizás haya que tener que experimentar más finamente para entender aún mejor a la cepa y poder sacar lo mejor de ella. De la misma manera que se dice trabajar el Malbec (por ejemplo, con micro vinificaciones identificando sus diversas expresiones en pequeñas porciones de terroir y aspirando año a año un producto de excelencia), debería trabajarse con los blancos, sobre todo con el Torrontés, por lo que ya sabemos que significa para nosotros y para el mercado internacional también.
¿Hubo crecimiento en la calidad? Sí, pero el camino es largo y lo estamos empezando a transitar recién ahora. Las características de la cepa y la región ya las conocemos, ahora creo que debería comenzar a expresarse más nítidamente la mano del hombre.
Invitación:
Así como este medio nos permite confrontar opiniones, estaría bueno que ustedes también agreguen la suya, todo suma al conocimiento. Queda abierto el tema.
Está bueno este tópico de discución y primero aclaro que no me gusta el torrontes. Tal vez le note falta de fineza en el aroma, aunque seguro que a ciegas nos damos cuenta cual es el “torrontes”, o como bién dicen falta de acidez y demasiado amargor al final. También es poco fresco y le falta “nervio”. No obstante creo que la verdad, casi como siempre, está en el medio de los dos extremos de los comentarios que han subido. A pesar de que a mí no me guste, entiendo que la cepa tiene una tipicidad “particular” y que es casi única en el mundo, entonces opino:
ResponderEliminar1) Habría que avanzar experimentando con distintos clones y métodos de vinificación/crianza, para tratar de conseguir el vino de mayor fineza posible, a mi entender en Cafayate.
2) Debería tratarse comercialmente a la cepa como “única” y hacerla trascender de la “moda” a un vino muy particular de una “denominación de origen controlada”.
Bueno, a diferencia de Fabián, a mi me gusta mucho el Torrontés. Y en la contraposición de opiniones de la nota, estoy del lado de Musu.
ResponderEliminarEl gusto de Macha lo hace demasiado subjetivo.
Es evidente que el Torro tiene un largo camino por delante y, aunque creo que la única SubVariedad que hay que impulsar es el Riojano, no hay que unificar el estilo yendo al unicato de lo suave, fino y delicado (Torro Gay).
Es la cepa que la Argentina debe impulsar (como 2da obvio) y más allá de que acá no va a ser nunca la 2da más vendida, en el mundo y especialmente en EEUU (el mayor mercado de nuestras exportaciones), el Vino Blanco es líder y la Chardonnay es reina. Es solo cuestión de pensar un poquito y dejar de hablar gansadas del Bonarda (que no es Bonarda, pero esa es otra historia) y ponerse a trabajar más con el Torrontés.
Saludos!
Estimados,
ResponderEliminarhabiendo vivido en Cafayate y siendo mayormente un tomador de vinos tintos, varias veces me han sorprendido los torros de esas regiones. Espcialmente los que han pasado por madera, aspecto que se comenzó a explotar hace relativamente poco tiempo.
A nivel vinófilo internacional Cafayate, en buena medida, es sinónimo de Torrontés. A muchos les pueda gustar o no y creo que hay aún una fuerte cuestión de prejuicios (el clásico, "Yo blancos no tomo"). Esto pasa inclusive con los "gringos". Digo esto por que trabajo en turismo y repetidas veces he tenido que hacer recorridos por las bodegas de Cafa y alrededores.
Pero permítanme decirles que, si bien aún falta recorrido, implementación de nuevas técnicas en los viñedos y en las bodegas, se ha mejorado una enormidad y hoy por hoy los blancos cafayateños están muy bien conceptuados al igual que, por ejemplo, varios C.Sauvignon.
También influye el trabajo de comercialización y marketing. Actualmente es aún bastante poca la oferta que hay "en góndolas". Cosa que no ocurre con los vinos mendocinos.
Concluyendo, creo que en términos generales los vinos salteños son más conocidos afuera que adentro del país.
Saludos!!
Horacio